El proyecto, financiado por Corfo, es liderado por la investigadora de la Facultad de Química y Biología, Dra. Claudia Ortiz, y se centra en desarrollar un filtro biológico utilizando algas pardas, potenciando la recuperación de cobre y arsénico de las aguas usadas en el proceso minero.Los filtros también podrán ser utilizados como agentes desalinizadores, lo que significa la abierta posibilidad de utilizar el agua de mar como alternativa para los procesos de producción mineros.
El consumo de agua en la industria minera en Chile representa actualmente un problema de múltiples aristas. A la escasez del recurso en la zona centronorte del país -lugar donde mayoritariamente se encuentran los grandes yacimientos de minerales - se le suman los inconvenientes de los sistemas disponibles para el tratamiento de aguas,así como lasestadísticas que indican que el 95 por ciento delrecurso que ingresa a las plantas terminan porconvertirse en desecho.Ante esta realidad, el proyecto liderado por la investigadora de la Facultad de Química y Biología, Dra. Claudia Ortiz, apunta a la obtención de un prototipo de biofiltros (filtros biológicos)en base a algas pardas chilenas, modificadas químicamente para la adsorciónde grandes concentraciones de elementos como cobre y arsénico.En palabras de la investigadora,“junto al beneficio directo de recuperación de cobre mediante el uso de los biofiltros, se obtendrá un beneficio productivo, aumentando el ciclo de vida del agua de proceso, lo que se traduce en mayor eficiencia en el uso del recurso. Además, disminuirá el contenido de elementos como arsénico y cobre, cuya presencia en el medioambiente representa un problema global debido a la persistencia, bioacumulación y toxicidad hacia los organismos vivos”.Este proyecto corresponde a una de las seis iniciativas de la línea Proyecto de I+D Aplicada financiada por Corfo y que ejecutará la Universidad. Tanto por su alta eficiencia en bajas concentraciones de metales pesados, como por su bajo costo,los filtros también podrán ser utilizados como agentes desalinizadores, lo que significa la abierta posibilidad de utilizar el agua de mar como alternativa para los procesos de producción mineros.“El proyecto representa una solución amplia, eficiente y de bajo costo para la industria que actualmente enfrenta tres problemas: acceso al recurso hídrico, optimización de la producción de cobre mediante recuperación del metal desde residuos y el uso de agua de mar en los procesos”,afirma la Dra. Ortiz, quien precisa que en una primera etapa el proyecto contempla el desarrollo de un prototipo de biofiltros a escala de laboratorio para luego proyectar su escalamiento a nivel industrial.En la dirección del proyecto participan el Departamento de Biología de la Facultad de Química y Biología, el Departamento de Ingeniería Geográfica de la Facultad de Ingeniería, y -en apoyo especializado en Hidráulica-, el Departamento de Ingeniería Mecánica, además de la empresa canadiense para escalamiento de procesos Good Harbour Technologies, y la División Codelco Chuquicamata, como asociada al proyecto.