Facultad de Derecho analizó variables que pueden contribuir a adelantarse a las crisis políticas

“No lo vimos venir: ¿Puede la institucionalidad adelantarse a los conflictos sociales?” se denominó el webinar en que se analizaron los problemas desde una perspectiva estadística y del Derecho.

La tensión social puede medirse a través de variables e indicadores que permiten anticipar escenarios de conflictividad. Bajo esa premisa el investigador y candidato a doctor en Ciencias de la Pontificia Universidad Católica, Manuel Muñoz R., presentó los principales alcances de su tesis, que fueron comentados por la profesora de Derecho de la Universidad de Santiago, Constanza Richards.
En el webinar organizado por la Facultad de Derecho de nuestro Plantel y que se tituló “No lo vimos venir: ¿Puede la institucionalidad adelantarse a los conflictos sociales?”,  Muñoz propuso una mirada multidisciplinaria, a partir de una óptica naturalista, donde confluyeron los datos aportados por la ecología poblacional y el análisis de las instituciones y políticas públicas a partir del Derecho.
Entre los principales alcances, el investigador planteó que, desde la ecología, puede identificarse la modificación del equilibrio entre los requerimientos específicos de los diferentes grupos sociales, versus el acceso a los recursos para satisfacerlos, como la causa estructural que subyace a la tensión política y hace susceptible a una sociedad a experimentar estallidos de conflictos sociales.
Al respecto, manifestó que existe una regularidad histórica que muestra que cada 100 a 150, las sociedades presentarían quiebres institucionales relacionados con esta causa estructural.
Acceso y demanda de recursos
Uno de los aspectos claves que se vinculan a estos escenarios es la relación acceso a recursos y demanda de requerimientos por parte de las élites, aspirantes a élites o grupos más privilegiados, y la población general. Su investigación, que aborda la tensión social en Chile desde 1860 a la actualidad, da cuenta que sería lo que sucedió previo al estallido de octubre de 2019.
“Se incrementa la élite y disminuyen los ingresos relativos de la población. El grueso del crecimiento se lo llevan los aspirantes a la élite. Desde el 58 a los 70, antes de la crisis política e institucional del 73, se observó el mismo proceso”, explicó Muñoz.
Agregó que, en los últimos 60 años, en Chile se tensiona el ambiente por una dinámica de sobreproducción de élite por sobre lo que el sistema socioeconómico puede sostener.  Esto incrementa la competencia en la élite y en la población, siendo el motor que guía la inestabilidad política. Además, en el caso del estallido social de 2019, hay una alta desafección y desconfianza institucional, según los datos analizados.  
Desde la perspectiva materialista y cuantitativa del estudio  la teoría demográfica estructural,  desarrollada por los autores Jack Goldstone y Peter Turchin- permitiría explicar por qué debemos estar atentos a revisar el diseño de nuestras instituciones cada cierto tiempo, sostuvo la profesora de la Usach, Constanza Richards.
Junto con lo anterior, afirma la académica, es necesario analizar el fenómeno desde otras perspectivas y líneas de investigación, ojalá con una mirada interdisciplinaria.
Para el investigador, parte de las salidas debe ser el refuerzo de actitudes de cooperación entre los integrantes de toda la sociedad y, además, avanzar hacia un cambio cultural, que compatibilice la magnitud de la demanda con las reales posibilidades de acceso a recursos. “O sea, un ajuste de expectativas”, interpretó la académica.

Redacción
Fotografía
Categoría