Como una invitación a la reflexión, a la crítica y a la propuesta creativa y certera, estudiantes de la carrera de Pedagogía en Educación Matemática y Computación de nuestra Universidad, redactaron una columna de opinión que dio cuenta del estado actual de la formación docente ante la actual crisis sanitaria de COVID-19 que afecta a Chile y el mundo.
La columna titulada “La educación en tiempos de pandemia: ¿nos olvidamos de los profesores en formación inicial?”, fue firmada por los estudiantes de quinto año: Valentina Flores, Marco Mendoza, Nicolás Muñoz, Valentina Riquelme y María José Soto.
El texto indica que “en el caso de la educación, los líderes capaces de dirigir este cambio son los profesores, esto nos incluye a los profesores en formación (…) Es una oportunidad para brindar ideas, innovar y ser creativos, tener apertura de mente hacia nuevas estrategias y procesos de aprendizaje que consideren el desarrollo de la autonomía y el fortalecimiento de la colaboración entre los distintos agentes educativos”.
El contenido sostiene que los profesores en formación deben generar nuevos enfoques para la evaluación, retroalimentación continua de los aprendizajes, las capacidades y habilidades del estudiantado, el contexto psicosocial, entre otros, para aprovechar esta oportunidad única para fortalecer el bien común en las comunidades educativas y por ende de su entorno social.
La columna la puedes leer en: (http://lemc.usach.cl/index.php/119-tiempos-de-pandemia-fi)
El paradigma de los futuros profesores
Valentina Flores, fue una de las alumnas que se adscribió a la columna de opinión. Para ella, las perspectivas a futuro como profesional de la educación frente a la tensión que vive el sistema educativo actual, son una oportunidad.
“Antes de la pandemia se notaba que el gusto por aprender en los niños se había perdido. La enseñanza está vinculada a conceptos desligados de sus realidades, hace que se pierdan la capacidad de resolver problemas y la chispa de la curiosidad. Deberíamos tomar esta instancia para modificar el sistema, centrando la educación en incentivar esa curiosidad y guiar a los niños, niñas y adolescentes a investigar, a clasificar información y a resolver problemas que pueden encontrarse en su futuro”, indicó.
En cuanto a los profesores, señaló que deberían ser guiados para enseñar a través de la interdisciplinariedad, para que los mismos estudiantes puedan conectar distintos conceptos y se cree un aprendizaje más profundo.
Asimismo, sobre las políticas públicas de educación bajo el contexto actual, Flores señaló que como docentes en formación tienen la responsabilidad de dar a conocer sus opiniones y propuestas para mejorar el sistema educativo del país; también, discutir con los actuales profesores que están viviendo este repentino cambio de clases presenciales a modalidad on line y que el Ministerio de Educación debe hacerse responsable de este contexto actual como una instancia de aprendizaje en cuanto al uso de tecnologías para proporcionar mayores capacitaciones centrada en la computación educativa.
En este mismo sentido, el estudiante Nicolás Muñoz, dijo que como futuro profesor espera que la educación en Chile comience a experimentar cambios profundos, para que en el futuro no genere un agotamiento que obligue a los docentes a buscar alternativas laborales que no se relacionen con el perfil profesional.
Para que los cambios ocurran, “lo primero que debe suceder es una reivindicación del rol de los profesionales de la educación, más aún cuando esta crisis sanitaria ha dejado en evidencia que nuestro trabajo, no es simplemente la transmisión de conocimientos. Muchas veces somos la contención emocional transformándonos en sujetos de confianza y desahogo para nuestros alumnos y alumnas”, dijo.
Además, agregó que esta reivindicación no puede partir de otro lugar que no sea la política pública, mediante el reconocimiento de la labor educativa a través de inversión en procesos de formación y entrega de herramientas materiales que permitan el desarrollo de una educación integral.
Igualmente, la tensión que se vive hoy en el sistema educativo producto de la crisis sanitaria y de otros factores que se arrastran durante años, da pie para poner nuevamente sobre la mesa la necesidad de “un replanteamiento de la educación de modo que pasemos de un sistema que se preocupa por los contenidos y el rendimiento en pruebas estandarizadas, hacia un modelo en donde la educación sea concebida como una herramienta que permita la formación integral, es decir, académica, emocional y social”.
Un emplazamiento a los estudiantes
La idea surge en el marco del curso Práctica IV (final) de los estudiantes de Pedagogía en Educación Matemática y Computación. “Revisamos a nivel nacional e internacional cuáles eran las perspectivas que tenían diferentes actores de la educación, y como resultado, nos dimos cuenta que aparecían diferentes voces pero estaba invisible la mirada de los profesores en formación inicial”, enfatizó el Dr. Carlos Vanegas, académico del Departamento de Matemática y Ciencia de la Computación (DMCC).
Con este panorama, el académico entusiasmó a las y los estudiantes del curso para que fueran ellos pioneros en manifestar cómo estaban viviendo e interpretando los desafíos que trajo la pandemia.
En cuanto a cómo el Dr. Vanegas visualiza las necesidades de los docentes en formación frente a la pandemia, el académico indicó que “en primer lugar, la formación de profesores debe permitirle al futuro docente la comprensión del doble rol que desempeña: rol de estudiante y rol de profesor en formación. En segundo lugar, necesitan el apoyo para reconocer en la pandemia una oportunidad única para el desarrollo de nuevos conocimientos y habilidades socioemocionales y empáticas que permitan promover el autocuidado y el cuidado de los otros: estudiantes, otros profesores y familias”.
Finalmente, el Dr. Vanegas señaló que, “Chile no será el mismo luego de esta pandemia. Ha quedado en evidencia que necesitamos incorporar transformaciones en cuanto al uso de TICs, la diversificación de las estrategias de enseñanza, la resignificación de procesos evaluativos que dejen atrás la calificación individual y avancen a dinámicas formativas colaborativas que posibiliten la autorregulación, la promoción del desarrollo socioemocional y la construcción compartida del bien común”, concluyó.