El Día de la Tierra y el debate del Antropoceno: una mirada desde la Ciencia y la conciencia

¿Estamos en la “época de los seres humanos”? ¿Por qué? A propósito del 22 de abril -fecha en que se rinde tributo al planeta-, la Dra. Pamela Jara Muñoz, académica del Departamento de Ingeniería en Minas y vicepresidenta de la Sociedad Geológica de Chile, analiza y reflexiona sobre esta era, pero también hace un llamado a responsabilizarnos de nuestras acciones y los efectos que estas provocan en el entorno.

El Día de la Tierra fue establecido en 1970 como un evento mundial que promueve la conciencia ambiental y la protección del planeta. Como Geólogos(as) (Geología=Ciencia que estudia la Tierra), no podemos ser ajenos a esta plataforma global para abordar problemas como el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación. Aun cuando hay motivaciones personales por hacerse parte de estos temas, hay un término acuñado en la comunidad científica hace algunas décadas, que ha tenido renombre precisamente por intentar conectar los ciclos terrestres con la influencia del paso del ser humano por este planeta y sus efectos.
El Antropoceno (“época de los seres humanos”) es un concepto que se empezó a utilizar más ampliamente hace 2 décadas, pero que arrastra una historia de extenso debate desde el siglo XVIII. Resulta algo difícil de definir, pues tiene connotaciones tanto geológicas-biológicas como culturales. En términos amplios, hace referencia a la época desde que las consecuencias de la actividad humana ya tan extendidas que sus efectos pueden ser identificados a una escala global. Algunos de los marcadores en la superficie de la Tierra de estos efectos podrían ser: la presencia de nuevos materiales como concreto o plástico, la erosión por la minería o la deforestación, aumento de hidrocarburos, metales pesados, residuos de plaguicidas, presencia de radionucleidos liberados por las pruebas de bombas nucleares, aumento en la temperatura global y del nivel del mar, la desaparición acelerada de especies, la homogeneización debido a la agricultura, introducción de especies invasoras, entre otros.
Es tan amplia la discusión y diversas las miradas, que se puede mencionar como ejemplo que hay quienes datan el inicio de esta época propuesta incluso antes de la Revolución Industrial, para el momento en que la invasión de América causó la muerte de aproximadamente 50 millones de indígenas por parte de los colonizadores, junto al etnocidio y las enfermedades importadas desde Europa. Esta baja dramática en la población indígena dejó grandes extensiones de tierra sin cultivar, que volvieron a ser cubiertas por la selva, la que habría absorbido considerables cantidades de dióxido de carbono atmosférico, evidenciado por un marcado descenso en los niveles de CO2 registrado en muestras de núcleos de hielo. Estos hechos como marcador del comienzo del Antropoceno es algo cuestionado por muchos geólogos, ya que, si bien podemos concordar en la relevancia de estos hechos históricos, el impacto a escala planetaria es relativamente pequeño.
Geología es el “estudio de la Tierra” en un sentido muy amplio, hay diversas subdisciplinas con diversos objetivos, pero también hay acuerdos y convenciones de modo de hablar un “idioma científico común”. En este sentido, se utiliza una carta Chronoestratigráfica para “ordenar” las Eras, Periodos y Épocas de su evolución, de la cual se encarga una comisión científica internacional, y que define esos límites a partir de protocolos preestablecidos y tras años de investigaciones que lo sustenten. En ese contexto, la subcomisión del Cuaternario (último Periodo de la Tierra) ha dado a conocer este año 2024, que concluyen que con los estándares utilizados para definir unidades de tiempo geológico no se puede dar por terminado el Holoceno, que corresponde a la Época actual caracterizada por un clima relativamente estable tras el fin de la última glaciación, y que presenta un entorno propicio para el desarrollo de la civilización humana. Es decir, no hay evidencias que permitan considerar estar viviendo una época diferente, por lo que no se aceptó el introducir el Antropoceno como Época en la escala Chronoestratigráfica.
Entonces, como geólogos(as) y en contextos científicos formales no se debiese utilizar la Época Antropoceno; sin embargo, como seres humanos, y dado que es un término acuñado para representar un cambio en cómo nos relacionamos con nuestro entorno y las modificaciones que como especie podemos hacer a los ecosistemas terrestres, considero relevante no dejarlo en el olvido. El “Día de la Tierra” nos convoca a esta reflexión, a no olvidar la historia cuando miramos hacia el futuro, a conocer sobre Eras, Periodos y Épocas para las cuales La Tierra y sus Eones estamos de paso, a hacernos responsables de lo que como seres humanos somos capaces de generar, y también destruir.

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