Dr. Ricardo Vega Viveros: “Prácticamente yo vivo en esta Casa de Estudios”

El Ingeniero Civil en Química cumple 50 años de servicio en nuestro Plantel donde ha cumplido diversos roles, siendo la docencia la que más lo ha reconfortado. Respecto a su retiro, es enfático en señalar que “en este momento es imposible; no puedo, menos ahora que me hice cargo del Centro de Economía del Hidrógeno de la Facultad de Ingeniería”.
En este medio siglo, el Dr. Ricardo Vega ha ocupado cargos directivos en su unidad de origen y en la Facultad de Ingeniería, además de desarrollarse como investigador y profesor universitario.

A mediados de la década del sesenta un curso de cuarto de humanidades (segundo medio actual) entra al Auditorio de Química del Liceo de Aplicación. Ya instalados en los pupitres, sacan sus cuadernos, luego sus lápices y esperan a que ingrese el profesor. Sin embargo, en aquella ocasión entró el ayudante del curso de Botánica, quien al comenzar la clase tomó una pequeña piedra con una mano y con la otra un tubo de ensayo con un líquido en su interior y dijo: “las plantas hacen esto”. Tiró la roca al interior del recipiente y desapareció.

Seguramente para muchos de ese grupo esa fue una clase más. En cambio, para el joven Ricardo Vega Viveros marcó su vida. Desde ese día comenzó a investigar los compuestos de todos los elementos rocosos que se le ponían por delante con la finalidad de saber qué había ocurrido.

Cinco de décadas despues ya como Doctor y en su oficina del Departamento de Ingeniería Química responde al significado que tiene nuestra Casa de Estudios en su vida: “Eso precisamente... mi vida. Prácticamente yo vivo aquí”, situación que no está tan alejada de la realidad, puesto que reside en un departamento de la Villa Portales hace más de treinta años. 

Respecto a su retiro, es enfático al señalar que “en este momento es imposible. No puedo, menos ahora que me hice cargo del Centro del Hidrógeno Verde de la FING”.  
Si bien el ingeniero firma su primer contrato con la Universidad en 1973, su historia ligada al Plantel comienza antes.

El estudiante Ricardo Vega

El primer acercamiento de Ricardo con la UTE, fue gracias a su primo, Sergio Sagardía, un  estudiante brillante de la primera generación de Ingeniería Industrial Eléctrica, quien le dijo “te voy a llevar a un lugar donde la química es muy buena”, rememora.

Sin embargo su ingreso no fue como él esperaba. Por esa época, debía rendir una prueba de conocimientos y otro test denominado psicotécnico. En la primera, le fue excelente. En la segunda, “muy mal, ya que era para personas que venían de industriales. Yo nunca había visto el funcionamiento de una máquina por dentro. Fui a conversar con el director de la época, me dijo que mi prueba estaba excelente, que trataría de ver si podía hacer algo, pero no se pudo”, comentó.

Seguro de que le iría bien, ese año solo postuló a la Universidad Técnica del Estado. Al verse sin nada que hacer durante los siguientes doce meses, leyó en el diario que estaba la posibilidad de entrar a la Escuela Militar. Presentó su solicitud , quedó y se inscribió. Antes de comenzar su formación marcial, volvió a la UTE, no tiene claro por qué. En esa ocasión, estaban abiertas las postulaciones para la Licenciatura de Química y Merceología, en el Instituto Pedagógico Técnico (IPT). “¿Qué será Merceología?, da lo mismo si tiene química”, pensó en esa ocasión,  dio una prueba y quedó primero en la lista.

"Pero no tenía ningún papel. ¿Qué hago? Partí al subterráneo de la Escuela Militar, donde estaban mis cosas. Llego y le digo a la persona de la recepción que venía a rescatar mis papeles. "¡¿Qué?!" Me respondió. Le repetí que venía a buscar mis papeles y que debía devolvérmelos. “No lo puedo creer, no lo puedo”, recuerda que le decía la persona mientras le entregaba sus documentos.

Luego de un año en Química y Merceología, dio otra vez la prueba de admisión. El psicotécnico no era necesario, así que entró a Ingeniería de Ejecución en Química sin complicaciones, carrera de la que se tituló. Luego hizo la prosecución de estudios para obtener la ingeniería civil en esta disciplina y firma su primer contrato como académico de la Universidad Técnica en abril de 1973.

“En ese tiempo no le tomaba mucho asunto a la política. Me dedicaba solo a estudiar. Yo estaba terminando mi tesis cuando ocurrió el Golpe Militar. Nos mandaron a todos para la casa, pero la tesis escrita se quedó en mi oficina. Cuando se abrió la posibilidad de venir, lo hice y entré por atrás (…)” , recuerda.

“Esto estaba destruido. Fui a mi oficina y siento que corren un casillero que estaba cubriendo la puerta rota y veo que viene el profesor Lautaro Retamales, que me pregunta qué estaba haciendo; apenas ocurre aquello, el milico que estaba atrás de él pasa la bala. “Hasta aquí llegué”, pensé. Sin embargo, Lautaro le explicó que hacía clases acá y se calmaron los ánimos.

Posteriormente, ante la negativa de sacar el documento escrito de la Universidad, Ricardo tuvo que acercarse al sector del Centro de Salud para hablar con el oficial a cargo de la UTE, a quién le explicó, por segunda vez en el día, por qué requería esos papeles. “Le pasé los documentos de la tesis y el milico miraba. Eran puras fórmulas de termodinámica de electrólitos fuertes, obviamente no entendía nada. Llévese eso (ríe)”, comenta.

Tras ese episodio, acudió a buscar a uno de sus profesores guías al Hotel Carrera, el cual quería dejar Chile rápidamente. “Lo llamé al hotel y me dijo me voy mañana a Estados Unidos”; “entonces te voy a ver ahora”, le respondí. Nos juntamos en el lobby. Al pobre gringo le tocó ver el Golpe Militar frente a La Moneda. Casi se muere. “No quiero saber nada de este país. Me voy, me voy”, repetía y yo le contestaba, “pero veamos mi tesis primero”. Finalmente, pudo presentar su tesis y aprobar en enero de 1974.

Ricardo Vega viajó a la Universidad de California, en Berkeley, Estados Unidos, para realizar un máster y posteriormente a un Doctorado a la Universidad de Reading, en Inglaterra. De este lugar agradece la parte académica, pero definitivamente descarta toda posibilidad de volver a esa nación europea. “Lo pasé pésimo. Nunca había tenido problemas con nadie y en dos semanas casi me trenzo a golpes con una persona”, dice.  

Rol administrativo

En este medio siglo, el Dr. Ricardo Vega ha ocupado cargos directivos en su unidad de origen y en la Facultad de Ingeniería, además de desarrollarse como investigador y profesor universitario.

En la parte administrativa partió en 1974 como coordinador docente del Departamento de Ingeniería. Durante ese tiempo le tocó organizar la documentación, entre otras funciones, de 700 alumnos de Ingeniería Civil y unos 1.000 de ejecución de la Unidad Académica. “Era una época de cambios, así que me tocaba andar cargando una gran cantidad de carpetas”, comenta.

Tras esa experiencia, estuvo a cargo de la Dirección de Investigación del Departamento por tres años. Después de esa experiencia, en 1989 el decano de la época le pidió que asumiera el Vicedecanato de Investigación y Desarrollo de la Facultad de Ingeniería, donde permaneció seis años. Desde ahí, impulsó un trabajo de descentralización para la Usach. Lamentablemente, ese plan no fue posible implementarlo.

En 2008 se hizo cargo por dos periodos del Vicedecanato de Docencia de la Unidad Mayor donde presentó un plan de desarrollo, impulsando una modalidad de docencia que aún está vigente en la FING.

Para él, esta labor ha sido su rol más gratificante en lo que respecta a lo administrativo, “a pesar de que yo en aspectos docentes no era ningún referente, porque mi tema era la investigación. Armé un equipo, con el cual siento que le dimos otro cariz al quehacer del vicedecanato, porque ganamos una cantidad de proyectos, que en total alcanzaban a ocho millones de  dólares de la época",  sostiene.

No obstante, el Dr. Ricardo Vega Viveros es enérgico en señalar que de todas las funciones que ha cumplido, la docencia es la que más lo reconforta. “Yo siempre salgo contento de mis clases. ¡Qué buena la clase que di! ¡Excelente! (ríe). Busco el detalle que calza justo, no le entrego la materia digerida a mis estudiantes, con la idea que armen la historia. Y cuando entienden todo y lo aplican como corresponde, me siento pagado”, recalca.

En esa línea, el académico hace más de tres décadas que dicta el curso de Diseño Experimental a estudiantes de los últimos años de Ingeniería, experiencia que le ha permitido hacer un periplo por universidades nacionales e internacionales enseñando esta técnica. 
 

Autor: 
Claudio Cortés Carvajal
Fotografía: 
Manuel Urra