Con dos funciones a capella: Coro Madrigalista celebra los 200 años de reconocido compositor austriaco

El elenco abordará un exigente repertorio de Anton Bruckner, que también contempla autores como Gabriel Fauré, Edward Elgar y Randall Thompson, sin ningún acompañamiento instrumental. Los conciertos se realizarán en el Auditorio FAE (martes 28) y Teatro Aula Magna Usach (miércoles 29), ambos con entradas gratuitas.

Antes de ser reconocido como uno de los más grandes sinfonistas, Anton Bruckner (1824-1896) fue un hombre de coros y música sacra. Hijo de un profesor y organista de iglesia, desde niño cantó en el Monasterio de San Florián y luego se dedicó a dirigir agrupaciones corales de monjes, además de enseñar en diversas parroquias. Cuando ya era un veinteañero, volvió a la fastuosa abadía que había conocido de niño y permaneció durante una década, trabajando como organista y escribiendo sus primeras composiciones de relevancia, la mayoría de inspiración religiosa.

A 200 años de su nacimiento, el Coro Madrigalista Usach presentará un repertorio que homenajea al compositor austriaco y proyecta su legado casi hasta la actualidad: A Capella: Motetes y obras sacras a partir de Bruckner (Siglos XIX-XXI) se titula el programa, que tendrá dos funciones: el martes 28 en el Auditorio FAE Usach y el miércoles 29 de mayo en el Teatro Aula Magna Usach. Ambas comenzarán a las 19:30 horas y tienen entradas gratuitas en el sistema Portaltickets.

“Dentro de las obras corales de su época, Bruckner hizo algunas de las más importantes”, dice Rodrigo Díaz, director del Coro Madrigalista Usach, una agrupación fundada en 1980 y conformada por una docena de cantantes profesionales, cuyo repertorio abarca desde el Renacimiento hasta lo contemporáneo.  

“Bruckner fue influenciado por el movimiento ceciliano, que consideraba que las obras sacras estaban contaminadas, especialmente, por la ópera, con arias y solistas que destacan mucho. Él se emparenta con este movimiento y compuso motetes que aluden a Giovanni Pierluigi da Palestrina (1525-1594) y toda la polifonía renacentista. Sus motetes rememoran lo antiguo, pero con un tratamiento vocal posromántico, más amplio y luminoso”, agrega.

De esta manera, los conciertos comenzarán con cuatro motetes compuestos por Bruckner, pero el repertorio se expandirá luego hacia otras épocas y territorios. Por cerca de una hora, el elenco interpretará piezas del compositor liechtensteiniano Josef Rheinberger (1839-1901), el francés Gabriel Fauré (1845-1924), el alemán Franz Biebl (1906-2001), el inglés Edward Elgar (1857-1934), el noruego Ola Gjeilo (1978) y los estadounidenses Morten Lauridsen (1943) y Randall Thompson (1899-1984). En el caso de Fauré y Elgar, se trata de arreglos para obras instrumentales o escritas para coro y orquesta.

“Hay un repertorio muy interesante desde finales del siglo XIX y hasta el XXI, de compositores que son directores de coros u organistas”, detalla Rodrigo Díaz. “Últimamente hemos hecho mucha música latinoamericana, así que esta vez nos centramos en la tradición coral europea y norteamericana, que es distinta. Busqué obras emblemáticas, que tienen un lenguaje actual y moderno dentro de la tonalidad, y todas son muy luminosas. Es una música amable para escuchar”.

Aunque es un repertorio amigable para la audiencia, interpretarlo implica una exigencia distinta para el Coro Madrigalista Usach. Habitualmente, el elenco se presenta junto a pianistas, guitarristas o algún tipo de acompañamiento. Esta vez, con refuerzos en casi todas sus filas, ocupará el escenario en soledad: “Cantar a capella es más difícil que cuando tienes instrumentos, porque entre los coralistas tienen que afinarse, escuchándose entre ellos mismo. Técnicamente, mantener la afinación es muy difícil”, advierte Rodrigo Díaz.

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