Seguridad Ciudadana

Español

2020: el año del control civil sobre las policías

2020: el año del control civil sobre las policías

La preocupación por la delincuencia se transformó en un tema clave para el debate político, ciudadano y por ende también el electoral. A lo largo de estas cuatro décadas hemos pasado por aumentos de dotación, aumentos presupuestarios, aumentos de penas para ciertos tipos delictuales, ampliación de las capacidades de control de identidad, castigos mayores para los que se enfrenten a Carabineros. Pero también hemos sido testigos de aumentos de casos de corrupción pequeña, mediana y otra directamente organizada al interior de Carabineros de Chile que han tenido castigos inversamente proporcionales al rango del culpable. Es decir, si era un suboficial vinculado a un hecho de corrupción callejero las penalidades eran rápidas, serias y los castigos ejemplares. Cuando los casos involucran oficiales la respuesta ha sido más tenue, dubitativa, en fin... incluso con intentos de encubrimiento.

Si bien, en múltiples ocasiones en público y privado se hizo hincapié en estos problemas la respuesta del mundo político fue la sordera. ¿Cómo escuchar la crítica cuando los medios de comunicación presentaban diariamente los “éxitos” policiales?  ¿Cómo generar un problema en una institución que tenía el total respaldo y confianza ciudadana? Los bajos niveles de transparencia de información, la incapacidad civil para avanzar con estudios serios, la opacidad en la toma de decisiones eran elementos considerados secundarios ante el poder policial.

La violencia para controlar el orden público fue también evidente. Son muchos los informes del INDH que así lo confirman en diversos años, pero el silencio político y ciudadano fue también relevante.  Era la época en la que en Chile el derecho a transitar era considerado más relevante que el de protestar; que los permisos para manifestarse eran la puerta de entrada para legalizar o directamente criminalizar una vigilia callejera. Las marchas no son nuevas, la violencia policial para enfrentar a los “violentos” tampoco. Todos los hechos denunciados por diversas organizaciones fueron considerados casos aislados, errores involuntarios, producto de situaciones personales. Tampoco hubo apoyo político o ciudadano, espacio para debates serios en los medios de comunicación muy limitado y siempre concentrado en entender por qué alguien quisiera dañar a la policía.

Quiero creer que todo eso cambió el 2019, año en el que vimos que no se puede seguir tapando el sol con un dedo, que el abandono civil sobre los temas de seguridad ha traído serías consecuencias en una institución que requiere ser reformada en su totalidad, que requiere mayores niveles de control externo, que necesita transparencia y requiere liderazgo. Carabineros de Chile es una institución clave para la democracia siempre y cuando se enmarque en el Estado de Derecho, es decir, esté bajo la clara dependencia política de un Ministerio con el tonelaje técnico y político que se requiere para brindar seguridad bajo el claro respecto de los derechos humanos;ministerio que además debe entregar a los ciudadanos información sobre los presupuestos, las dotaciones y algunas decisiones policiales que pueden mejorar su calidad de vida, pero también potenciar la responsabilidad común sobre la seguridad.

El 2019 deja poco optimismo sobre el pasado de la seguridad pública en Chile. Evidencia que a veces el entusiasmo de algunos lleva a glorificar con anticipación prácticas e instituciones sin querer ver el contexto general; potencia la necesidad de una verdadera transformación policial.

Sin el estallido social estoy segura que esta columna estaría dedicada a la inutilidad de la Ley Antiportonazos, la limitación del reconocimiento facial o la poca evidencia sobre el control de identidad preventivo. Solo tímidamente, una vez más, dejaría unas líneas para recalcar la necesidad de una verdadera transformación del sistema de seguridad que incluye al Ministerio encargado, ambas policías y la agencia de inteligencia. Este año, sin embargo, estoy segura que no hay otro camino más que la transformación, una donde el ingrediente principal será el control civil sobre la seguridad.  Se vienen meses y años claves para construir el Estado de Derecho que nos merecemos.

Estudio concluye que falta diálogo político en materia de seguridad ciudadana

Estudio concluye que falta diálogo político en materia de seguridad ciudadana

Un estudio de la U. de Santiago de Chile, que midió el efecto que tuvo en redes sociales el anuncio gubernamental de las 150 medidas de seguridad y la creación de un nuevo sistema de inteligencia del Estado denominado Consejo Nacional de Inteligencia (CNI), concluyó que las críticas relativas a la polémica sigla, que muchos usuarios asociaron al desaparecido servicio de inteligencia que operó durante el régimen militar, fueron más relevantes que la misma difusión de la propuesta del Gobierno del Presidente Sebastián Piñera.

La investigación, que fue encabezada por la socióloga y académica de la U. de Santiago, Lucía Dammert y consideró el periodo entre el 11 y el 23 de julio,  arrojó que los cuestionamientos relacionadas con CNI superaron en más de un 100% las publicaciones que apoyaron la iniciativa del Gobierno, lo que se tradujo en más de 20 mil críticas.

“Para el gobierno es un fracaso comunicacional. Sin duda, la presencia del concepto ‘CNI’ como el más representativo de las conversaciones que se generaron, consolida la percepción de que el error terminó opacando la estrategia comunicacional inicial”, sostuvo Lucía Dammert. La académica también aludió al alcance de los hashtags utilizados. “Si bien son lo que consolida la cobertura de redes, la misma es muy baja (menos de 9 mil tuits) para el principal tema de preocupación ciudadana y uno de los cinco ejes principales del gobierno”, afirmó.

Sin embargo, el diagnóstico para la experta va más allá de la efectividad de los términos utilizados, y lo asocia a la escasa discusión que se ha dado en el debate político. Según Lucía Dammert, lo reflejado en Twitter demuestra la poca relevancia que se le está dando a un tema tan importante como es la seguridad ciudadana.

“Esto es una demostración más de la carencia de un verdadero debate programático sobre los temas de seguridad. La evidente ausencia de debate sobre el contenido de las medidas propuestas por la comisión muestra que la seguridad es un tema que le cuesta debatir a la oposición progresista”, destacó Lucía Dammert, en base a los influenciadores de Gobierno y oposición que participaron exponiendo sus opiniones en Twitter.

Para la académica, en este aspecto es fundamental el rol de la oposición. “No hay conversación sobre seguridad, porque la oposición se resta de la discusión y hay un monólogo vinculado con actores gubernamentales que tratan de difundir el mensaje del acuerdo. Muy interesante es la ausencia en el debate de los miembros de la comisión que juegan un rol importante en medios, como por ejemplo Jorge Sharp, Felipe Harboe y Felipe Alessandri. Ninguno de ellos jugó un rol importante en la conversación que se dio en las redes sociales”, concluyó.

Suscribirse a RSS - Seguridad Ciudadana