Evitar compartir útiles escolares, no ocupar dispensadores de sal en restaurantes, rechazar los lentes 3D que entregan en los cines y no besar figuras religiosas en las iglesias. Esas son algunas de las 133 recomendaciones contenidas en la guía de 29 páginas que publicó el Ministerio de Salud para prevenir contagios cuando cesen las cuarentenas.
Potencialmente dañino
El asesor de la Organización Mundial de la Salud y académico de la Universidad de Santiago, Pablo Villalobos, reconoció que las medidas de autocuidado se encuentran bien orientadas, ya que apuntan a evitar el contacto con otras personas, así como a no tocar superficies contaminadas con el virus.
Sin embargo, consideró poco probable que la ciudadanía incorpore este “híper específico” listado de recomendaciones. “Existe la disyuntiva de entregar un mensaje simple y claro, versus estas 133 recomendaciones que nadie va a aprender y que pueden resultar potencialmente dañinas. Podría haber una acción 134 que la gente piense que puede hacer y que tampoco es recomendable”, advirtió.
Para el doctor en salud pública de la Universidad de Harvard, estas medidas sirven como ejemplos, pero lo recomendable es que la autoridad sanitaria vuelva a insistir en el mensaje general, que es mantener el distanciamiento social, usar mascarilla, evitar tocar superficies y lavarse las manos, a fin de evitar rebrotes de la enfermedad.
La responsabilidad no solo es individual
Coincidió con esta apreciación la académica de la Facultad de Ciencias Médicas de la Usach, Angélica Verdugo. “Me parece que es un documento muy extenso y eso hace poco atractiva su lectura para la ciudadanía”, afirmó.
“Es una medida ineficaz, dado que está dirigido a la gente”, afirmó la experta en salud pública. “Lo eficaz sería comunicarle a la ciudadanía que no utilice nada que pueda haber ocupado otra persona con antelación”, sintetizó. Además, enfatizó que la prevención no solo debe ser endosada al autocuidado individual.
Para la Dra. Verdugo, el Gobierno también tiene una importante responsabilidad en prevenir el contagio, modificando el funcionamiento de la ciudad. “No depende de la gente más pobre que el transporte público sea adecuado a estas medidas de desconfinamiento. Es la autoridad la que tiene que asegurar que se puedan cumplir, lo que significa aumentar la dotación de locomoción colectiva y su frecuencia”, ejemplificó.
Baja legitimidad de la autoridad sanitaria
Finalmente, la médica cirujana, magíster en epidemiología clínica y profesora asociada de la Escuela de Medicina de la U. de Santiago, Vivienne Bachelet, opinó que “cuando se ponen más medidas para volver a una normalidad diferente, es difícil pensar en que se van a acatar”.
Para la especialista, esta falta de acatamiento a las medidas recomendadas por el Ministerio de Salud a lo largo de la pandemia es consecuencia de dos factores. “Primero, la disminuida adhesión al Gobierno, lo que repercute en su baja legitimidad política al momento de intentar controlar el problema. Segundo, a que todas las medidas que plantea el Minsal se perciben como arbitrarias, al no haber actas que respalden sus decisiones tras reuniones sostenidas con el Consejo Asesor COVID-19”.
“Las medidas son recomendables, pero veo que muy difícilmente se puedan retomar los agrupamientos y aforos en los colegios en la actualidad. Es bastante inconducente pensar en ese tipo de medidas en este momento, cuando no hay ninguna posibilidad de volver, por ejemplo, a los establecimientos educacionales, incluyendo los de educación superior”, concluyó.