Más de cincuenta estudiantes de la universidad se dieron cita de manera espontánea en el Patio de la Escuela de Artes y Oficios para presenciar al grupo musical senegalés ‘Sonidos de África’.

Instrumentos de percusión como el djembe, el sabar y el dunun animaron el evento con ritmos folclóricos de Senegal, como el Dulumba y el Kake Lambe, que hicieron participar al público, acompañando con las palmas, cantando e, incluso, bailando junto a los integrantes de la agrupación.

Babacar Dieng, presidente de la ONG Sonidos de África que participó en la presentación, destacó la recepción de los estudiantes. “No esperábamos eso, de verdad. Uno piensa que, como son jóvenes, les va a dar vergüenza, pero no. La música y el amor no tienen fronteras”, sostuvo.

El líder del grupo explicó que los sonidos de la jornada fueron desde lo ritual hasta lo cotidiano, y que cumplen una función importante en la transmisión oral de su historia. “En Senegal, no teníamos los medios para escribir o leer. Estos tambores han sido nuestro medio de comunicación”, señaló.

“Sabemos que aquí ha habido muchos hermanos nuestros, que vinieron desde África. Tenemos la misma sangre y el mismo corazón, y seguro que tenemos el mismo ritmo”, agregó.

La Vicerrectora de Vinculación con el Medio de la Universidad, Karina Arias, explicó que el grupo fue invitado tras una gestión con el Municipio de Cerro Navia y centros culturales de Valparaíso, responsables de traerlos al país.

“Una de nuestras áreas principales a trabajar es la integración de distintas culturas y creemos que la música trasciende fronteras”, afirmó. “Ellos tenían una cercanía, conocían la Universidad de Santiago, y hay que aprovechar las oportunidades”.

La autoridad también tuvo palabras para la buena acogida del espectáculo por parte de los estudiantes. “Hay una necesidad de interculturalidad y la universidad es un escenario que debe propiciar estos espacios”, sostuvo.

Asistentes compartieron su impresión al término de la presentación. “Me parece muy buena la integración de las culturas. En todas partes debiera hacerse esto”, afirmó Katherine Machuca, estudiante de la carrera de Ingeniería en Agronegocios de la universidad.

“Es una buena iniciativa para la recreación de los jóvenes. Una forma entretenida de pasar la hora de colación”, agregó.

Sin embargo, no solo hubo integrantes de nuestra comunidad universitaria. Andrea Balet, estudiante de Artes que también hace danza afro, caminaba por el lugar cuando advirtió el evento, y se convirtió en una de las espectadoras más participativas de la jornada.

“Me pareció hermoso que se mezclen las culturas”, sostuvo. “Ahora estaban haciendo un canto al agua. Entonces, es bonito que eso se relacione con nuestra realidad, pensando que aquí estamos entrando en el invierno”, destacó.