Moisés Joaquim, profesor de inglés beneficiado con Beca Mozambique:

“En la U. de Santiago me siento más integrado”

Llegó a nuestro país en 2006, tras contraer matrimonio con una psicopedagoga chilena que conoció durante una misión católica. Desde entonces se ha desempeñado en distintos establecimientos del rubro hotelero de la Región Metropolitana; actualmente trabaja como jefe de recepción en la cadena Manquehue. Una vez titulado como profesor de Inglés y ser beneficiado con la Beca Mozambique, llegó a nuestra Universidad, lo que le permitió ingresar al Magíster de Dirección y Administración de Empresas de la Facultad de Administración y Economía (FAE).
"el que haya llegado más gente de mi raza lo hace sentir más en casa. Es lo mejor porque me siento menos solo. Incluso en la calle me encuentro con gente de Haití y me hablan en criollo, pensando que soy de allá. Ahí les debo decir que soy de África pero no por eso cambian y me cuentan como un hermano más. Familia no es sólo papá, esposa e hijos"

Como un logro califica el profesor de inglés, Moisés Joaquim, haber obtenido la Beca Mozambique del programa MBA de la Universidad de Santiago de Chile. Gracias a ésta, inició sus estudios en el Magíster en Administración y Dirección de Empresas de la FAE.

El beneficio del Plantel tiene por objetivo incentivar el pluralismo, la diversidad y la internacionalización de los estudiantes, y consiste en la asignación de una beca completa de arancel para un alumno de Mozambique que busque proyectarse en áreas del conocimiento de la economía y los negocios.

Joaquim fue escogido mediante una preselección realizada por el comité académico del MBA y desde abril ya cursa estudios en nuestra Universidad. Lo compatibiliza con su trabajo de jefe de recepción en el Hotel Manquehue Aeropuerto y su vida familiar en la comuna de Macul.

 

La vida en África

 

Con once hijos en Mozambique, los padres de Moisés no podían asegurarles un futuro prometedor. Como es tradicional en países de África, la familia completa se dedicaba a la agricultura porque el sueldo de profesor de enseñanza básica que ganaba el padre no alcanzaba para mantener el hogar.

“Siempre vivimos del campo porque mi papá era profesor de enseñanza básica, pero allá no hay sistema previsional, entonces cuando jubiló, no había otro ingreso. Mi mamá trabajó en la casa, preocupándose de alimentarnos”, recuerda el africano de 39 años.

Asimismo, agregó que “Desde niños estudiábamos y cultivábamos la tierra en las mañanas y tardes. Nos levantábamos temprano porque además el agua la sacábamos de un canal. De ahí bebíamos, cocinábamos, nos bañábamos. Recuerdo que para ir a estudiar, me lavaba en un río que estaba antes de llegar al colegio”.

De su paso por la enseñanza media, Moisés recuerda que ésta ocurrió en el marco de la segunda Guerra Civil que vivió su país, la que se extendió por 17 años. “No es fácil estudiar literalmente en el medio de la guerra, pero siempre tuve la perseverancia de aprender e ir al colegio”, afirma.

Sin embargo, había dos o tres días en que debía faltar a clases cuando las fuerzas armadas se trasladaban a otro sitio. “Eso me marcó en la vida. Y no me gustaría que eso volviera a ocurrir en mi país”, remarcó.

De los hermanos, Moisés fue el único que pudo seguir estudios superiores y salir de Mozambique. Los demás se quedaron en el país africano, terminaron la enseñanza media y tres realizaron cursos de capacitación para desempeñarse como profesores.

 

Arribo a Chile

 

En Mozambique estudió Filosofía y luego fue a Sudafrica como misionero de la iglesia católica. Allí aprendió a hablar inglés tras permanecer por seis meses. Posteriormente se trasladó a Zambia a trabajar junto a la madre Teresa de Calcuta cuidando a enfermos terminales de SIDA. Además se desempeñó como profesor en el colegio que acogía a los niños que la enfermedad dejaba huérfanos.

Después de tres años regresó a Mozambique, pero pronto nuevamente debió dejar su tierra natal y partir a Londres a estudiar Teología y trabajar como voluntario con niños.

Fue en ese periodo de misionero que en 2002 conoció a la chilena que se convertiría en su esposa. Al igual que él, la mujer estaba en Londres trabajando como voluntaria. En 2006 se decidieron casar y venirse a Chile. Acá nacieron sus hijos de 9 y 7 años.

El inicio en el país fue duro, ya que no consiguió validar su título de profesor de Filosofía y debió partir de cero. De esa forma, y tras un año de trámites, logró obtener la licencia de enseñanza básica y media. Sin embargo, para cursar estudios superiores no tenía los recursos y en ese tiempo tampoco había becas para estudiantes de Mozambique.

Por lo anterior decidió buscar trabajo y debido a su manejo de cuatro idiomas y cinco dialectos africanos, alcanzó un puesto en el rubro de la hotelería, donde se ha mantenido por cerca de 10 años.

Mientras trabajaba pudo matricularse en la carrera de Pedagogía en Inglés de la Universidad de Las Américas, obteniendo su título de profesor. “Siempre mi inspiración fue seguir estudiando para regresar a ayudar a mi país, pero con conocimiento, no con dinero”, explica.

Motivado por esto, Moisés siguió buscando la oportunidad de continuar estudios, pero ahora de posgrado. No obstante, tras realizar las cotizaciones, se veía cada vez más difícil. Esto hasta que supo de la Beca Mozambique en la Universidad de Santiago. Postuló y después de pasar las etapas correspondientes, quedó seleccionado.

“Me gustó desde el comienzo. Y cuando me dijeron que había quedado, respiré aliviado y pensé ‘ya, esto es un logro’, porque la Universidad tiene prestigio y conozco buenos profesionales que salieron de esta institución”, destaca. “Chile tiene las herramientas para apoyar a un país como Mozambique, pero con conocimiento”, agrega.

En abril volvió a las aulas, esta vez en la Facultad de Administración y Economía, al magíster de Dirección y Administración de Empresas. “La recepción de la comunidad fue muy buena, muy cálida, partiendo de los profesores”, destaca Moisés, y asegura que el primer día, antes que se presentara el grupo, uno de los académicos recalcó la multiculturalidad en el curso, asegurando que era algo nunca antes visto y que los marcaría a todos. “Yo creo que esa manera de recibirnos fue maravillosa”, sostiene.

En ese mismo sentido, el mozambiqueño cuenta que en los intervalos de las clases, sus compañeros se acercan a conversar con él para preguntarle más sobre la realidad africana. “Eso también me marcó mucho. Me hace sentir muy bien, muy acogido”.

“Aquí me siento más integrado. Siento que esta Universidad es más humana, más social y alcanza una mayor cercanía con sus estudiantes”, subraya.

 

La inmigración

 

Moisés viaja cada cinco años a su país y lamenta encontrarse con niveles más altos de pobreza. Desde que dejó Mozambique, no hay día que se vaya de sus pensamientos. “Creo que nunca una persona va a olvidar su tierra, pero me tranquiliza el convencimiento de que lo que hago ahora es para mejorar el futuro de mi país”, expresa.

Esa idea es la misma de varios inmigrantes que dejan su territorio para llegar a Chile en busca de mejores oportunidades. Hasta el momento el debate es amplio, y ha incluido denuncias de discriminación y también de delincuencia.

Al respecto, Joaquim sostiene que aquí no se siente discriminado. “En cualquier país y lugar habrá ideas distintas, y siempre habrá conflictos y personas que dirán que no se necesitan extranjeros porque en una sociedad siempre habrá divergencias”, manifiesta el profesor.

“Yo creo que a la mayoría le gusta que haya inmigrantes en el país porque entienden que esto es un apoyo para el crecimiento económico y cultural. Eso también debe ser una influencia de los tiempos de la dictadura de Pinochet, ya que hubo varios países que acogieron chilenos y estos pudieron vivir ahí sin problemas”, insiste.

Asimismo, el mozambiqueño remarca que “no siento que no me quieren en Chile, al contrario, es parte de la sociedad. De hecho hoy en la calle la gente no tiene esa mirada de reprobación, más bien me hacen preguntas para aprender y saber de África y de mí”.

Además el estudiante del magíster de la FAE explica que “el que haya llegado más gente de mi raza lo hace sentir más en casa. Es lo mejor porque me siento menos solo. Incluso en la calle me encuentro con gente de Haití y me hablan en criollo, pensando que soy de allá. Ahí les debo decir que soy de África pero no por eso cambian y me cuentan como un hermano más. Familia no es sólo papá, esposa e hijos”.

Para Moisés, como todo país, Chile tiene su lado positivo y negativo. “Dentro de lo malo está la delincuencia. Todos los días aparece en las noticias que están robando o matando y en la calle uno no se siente seguro”, reflexiona.

Sin embargo, el mozambiqueño asegura que nuestro país tiene más cosas positivas, como la calidez de su gente. “La manera en que te recibe la gente es fantástica. En general me he encontrado con gente preocupada y que se apoyan, con personas sociables y buenas para reunirse a hacer asados”, ríe.

La idea de este hombre es seguir estudiando para tener los conocimientos suficientes y regresar a África con su familia. “No quiero ofrecer dinero, prefiero ofrecer conocimiento y que los demás aprendan y lo repliquen”, dice.

“También me gustaría formar convenios y fundaciones para avanzar en el mejoramiento intelectual del país. Hay mucho analfabetismo. Por ejemplo, quizás la tierra se aprovecharía más si la gente tuviera conocimiento de Agronomía”, explica.

A Moisés lo mueve su fe y su historia. “Estudié en el medio de una guerra, vi la pobreza, a mi familia sufrir. Pasé hambre y no quiero que eso siga ocurriendo. Cuando salí de Mozambique  lo hice motivado a buscar recursos y maneras para apoyar a la gente de mi país”.

Autor: 
U de Santiago al Día
Tags: