Dr. Gustavo Zúñiga, doctor en Ciencias Biológicas y académico de la Facultad de Química y Biología: “Sin investigación no hay Universidad”

Son más de 30 años dedicados a la Usach, pero también al estudio de la flora antártica que lo llevó a descubrir una planta que actuaría como filtro solar y que podría ser utilizada para la protección de la piel. Hoy el académico dedica su tiempo también a un megaproyecto internacional sobre los efectos del cambio climático en el continente blanco. Esta es su historia.

Para nadie son desconocidos los efectos del cambio climático en el mundo. El retroceso de  los glaciares es una muestra más de su impacto. “En la Antártica, en las Islas Shetland del Sur se han registrado inusuales temperaturas. Es visible un suelo con mucha piedra, poca vegetación, con poca caída de nieve”, relata el investigador y Dr. en Ciencias  Biológicas, Gustavo Zúñiga. Un par de plantas, entre ellas una granilla que es la primera que comenzó a estudiar,  la Deschamsia, ha aumentado porque la temperatura le favorece creciendo incluso cerca del mar. El académico estudia  qué respuestas tiene ante la salinidad. “Es un buen modelo pensando en cómo incorporar parte de los mecanismos que tiene esta planta en cultivo, porque el agua va a ser un factor limitante en muchas partes del mundo”, sostiene.
Son ya 38 años los que ha dedicado el Dr.  Zúñiga a nuestra Universidad. Hoy, el profesor, investigador y exdecano de la Facultad de Química y Biología,  asegura que la Usach cumple un rol social relevante. “La investigación afortunadamente se ha fortalecido. Con la acreditación por siete años se provocó un cambio favorable. No puede haber Universidad sin investigación. Antes esta idea se sustentaba poco y era menor el universo de investigadores activos en las distintas áreas. Esto es lo que hay que mantener. La Usach me permitió desarrollarme”, remarca.
Retrocedemos en el tiempo y nos cuenta que llegó hasta este Plantel cuando era la Universidad Técnica del Estado. Su padre quería que estudiara medicina, pero desde muy pequeño cultivó el interés por la Química. Fue así como dio la Prueba de Aptitud Académica e ingresó a la Licenciatura en Química, pero hubo un error ya que la carrera estaba estructurada como una Licenciatura en Educación , por ende su primera profesión ha sido la de profesor de Estado en Química y Biología.  Su buen desempeño estudiantil le permitió ser ayudante ad honorem . Guiado en su tesis por un profesor por hora de la Universidad de Chile, ingresó al Magíster en Ciencias  de la Universidad de Bello, lugar donde tuvo sus primeros acercamientos a los laboratorios. Allí también se titularía como Doctor.
En 1987 y con más de 8 publicaciones postuló a profesor de jornada completa en el Departamento de Química de la Usach y se ganó el puesto, como también se hizo cargo de uno de sus laboratorios. 5 años más tarde un grupo de químicos comenzó a estudiar un proyecto para  crear la Facultad de Química y Biología. Fue vicedecano de investigación entre 2000 y 2005. Estuvo dedicado a temas colaborativos hasta que lo postularon como decano; ganó las elecciones en dos oportunidades.
Si no cuidamos la Antártica, no podemos cuidar al mundo
-Profesor, usted ha tenido mucho reconocimiento por sus investigaciones en la Antártica. ¿Cuando aparece el continente blanco en su horizonte?
-En 1991, cuando mi tutor de la Universidad de Chile, Luis Corcuera, me pregunta si me gustaría ir a la Antártica. Obviamente le dije que sí, a lo que el respondió que debía escribir un proyecto. En febrero del 92 viajé y el proyecto duró hasta 1997.  Luego la gente del Instituto Nacional Antártico (Inach) me invitó a postular de forma independiente con otro proyecto que me adjudiqué y que pretendía estudiar el efecto de la radiación ultravioleta en las plantas .
-Entiendo que ha llegado a resultados interesantes que podrían derivar en un bloqueador solar a partir de plantas antárticas.
Lo que pasa es que dentro de  los mismos proyectos antárticos cuando estábamos trabajando en radiación ultravioleta nos encontramos con dos plantas vasculares que crecen allá, la Deschamsia y el Colobanthus; esta última es de la misma familia del clavel. La radiación ultravioleta provoca un daño oxidativo que es esta quemazón que nos produce en la piel  y que genera un grupo de moléculas que se llaman especies reactivas de oxigeno, muy dañinas y responsables del envejecimiento de la piel y de provocar alteraciones que se traducen en algunos tipos de cáncer. Estudiando la Deschamsia encontramos que produce moléculas que atrapan estos radicales dañinos y los inactiva, evitando que esos radicales actúen. Cuando hicimos lo mismo con el Colobanthus nos fijamos que produce moléculas que evitan que la radiación ultravioleta llegue a la célula y ese es el principio del filtro solar. De ahí que postulamos que estas moléculas eran filtros naturales y este año desarrollamos una prueba que la probamos en la Antártica y funcionó bastante bien.
-Hace algunas semanas, en el espacio de investigación de Usach al Día difundimos una nota sobre un megaproyecto internacional en el que la Universidad a través suyo está presente para proteger la Antártica.
-Sí, inició en 2021 y termina en 2027. Es una visión global de todo lo que ocurre en la Antártica y el lema es “Si no cuidamos la Antártica no vamos a poder cuidar al mundo”. Se ha demostrado que todos los eventos producto del cambio climático tienen algún impacto respecto al resto del planeta. Sin ir mas lejos,  hay eventos que ocurrieron en Chile asociados a olas de calor en la Antártica, por ejemplo el aluvión en la Región de Atacama en 2015 se produce luego de eventos de días de calor inusual en el continente blanco. En 2020 publicamos un trabajo  que dio cuenta que también hubo varios días de calor en una base argentina (17 grados) con  eventos en el resto del planeta.  Los más conocidos fueron inundaciones inusuales que arrasaron viñedos en Alemania. El proyecto apunta a generar información amplia desde distintos ámbitos científicos como forma de entender lo que pasa y mitigar el impacto de lo que estamos viendo. De alguna manera la Antártica es el receptor de lo que pasa en el resto del planeta. El proyecto es bastante grande e integra a varias universidades australianas y de nueva Zelanda, como también otras colaboradoras del resto del mundo. De Latinoamérica la única es la Usach. Dentro de Chile está el Inach que nos da la logística como grupo de investigación.
Ad portas de su jubilación, el Dr. Zúñiga sigue con sus cátedras.  Sostiene que un investigador que no transmite lo que desarrolla no tiene sentido. “Ahí esta el aporte que yo puedo hacer: transmitir lo que he vivido. El profesor que no hace investigación se transforma en un relator que lee un libro y lo explica, pero es distinto cuando tienes la practica. Nunca he dejado de hacer mis horas de clases , inclusive durante el tiempo que fui decano. Me relaja hacer clases , me entretiene estar con los estudiantes y me mantiene activo leyendo papers junto a ellos mejorando las clases. La investigación sólo en el laboratorio no se justifica”, concluye.

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