Investigador del Cedenna-Usach evidencia impresionante deshielo en la Antártica y estudia reacción de especies vegetales

Estudiando la adaptación de plantas antárticas, junto a un equipo de investigadores, el Dr. Gustavo Zúñiga del Cedenna, ha constatado cómo el suelo ha comenzado a pintar de verde a la isla Rey Jorge, dejando atrás el recuerdo de un clima frío cubierto de un manto blanco.
Hoy, en la isla Rey Jorge se observa la escasez de nieve y el recogimiento del glaciar Collins, lugar donde el grupo de especialistas trabaja hace varios años.

Hace más de 25 años que el Dr. Gustavo Zúñiga comenzó a ir a la Antártida para estudiar las especies vegetales que hace casi un cuarto de siglo eran escasas y que, aunque fuera verano, estaban rodeadas de una gruesa carpeta blanca.
El primer fin de semana de enero de este año, partió en una nueva expedición que esta vez está integrada por la Dra. Marisol Pizarro, investigadora del Cedenna; el estudiante del Laboratorio de Química y Farmacia de nuestra Casa de Estudios, Juan Balmaceda; y Krystal Randall, estudiante de doctorado australiana del grupo de trabajo de la profesora y colaboradora científica Sharon Robinson, de la Universidad de Wollongong.
El grupo que investigará durante un mes la evolución de las plantas antárticas, encontró cambios en el panorama y las tierras se ven más verdes, con musgos abundante, dejando en evidencia la impresionante retirada de la nieve.
La mitad del grupo se instaló en la isla Rey Jorge, y la otra mitad en la isla Robert, en las Shetland del Sur, para continuar el estudio sobre la respuesta de los musgos antárticos al cambio climático, analizando los registros que tienen durante el año, tomando muestras, haciendo algunos experimentos en laboratorios aumentando la temperatura en condiciones controladas, analizando la respuesta al calentamiento, comparando la evolución de los datos anteriores y registrando la temperatura durante el presente mes.
Gustavo Zúñiga, investigador del Centro para el Desarrollo de la Nanociencia y la Nanotecnología y académico de la Facultad de Química y Biología, viaja cada verano a estudiar esta adaptación de especies vegetales y reconoce que, en sus últimos registros, año a año ha constatado un máximo de temperatura que supera al anterior. A esto se suma, que las especies en estudio aumentan en número, lo que sugiere que tienen la capacidad para responder positivamente a los cambios que están ocurriendo.
En 2015, el académico realizó la misma travesía, pero entonces tomó una fotografía de la entrada a la base profesor Julio Escudero del Inach, en la isla Rey Jorge. La imagen muestra el fondo cubierto de nieve, en contraste con una que tomó este verano (enero 2020), donde se ve el terreno descubierto. Hoy, en la isla Rey Jorge se observa la escasez de nieve y el recogimiento del glaciar Collins, lugar donde el grupo de especialistas trabaja hace varios años.
El científico recuerda que hace una década en este lugar se apreciaba un horizonte blanco con algunos manchones verdes en verano, pero ha sido testigo de cómo el terreno verde ha ido creciendo y el blanco, retrocede rápidamente.
La investigación justamente trata de identificar cómo las plantas aprovechan las nuevas condiciones y se adaptan al cambio climático. En pequeñas estructuras como invernaderos que dejan instaladas todo el año (OTCs: Open Top Chambers), los investigadores comparan el impacto de unos pocos grados en el interior, versus la respuesta de los musgos que crecen de manera silvestre sobre el terreno cada vez más expuesto no sólo al sol, sino también a los vientos y la escasez de agua.
La Dra. Marisol Pizarro se encuentra en la isla Robert junto a la estudiante australiana, Krystal Randall. Explica que realizará recolección de muestras para luego hacer el análisis de los datos desde el año pasado a la fecha, mediante HPLC acoplado a espectrometría de masa, que se traduce en estudio de metabolitos o las sustancias que produce la planta como resultado de su proceso químico para sobrevivir, crecer o reproducirse.
No es su primer viaje, su primera partida fue en 2010 y hasta entonces, ni se imaginaba conocer la Antártida. Reconoce que el retorno navegando suele tener momentos incómodos de mareo, pero se compensan con una muy buena experiencia, “porque se pueden hacer cosas nuevas y hay muchas oportunidades de descubrir otras aristas para el proyecto. Junto con esto, la experiencia de conocer distintos tipos de científicas y científicos es enriquecedora”, comentó.
Ahora, en la isla Robert, colectará muestras de musgos y pastos, y espera que las plantas no estén estresadas, sino que estén adaptándose al cambio climático. Eso se ve en la morfología y en el cambio del metaboloma (conjunto de metabolitos). Aspectos fisiológicos, como tamaño y color, se observan in situ, pero los análisis posteriores se registran y esos datos se traen al laboratorio en Santiago junto con algunas muestras. Acá las estudiarán durante el año, buscando conocer el proceso de las plantas para adaptarse y, quizá en el futuro ese conocimiento pueda servir a otros, por ejemplo, en el ámbito de la agricultura para aplicarlo a cultivos afectados por el calentamiento global, o también para procesar nanopartículas con extractos de plantas antárticas mediante síntesis verde.
 

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