Este octubre, nuestra Universidad celebra el Mes de la Salud Mental haciendo eco del llamado de la OMS, que invitó a comprenderla como un derecho humano básico y declaró que gozar de buena salud mental es esencial para el bienestar general. Sin embargo, una de cada ocho personas en el mundo padece algún problema al respecto, lo que puede repercutir, entre otras cosas, en sus relaciones y medios de subsistencia.
“Promover un buen estado de salud mental en nuestra Universidad hoy es fundamental. Aprender a conocernos; reducir las incertidumbres; recuperar el sentido del cuidado mutuo y colectivo; y comprender que la diferencia y la diversidad nos enriquece como personas y como comunidad son algunas de las maneras de avanzar no solo hacia una universidad mejor, sino que también hacia una sociedad mejor”, comenta Karolyn Funke Gómez, jefa del Departamento de Promoción de la Vida Saludable de la Vicerrectoría de Apoyo Estudiantil.
Justamente los días 23, 24 y 25 de octubre, se realizarán actividades con stands psicoeducativos en distintos puntos (23), intervenciones en el campus (24) y la segunda versión de la Feria Vivamos la Usach con Bien-Estar en la EAO (25) con el objetivo de ayudar a las y los estudiantes a proteger su salud mental junto al equipo de profesionales de la Unidad de Promoción del Bienestar Psicológico Estudiantil (BPE). Más detalles en este enlace.
Las psicólogas Patricia Gallero y Beatriz Painepán del equipo de la BPE entregan aquí algunas claves para promover y cuidar la salud mental de quienes nos rodean y también la propia:
Las especialistas señalan que es importante ser consciente de la forma en que nos relacionamos, no sólo con quienes nos acompañan, sino también con una(o) misma(o), descubriendo, por ejemplo, cuán dependiente o cuánta autonomía tenemos en la relación con las demás personas y cómo ellas o ellos perciben esas relaciones, por ejemplo, si nos perciben demasiado distantes o quizás un poco agobiantes.
Observar cómo tratamos a las y los demás y a nosotras o nosotros mismos, por ejemplo, ¿nos exigimos demasiado?, ¿nos evaluamos permanentemente en todo lo que hacemos? ¿valoramos nuestros esfuerzos? Asimismo, es recomendable para proteger la salud mental favorecer una actitud de cuidado y respeto en nuestro trato cotidiano y en todas nuestras interacciones: la amabilidad que damos y la que recibimos. Aquí se cumple el dicho “trata a los demás como quieres que te traten a ti”, que tiene que ver también con una sana autoestima y con que, a veces, una palabra o un pequeño gesto hacen la diferencia.
Dar atención y validez al malestar generado por pequeñas cosas que podamos experimentar nosotras(os) mismas(os) u otras personas, aun cuando no nos parezca correcto, racional o proporcionado. Siempre es recomendable prestarle atención, porque el bienestar es personal y la incomodidad que cualquiera sienta es legítima y no es bueno minimizarla.
Saber cuándo ser activas(os) respecto al malestar y hacer algo antes de que crezca y se agudice. Las especialistas señalan que sentirse mal o incómoda(o) puede ser la señal de que una relación de amistad o pareja requiere atención y es una oportunidad para revisar qué es lo que molesta, atenderlo, conversarlo o decidir tomar distancia. Cuando el malestar afecta el desempeño en nuestras actividades, interfiere en nuestras relaciones, vemos que daña nuestra estabilidad, motivación y disfrute, o altera funciones básicas como sueño y alimentación, es momento de hacer algo.
Evitar el humor basado en la devaluación, acoso o degradación de otras personas. El bienestar personal es subjetivo, por lo que cada persona podría tener límites de tolerancia distintos para “bromas” o comentarios. Una buena amistad respetará estos límites.
Buscar o tomar un rol activo incentivando la atención profesional especializada cuando el malestar emocional no logre ser atendido y tratado dentro del propio entorno social. Una consulta al especialista puede ayudar a solucionar problemas y evitar una escalada superior si las cosas se complejizan.
¿Sabías que la “normalidad” es relativa? Todas y todos tenemos formas de ser o rasgos de personalidad propios que dan cuenta de nuestra personalidad. Por ello, el respeto a la diferencia y la inclusión, así como la empatía, son importantes para la sana convivencia social y estudiantil.
Decir que una afección es “psíquica”, “psicológica” o “mental”, no es sinónimo de que sea falsa, imaginaria o fingida. Aunque una dolencia psicológica que no se vea directamente, es muy real, por ello, desde el ámbito de la salud, progresivamente se reconoce la importancia de reconocer la salud mental en la vida de un ser humano y en la sociedad en general.