Semana de los Derechos Humanos

Presbítero Humberto Guzmán Rubio es distinguido por su defensa de los DD.HH.

Con una ovación del público que parecía no culminar, el ex estudiante de la EAO y de la Escuela de Ingenieros Industriales, el presbítero y encargado de la Pastoral Universitaria durante la dictadura, Humberto Guzmán Rubio fue galardonado por la Universidad en un acto desarrollado en el Salón de Honor. Ello, por ser un valiente defensor de estudiantes, académicos y funcionarios perseguidos, detenidos y torturados bajo el régimen militar. Los recuerdos de esta oscura y dolorosa época, quedaron plasmados en su libro “Tiempo de dolor. Tiempo de esperanza. Derechos Humanos en UTE-Usach. 1973-1989”.
"Humberto Guzmán, ha dejado una huella imborrable en nuestra Casa de Estudios. Es indudable que esa parte de la historia debe ser resguardada, conocida y apreciada, para que nunca más debamos sufrir la pérdida de nadie", Dr. Juan Manuel Zolezzi Cid,, rector

En el marco de la semana de los Derechos Humanos que se desarrolla en la Universidad de Santiago, este miércoles (6) se realizó en el Salón de Honor la ceremonia de entrega de un reconocimiento al presbítero Humberto Guzmán Rubio, encargado de la Pastoral Universitaria del Plantel durante más de 40 años, incluyendo la época de la dictadura.


Se trata de la distinción institucional “Trayectoria relevante en la promoción y defensa de los Derechos Humanos”, reconocimiento que nuestra Casa de Estudios entrega por primera vez a raíz de una proposición realizada por la Vicerrectoría de Vinculación con el Medio, apoyada en las agrupaciones de Pastoral y de defensa de DDHH.


Según el informe del Consejo de Distinciones de la Universidad, fue considerada la labor que ejerció el presbítero como encargado de la Pastoral, además de su desempeño como profesor por hora de clase en el Departamento de Ingeniería Eléctrica de la Facultad de Ingeniería.


Asimismo, se reconoce que el ejercicio de su labor pastoral, que coincidió con el periodo del régimen militar, se caracterizó por su “dedicación generosa y valiente a la protección de nuestros estudiantes, quienes sufrían los rigores de ese oscuro lapso de la historia patria”.


De su incansable labor, a la vez que fructífera tarea en la defensa y promoción de los DD.HH, queda registro en su obra ‘Tiempo de dolor, Tiempo de esperanza’, libro que constituyó un importante antecedente en la labor de la Comisión de Reconciliación Universitaria Usach 1991, liderada por el profesor Francisco Javier Gil, en el marco de la iniciativa del ex Rector Eduardo Morales Santos.


El Rector, Dr. Juan Manuel Zolezzi Cid, agradeció la entrega del presbítero a cada integrante del Plantel que lo necesitó, asegurando que por ello Humberto Guzmán “ha dejado una huella imborrable en nuestra Casa de Estudios”.


“Es indudable que esa parte de la historia debe ser resguardada, conocida y apreciada, para que nunca más debamos sufrir la pérdida de nadie”, agregó el Dr. Zolezzi.


Ejemplo de testarudo


El académico, Dr. Francisco Javier Gil, describió al presbítero como un ejemplo de sencillez, sabiduría, coraje, honestidad. Y también un ejemplo de testarudo. “Cuando Humberto cree profundamente en algo no cede aun si está en peligro su vida”, aseguró.


“No busca rodearse de los poderosos, sino de los excluidos, de los que solo encuentran puertas cerradas”, enfatizó
Humberto Guzmán Rubio aseguró que su compromiso con esta Universidad es “muy profundo y muy grande”. Esto nace desde que inició sus estudios para obtener el título de técnico electricista en la Escuela de Artes y Oficios, cuando aún no se fundaba la Universidad Técnica del Estado.


“Desde entonces comencé a encariñarme con esta institución por el contexto de vida que había y los desafíos que tenía, que eran muy grandes”, explicó. 


Mientras realizaba sus estudios, Humberto salió en reiteradas ocasiones a la calle para pedir que se creara la UTE. “Oposiciones había muchas, por eso fue necesario salir a la calle en manifestaciones desde Estación Central hasta La Moneda, donde marchaban académicos, estudiantes y funcionarios, todos pidiendo Universidad”, recordó.


Según Guzmán, la lucha fue larga, pero pese a todos los obstáculos, lograron que sus demandas fueran escuchadas, fundándose en 1947 la Universidad Técnica del Estado. En tanto, él continuó trabajando y estudiando para recibir el título de ingeniero validado por la UTE.


Una vez egresado, se desempeñó durante siete años en Endesa, periodo en que conoció a Alberto Hurtado, lo que produjo un fuerte impacto en Humberto, al nivel que decidió seguir su vocación de servicio optando por prepararse para el sacerdocio.


Posteriormente le solicitó al pastor de Santiago en aquella época, Raúl Silva Henríquez, que lo destinara a la UTE para entregar su conocimiento como ingeniero y el cardenal dio el decreto de nombramiento como asesor pastoral para la U. Técnica del Estado.


Sin embargo, las condiciones internas no eran favorables para su ingreso como sacerdote, por lo que postuló al cargo de profesor en el Departamento de Ingeniería Eléctrica, donde ejerció la docencia por 33 años.


“Después vino el 11 de septiembre en 1973, cambiando notoriamente el clima de fraternidad que se vivía. Así también llegó la cruel violación de los derechos humanos. La dignidad del ser humano fue pisoteada violenta y cruelmente en esta Universidad”, expresó.


Junto con rememorar los vejámenes a los directivos del Plantel, entre ellos, el entonces Rector Enrique Kirberg y el presidente de la Federación de Estudiantes, Osiel Núñez, recordó a los 37 estudiantes muertos y 22 detenidos desaparecidos. “En esta Universidad fue en la única donde se llegó a asesinar estudiantes. Su único delito era ser estudiantes de la UTE”, afirmó Guzmán.


“A mí me duele mucho recordar la realidad de lo que se vivió en esta Universidad, todas las barbaridades que se cometieron. No había derecho a quitarles la vida”, agregó. Por ello, sostuvo, la pastoral no podía quedar indiferente a lo que ocurría, y si bien algunos de sus integrantes fueron relegados al norte, mantenían la firme convicción de seguir adelante, independiente de la presión y las amenazas de muerte.


Por último, el sacerdote advirtió que el desafío que tiene nuestra Casa de Estudios es que en Chile vivamos una cultura de los DD.HH. “Tener una cultura es haber asimilado en consciencia y en acción un vivir normal”, sentenció.
“Aún hay postergaciones, como las demandas de nuestros pueblos originarios, los inmigrantes y los derechos de las mujeres. Estos son desafíos que debemos seguir trabajando con perseverancia”, puntualizó.


Reconocimiento transversal


Al Salón de Honor llegó Osiel Núñez Quevedo, presidente de la Federación de Estudiantes en 1973,  quien calificó de “extraordinariamente justo” el reconocimiento a Humberto Guzmán.


“Me correspondió conocer la labor de Humberto en tiempos de dictadura, cuando defendía a los estudiantes en sus derechos más elementales. Los estudiantes estaban bregando por restablecer sus organizaciones y por eso había mucha represión”, indicó.


Núñez colaboró con la Pastoral en la elaboración del documento que refleja la inhumanidad practicada por la dictadura en la Universidad.


La viuda del Rector Enrique Kirberg, Inés Erazo, también acompañó a Guzmán en la ceremonia. “Para Enrique fue muy dura esta época, pero no fue impedimento para que, una vez en el exilio, dedicara su tiempo a denunciar las violaciones a los DD.HH.”, afirmó.


Según sus palabras, esta distinción a Guzmán es “muy oportuna” y aseguró que este es el momento para hablar sobre el tema, dado el contexto nacional.


Con la lectura de la resolución correspondiente, el sacerdote Humberto Guzmán fue investido con la medalla dorada de la Universidad. Además, recibió el diploma que acredita tal dignidad.


Los asistentes, que repletaron el Salón de Honor, aplaudieron de pie al distinguido, entre lágrimas, vítores y cánticos de la ex Universidad Técnica del Estado.

Autor: 
Carolina Reyes Salazar