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Altos niveles de conflictividad social se deben a un desarrollo país sin integración

Altos niveles de conflictividad social se deben a un desarrollo país sin integración

Un 76% de los chilenos justifica que las personas “persigan y golpeen a un ‘delincuente’ que acaba de cometer un asalto”. Esta es una de las principales conclusiones del estudio ‘Conflicto social: los motivos de la justificación de la violencia en Chile’, realizado por el Centro de Estudios de Conflictos y Cohesión Social (Coes). El trabajo es parte del Estudio Longitudinal Social de Chile, consistente en una entrevista anual a 3 mil chilenos durante un plazo de 10 años. Las conclusiones corresponden a 2016.

Para la socióloga experta en seguridad ciudadana y académica de la Universidad de Santiago de Chile, Dra. Lucía Dammert, este resultado es consecuencia de múltiples procesos que han confluido en un modelo de desarrollo pernicioso, que se ha consolidado luego de 20 años y que ha provocado la equivocada percepción de que el delincuente es siempre “alguien distinto a uno mismo”, a quien no se le aplica el Estado de Derecho, a  pesar de que la evidencia mostraría que no son tan diferentes al común del resto de los  sujetos  sociales  que conforman  la población.

“En Chile, los niveles de fragmentación social, segregación socioterritorial y desconfianza entre las personas van creciendo sostenidamente en el tiempo. Todos esos fenómenos aumentan la percepción de que hay que valerse por sí mismo”, plantea  la experta.

Para la académica, estos factores, además, generan la idea distorsionada, de que es mejor aplicar justicia por los propios medios, pese a que “en ninguna parte del mundo esto ha sido efectivo, ni para luchar contra la delincuencia ni para elevar los niveles de justicia”.

La especialista califica esta forma de desarrollo, donde prima el individualismo, la distancia geográfica entre los distintos estratos sociales y la desconfianza, como “anómala” y “poco saludable”, e indica que ello genera que la mayor parte de la población justifique este tipo de violencia.

Lo anterior, pese a la contradicción de que, a su juicio, nuestro país es uno de los más seguros de la Región. “Chile no es un país violento en término de homicidios, lesiones, riñas, apuñalamientos, ajusticiamientos y genocidios, que son cosas que uno ve mucho más frecuentemente en otros países de América Latina y el Caribe, donde hay espacios en que la percepción del control estatal es menor”.

 

¿Qué hacer?

 

La académica advierte sobre la necesidad de realizar cambios al sistema judicial, con el fin de asegurar mejores niveles de resolución de casos, además de aumentar las probabilidades tanto de condena, como de prisión para delincuentes.

No obstante, la socióloga Dammert es enfática al señalar que el problema “sobrepasa las políticas de seguridad” y que su solución estructural pasa por modificar la manera en que se ha desarrollado el país, donde los planos reguladores deben jugar un rol mucho más integrador que segregador.

Finalmente, concluye que “los resultados del estudio son una mala noticia y resultado de un desarrollo sin integración, procesos que terminan generando más violencia que sociedades pacíficas”, concluye.

Aseguran que disminución de delitos informada por el Gobierno se basa sólo en datos parciales

Aseguran que disminución de delitos informada por el Gobierno se basa sólo en datos parciales

Como “satisfactorias” calificó el Gobierno las cifras de delitos de mayor connotación social –entre los que se cuentan robos violentos, violaciones u homicidios-. Tras reunirse con autoridades de Carabineros y la Policía de Investigaciones, la autoridad señaló que, entre enero a octubre de este año, se reportó una tasa de 2.595 casos por cada cien mil habitantes, la cifra más baja desde 2007.

 

Sin embargo, para el experto en seguridad pública de la Universidad de Santiago, Jorge Araya, este es “un dato parcial que habría que combinarlo con otros antecedentes para saber si esto es una tendencia. Se debe esperar”.

 

“Es un poco pronto para sacar conclusiones”, explica el académico. “Tenemos un dato que es positivo, pero sería imprudente cantar victoria y sacar conclusiones mientras no tengamos la posibilidad de comparar esos datos de denuncia, que ya sabemos que son parciales porque solo alrededor de un 45 o 47% de la gente hace este trámite cuando es víctima de un delito”.

 

Respecto a las causas de esto, el académico de la FAHU señala que “en Chile, la mayoría de los delitos no son denunciados y la gente no lo hace por distintos motivos: porque el delito fue menos grave o porque la gente, en muchos casos, ya no cree en el sistema, tiene desconfianza, ha sido víctima en otras ocasiones y tras su denuncia no ha pasado nada, etcétera”.

 

“Puede ser que la gente no esté denunciando y que esté ocurriendo la misma cantidad de delitos. Por eso, la Encuesta de Victimización puede confirmar lo que se está comunicando o puede desmentirlo”, enfatiza.

 

Por otra parte, indica que otra fuente de información para tener un panorama más completo sobre los índices de delito son “los boletines del Ministerio Público, que dan cuenta de todas las causas que ingresan y que provienen de Carabineros o la PDI, o los casos que reciben directamente desde la Fiscalía o Tribunales”.

 

“Uno de los grandes problemas en Chile es que un porcentaje de delitos muy alto va a archivo provisional. Al respecto, el Ministerio Público viene diciendo que esto sucede porque los casos que le entregan las policías no presentan testigos ni pruebas”, critica.

 

En ese sentido, señala que “se debe consultar la opinión del Ministerio Público sobre esto, ya que sería interesante resolver este tema que se viene acumulando. Más del 60% de los delitos tienen que ir a archivo provisional porque no se tienen antecedentes para hacer la investigación”, critica.

 

Además, indica que para tener datos fidedignos “lo primero es esperar que termine el año. Es un poco extraño hacer un balance ahora, considerando las cifras de enero a octubre cuando, normalmente, lo que se hace es analizar el dato por trimestres”.

 

La cifra sigue siendo alta

 

Pese a que el Gobierno sacó cuentas alegres, el experto indica que los más de dos mil quinientos casos “siguen constituyendo una cifra alta y no es muy prudente comunicarle a la gente anticipadamente que no se preocupen de esto porque, supuestamente, está bajando”.

 

“Sería muy positivo para el país saber si efectivamente un problema tan sensible para la población como la seguridad ciudadana y la delincuencia efectivamente muestran una baja, pero creo que, lamentablemente, aún no podemos saber eso con certeza”, concluye.

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