Académico propone mayor participación de estudiantes en sus propias evaluaciones

  • El investigador del Departamento de Educación Dr. Daniel Ríos, expuso en la XVI Jornada Pedagógica “Teoría y Práctica en la Formación de Profesores”, realizada a fines de junio en la Universidad Estadual Paulista (UNESP-Marilia). Planteó como uno de los desafíos centrales en la formación de profesores, que es necesario avanzar hacia una evaluación que considere un docente orientado al aprendizaje de los estudiantes.

 





El profesor Daniel Ríos, miembro del Departamento de Educación, expuso en la XVI Jornada Pedagógica “Teoría y Práctica en la Formación de Profesores”, realizada a fines de junio en la Universidad Estadual Paulista (UNESP-Marilia). Su enfoque consideró la participación de los alumnos en la evaluación para darle mayor autonomía como aprendiz permanente y sujeto responsable de su propia construcción personal y social.

El académico se enfocó en la descentralización de la evaluación en poder de los profesores, a través de la participación de los alumnos en la evaluación, por medio de la autoevaluación, coevaluación y evaluación de pares. Con esto se busca dar mayor protagonismo al estudiante con vista a otorgarle una creciente autonomía como aprendiz permanente y como sujeto responsable de su propia construcción personal y social.

Además, profundizó sobre la importancia de la retroalimentación docente para asegurar mejores aprendizajes de los estudiantes, de acuerdo a las evidencias nacionales e internacionales.

Marco de la Enseñanza

En la ocasión, el profesor Ríos presentó la ponencia “Evaluación y Gestión de Aula en la Formación Inicial de Profesores”.

Tras presentar el contexto actual y sintetizar el “Marco Para la Buena Enseñanza” del Mineduc, como el actual referente teórico y práctico del ejercicio profesional docente, el profesor Ríos se centró en los desafíos para la práctica evaluativa.

Uno de ellos es el profesionalismo del docente, donde cobra gran importancia la retroalimentación del y para el aprendizaje del estudiante, situación que conlleva una mayor responsabilidad profesional y social.

Ríos resaltó que la gestión pedagógica del docente en el aula, asociada a la variable de retroalimentación formativa, genera impactos altamente significativos en los procesos de aprendizaje y desempeño en evaluaciones de aula y en pruebas estandarizadas como TIMSS, PISA, TERCE y SIMCE, según datos de la Agencia de la Calidad de la Educación (ACE, 2015).

Asimismo, las cifras proporcionadas por el Informe Nacional de Resultados TERCE (Unesco, 2015) señalan que la práctica de la retroalimentación referida a la corrección de pruebas, tareas y guías, se asocia a 13 puntos adicionales en Matemática y 11 puntos en Ciencias para 6° básico (ACE, 2015).

Según las cifras, cuando el docente establece una retroalimentación que potencia la relación entre el contenido con la vida cotidiana de los estudiantes, la diferencia es de 8 puntos adicionales para la prueba de Lectura en el mismo grado.

Estas evidencias, según Ríos, muestran la importancia de enseñar a los futuros profesores sobre los procesos de retroalimentación durante su formación profesional. En este sentido, y en palabras de estudiantes de pedagogía, es importante la retroalimentación docente, ya que permite la “aclaración de dudas, correcciones de trabajos por parte del profesor, y relacionar la materia con hechos cotidianos”; y “la retroalimentación en clases, los trabajos según lo avanzado de la investigación y la comprensión a lo visto en las sesiones”.

Conclusiones

A modo de conclusión, Ríos propuso, como uno de los desafíos centrales en la formación de profesores, que es necesario avanzar hacia una evaluación que considere un docente orientado al aprendizaje de los alumnos (retroalimentación), tener claridad sobre las características y necesidades educativas de los alumnos y generar una nueva racionalidad evaluativa para valorar los diferentes aprendizajes: conocimiento, habilidades y actitudes.

Esta nueva racionalidad evaluativa debería contemplar el protagonismo del estudiante, orientarse por una intencionalidad formativa, estar centrada en el proceso, aplicar versatilidad instrumental, así como un uso diferenciado de espacios y tiempos escolares.

El académico propuso reflexionar y actuar respecto a temas como: qué se entiende por evaluación, cuál es su sentido, con qué intencionalidad se aplica, qué instrumentos evaluativos se utilizan, qué grado de participación tienen los estudiantes en la evaluación, si se aplica o no una evaluación diferenciada, cuáles son las condiciones institucionales para una evaluación orientada a la mejora y qué preguntas respecto a la evaluación debemos realizar como formadores de futuros formadores, para potenciar su formación profesional.