U. de Santiago lidera inédito proyecto intercultural con comunidades mapuche en La Unión

El trabajo es una muestra efectiva de vinculación con el medio en la que convergen docencia, investigación y extensión con este sello, y donde participan estudiantes y académicas de Pedagogía en Física de la U. de Santiago. Jóvenes y docentes innovarán en salas de clases de La Unión, Región de Los Ríos, poniendo en valor el conocimiento ancestral, a la par del occidental.

"Nosotros fuimos a ese viaje a escuchar y aprender. Podríamos haber hecho todo desde Santiago, pero no es lo mismo. La visita nos cambió la perspectiva", se apresura en decir Sebastián Maldonado, estudiante de la carrera de Pedagogía en Física y Matemática de nuestra Universidad. El equipo, que se completa con los también futuros profesores Pabla Honores y Diego Carvacho, y las docentes María Soledad Saavedra y la Dra. Leonor Huerta, viajó durante junio de este año a La Unión para comenzar el proceso investigativo, a tender lazos con sus habitantes, dialogar y planificar la devolución de lo aprendido.Etnociencia y culturas precolombinas“Yo no me reconocía como mapuche hasta el viaje”, comienza a relatar Pabla. “En el colegio, cuando nos pasaban los pueblos originarios, los planteaban desde el paradigma occidental. Es decir, los proponían como los salvajes a los cuales los españoles vienen a conquistar y salvar. Entonces a mis compañeros que tenían apellido paterno mapuche los hacían ‘bolsa’ y como yo era tímida, siempre renegué esa parte, me avergonzaba”, cuenta.“Cuando tomé el curso de etnociencia, descubrí que no era así. Que eran personas muy sabias y que el paradigma en el cual viven es totalmente opuesto al mundo occidental, en particular al sistema económico en que vivimos”, continuó.“Para mí, este viaje fue trascendental. Fue una conexión con mis raíces y con tantas cosas que había perdido de mi cultura, y me permitió llevarme una idea de cómo quiero plantear al mundo mapuche y hacer justicia epistemológica. Entonces quiero que el niño mapuche que vea esta clase no se sienta avergonzado y diga ‘sí, yo soy mapuche’, como me pasó a mi después de mucho tiempo.”Para poner en contexto, la profesora y antropóloga, María Soledad Saavedra, entrega los primeros trazos del proyecto. “Esto tiene un antecedente previo. Sebastián y Pabla tomaron un curso complementario, un electivo que yo dicto, que se llama etnociencia y culturas precolombinas. En el curso nos adentramos en cuestiones de cosmovisión, filosóficas y epistemológicas para ver cuáles son los paradigmas desde donde miran los pueblos originarios versus el paradigma de la ciencia occidental. Vemos el diálogo permanente de saberes de los diferentes pueblos originarios de Ámérica. Aquí los jóvenes tienen que hacer propuestas didácticas, con este diálogo. Y desde ahí emerge esta idea.”“Pabla, Sebastián y Diego nos piden a mí y a Sole, que por favor seamos sus profesoras guías de su seminario de grado. Nos comentan que desean hacerlo en etno astronomía, enfocado en particular en el pueblo mapuche. Justo eso coincidió con la apertura de la convocatoria del Fondo VIME. Ellos gestionaron el apoyo completo. Nosotras aparecemos como responsables, pero el gran trabajo de la postulación fue de ellos”, complementa la profesora Leonor Huerta y doctora en Ciencias en Física Educativa.El proyecto“Finalmente a lo que se quiere llegar con este proyecto, es a diseñar y a implementar una didáctica del universo astronómico, donde puedan dialogar los saberes ancestrales de la cultura mapuche en este ámbito y el conocimiento académico de la astronomía. Se trata de entrelazar los dos saberes. Y sabemos que no existe en Chile una propuesta como esta, a lo menos hasta donde hemos revisado. Queremos hacer justicia epistemológica”, detalla la profesora Saavedra.Sobre la ausencia de una iniciativa como la que plantean, Diego Carvacho se explaya y cuenta que “revisamos las bases curriculares del Ministerio de Educación desde primero básico hasta cuarto medio y hemos encontrado pequeñas cápsulas del tema mapuche; links que no existen; actividades optativas que en general se ocupan para decir que se cumplió con el objetivo propuesto por el Ministerio, pero que en el fondo no hay nada, no cumplen su finalidad”.Justicia epistemológicaUno de los conceptos que guía el trabajo del equipo es el de la justicia epistemológica, que la profesora María Soledad explica como la puesta en valor del conocimiento ancestral a la par del occidental. “Esto tiene que ver con los paradigmas”, dice.Y agrega: “en el mundo occidental, todos y todas entendemos que hay una sola manera de construir el conocimiento. Y el conocimiento se ha construido en la lógica del método científico. Pero cuando nos acercamos a los pueblos originarios, empezamos a entender que hay un conocimiento construido y hay un acervo cultural que ha sido producto de otra manera de entender el mundo, la vida, la naturaleza, los seres humanos. Eso no tiene que ver con el método científico. Es otra forma, por lo tanto, es otro paradigma”.Entonces, cuando hablamos de justicia epistemológica, estamos haciendo alusión a esa forma de conocer el mundo tan distinta y que ha sido desvalorizada, descalificada, discriminada e invisibilizada y que es lo que estos jóvenes han reconocido, por ejemplo, en el estudio de las bases curriculares. Podríamos tener muchos más ejemplos. Si vamos a los libros escolares no sabemos de su filosofía, de su cosmovisión y eso nos muestra que existe un saber que ha sido negado históricamente”.La justicia epistemológica, según la Dra. Huerta se trata de poner el conocimiento de los pueblos originarios en una zona de equilibrio, donde podamos reconocer, visibilizar, valorar y enriquecernos todos, generando un diálogo de saberes. “Y ese es el gran desafío que tenemos hoy y la oportunidad que tenemos como Universidad”, sostiene.En octubre, el equipo volverá al sur para implementar la propuesta a las y los estudiantes de primero medio del Liceo de Cultura y Difusión Artística de La Unión. Y se ha conversado con la profesora a cargo en el liceo “para que no sea una invasión nuestra, sino una colaboración”, finaliza la Dra. Leonor Huerta.

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