Política

Español

Cumbre de las Américas: presencia de Cuba, postura boliviana contra Chile y ausencia de Presidenta Michelle Bachelet

Cumbre de las Américas: presencia de Cuba, postura boliviana contra Chile y ausencia de Presidenta Michelle Bachelet

La séptima edición del encuentro continental, en Panamá,  tuvo como eje principal la reunión entre los mandatarios de Estados Unidos y Cuba -Barack Obama y Raúl Castro-, marcando el restablecimiento de las relaciones entre ambos países, opina el académico del Instituto de Estudios Avanzados (IDEA), Cristián Parker.

Cada tres años, se realiza la Cumbre de las Américas, instancia que permite establecer una agenda conjunta entre las naciones, en temas de gran relevancia social como educación, salud, medio ambiente, participación ciudadana, gobernabilidad y democracia.

Sin embargo, la cercanía entre Barack Obama y Raúl Castro acaparó la atención. Cuba asistió por primera vez a esta Cumbre que se desarrolla desde 1994. En ese entonces, el país caribeño no era miembro de la Organización de Estados Americanos (OEA) debido a la suspensión que comenzó en 1962. Sólo en 2009 dicha condición fue revocada, supeditándola a “un proceso de diálogo iniciado a solicitud del Gobierno de la República de Cuba y de conformidad con las prácticas, los propósitos y principios de la OEA”, según indica una resolución del organismo americano.

En diciembre pasado, ambas naciones comunicaron al mundo su intención de restablecer relaciones diplomáticas. Tras el anuncio, la liberación mutua de presos políticos y la idea del Presidente Barack Obama de proponer al Congreso de los Estados Unidos el retiro del bloqueo económico que vive la isla, auguraron un futuro concreto a la promisoria iniciativa.

Para el académico del Instituto de Estudios Avanzados (IDEA), Cristián Parker, la importancia del encuentro entre el mandatario norteamericano y su par cubano, radica en que “básicamente estamos ante el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba, tomando en cuenta que desde el año 1962 que estaban rotas, y se había generado toda una política de bloqueo desde Estados Unidos hacia la isla”, explica.

Enfatiza que “esa confrontación que era típica de la Guerra Fría se termina, e iniciamos la posguerra fría en el marco de las relaciones entre ambos Estados”.

A juicio del experto, la ruptura que existía entre estos países “era una piedra en el zapato para todo el sistema de relaciones diplomáticas del hemisferio”, ya que hace mucho tiempo que rondaba la idea de reintegrar a Cuba.

Por lo mismo, el restablecimiento del trato con la isla, “significa la reincorporación plena al sistema multilateral americano y el fin de la exclusión”.

Explica el académico que pese a mantener una relación distante con Estados Unidos, Cuba estaba plenamente integrada al sistema americano relativo al Caribe, “puesto que  fue parte del grupo que creó la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) hace unos cinco años. Incluso, Raúl Castro fue presidente de la organización”.

La situación de Cuba era que “participaba plenamente en el sistema de integración latinoamericano, pero excluido del sistema americano hemisférico global porque siempre había veto de Estados Unidos”.

Chile y Bolivia

Para Bolivia, la cumbre fue una oportunidad para plantear su posición frente a la demanda que interpuso en la Haya en contra de Chile. Así lo anticipó José Alberto González, presidente de la Cámara de Senadores de aquel país, quien afirmó que la instancia “tiene mucha repercusión, mucha cobertura mediática, y obviamente nos parece que es otro de los foros en los cuales podemos plantear nuestra demanda marítima. Nos parece absolutamente legítimo y necesario”.

Y si bien Chile le otorga un prisma bilateral al tema, el académico Cristián Parker expresa que “los encargados de la política exterior chilena, se han dado cuenta que siendo un tema de este carácter, en la medida que está planteada la demanda en la Haya, existe también una necesidad de generar una opinión pública favorable a la causa chilena”.

A juicio del especialista, Bolivia siempre ha desarrollado intensas campañas a nivel internacional para favorecer su posición “y, sobre todo, presentarse como víctima de la situación mediterránea; y, por lo tanto, generar solidaridad del resto de los países”.

Para el académico, es necesario que Chile también informe su postura al mundo, que tiene como soporte el tratado de 1904, y que “no ha sido injusta hacia Bolivia”.

Ausencia de la Presidenta Bachelet

“Creo que es una pérdida, porque siempre es bueno que la Presidenta esté presente en estas cumbres”, destaca Cristián Parker, respecto a la ausencia de Michelle Bachellet en esta relevante reunión desarrollada en Panamá.

“El hecho que no haya estado significa que está priorizando hechos internos y no los temas internacionales”, puntualiza.

“A Chile le hace falta seguir con una presencia internacional relevante y en la medida que (Bachelet) se vaya restando de ese escenario, nuestro país va ir perdiendo capacidad de liderazgo en ciertos temas en América del Sur”, concluye el académico del Instituto de Ideas Avanzadas (IDEA).

Encuesta refleja el descrédito “del sistema político y de las élites” por los casos de corrupción

Encuesta refleja el descrédito “del sistema político y de las élites” por los casos de corrupción

  • Los casos Caval, Penta y Soquimich están bastante relacionados, pues ocurren en un contexto de descrédito “del sistema político y de las élites”, afirma el Dr. César Ross, académico del Instituto de Estudios Avanzados, IDEA, de nuestra Institución. La encuesta Barómetro, de Cerc y Mori, marcan un descenso en la credibilidad de la mandataria, los políticos y la iglesia, como síntoma claro de desconfianza social. El experto atribuye el resultado a que la opinión pública maneja información precisa a partir de documentos.

 




Coletazos por el caso Caval, a los niveles de aprobación de la Presidenta Michelle Bachellet, arrojó la última edición del Barómetro, encuesta realizada por Cerc y Mori. Descenso en la credibilidad de la Mandataria y los políticos, como también en el mundo de la iglesia,  es síntoma claro de desconfianza social según sostiene la medición, la cual indica que la crisis del 2015 es principalmente una crisis de las élites.

Según el Dr. César Ross, académico del Instituto de Estudios Avanzados, IDEA, la información que la opinión pública maneja acerca de los casos de corrupción que han sacudido al país, ha sido fundamental para profundizar el desencanto. “Si uno mira la trayectoria de la mayoría de las encuestas, sin duda alguna lo único que hay entre las cifras anteriores y la actual, es la información pública que hay sobre los casos”, explica el experto.

Los casos Caval, Penta y Soquimich están bastante relacionados, dice el profesor Ross, pues ocurren en un contexto de descrédito “del sistema político y de las élites”. Según el académico, siempre hubo una crítica popular hacia los políticos pero basada en suposiciones o corazonadas; no obstante la información incriminatoria y taxativa que hoy es de dominio público, ha dado forma concreta a las acusaciones.

Lo que ocurrió en las últimas semanas, y meses probablemente,  otorgó a los cuestionamientos al sistema, nombre y apellido; caras y audio. “La gente ha escuchado las audiencias, las grabaciones, tienen detalles, montos y fechas. Entonces esa materialidad de la crítica es lo que no solamente le otorga mayor precisión, sino que le da una veracidad que escapa de la pura especulación”, dice el  Dr. Ross.

La corrupción en que está sumida la sociedad chilena, no es un fenómeno nuevo a juicio del Dr. Ross. “La relación compleja entre poder económico y político, es tan antigua como los seres humanos organizados en sociedad”, afirma. La disonancia entre verdad y expectativa -cree el investigador- viene de la pretensión de que hemos tenido una democracia ejemplar solo manchada por el golpe militar. “Frente a esa perspectiva y anhelo, nos encontramos con la realidad que nos dice, de tanto en tanto, que nosotros no somos ni una democracia ni una sociedad ejemplar”, sentencia.

“Hoy tenemos información muy concreta que nos dicen que son las élites las que han estado fallando”, subraya el Dr. Ross.

Según el sondeo, en las élites está alojada la novedad de esta crisis. Y a juicio del Dr. Ross aquello tiene relación con la red de influencia descubierta, que aquel grupo mantiene sobre las decisiones que afectan a la sociedad en su conjunto.

“Cuando hay información muy concreta, sobre la relación entre dinero y política, en que  parece que no solamente los empresarios, sino los de derecha estuvieron y están vinculados con la dictadura y con el pinochetismo más duro, pareciera que son ellos los que están escribiendo la agenda de la política”. “(…) Son ellos los que financian las campañas,  los que llaman por teléfono a los parlamentarios y los pautean”, dice el profesor Ross.

Sobre la corrupción

Resalta que el problema de la corrupción es grave, porque los estándares éticos se han incrementado. Para el académico, es más flagrante cuando ésta se manifiesta dentro de las  élites que en un individuo normal. “Cuando un padre de familia desempleado roba, uno puede entenderlo. La corrupción está asociada al capital cultural, a una situación desesperada” dice el investigador. Sin embargo, cuando “una persona tiene 22 mil millones y hace fraude por mil millones más, tú puedes entender que esa corrupción y falta de ética, es más agravante sobre todo en una opinión pública que gana 500 mil pesos en promedio al mes”.

Para la sociedad chilena es más delicado, que quien tiene mucho manipule lo que sea necesario para obtener más.  Asimismo, “que tenga la precaución de aparecer frente a la opinión pública como una persona proba e impecable que no ha cometido ninguna falta”, dice el Dr. Ross.

Recuperar la confianza

“La confianza pública se construye en el largo plazo y se rompe rápidamente. Por lo tanto cualquier reconstrucción de la credibilidad es algo que no va a ocurrir con brevedad”, sostiene el Dr. Ross. Según el académico, deben ocurrir gestos que sean simbólicos para recuperarla. Por ejemplo, si cuando se destapó el caso Caval “hubiese aparecido el hijo de la Presidenta diciendo ‘esto ha sido un error, así que  desarmaré el negoció, devolveré la propiedad y el crédito y además renunciaré al cargo público’, habría servido”, explica el académico.

Sin embargo, la inercia en que deambulan quienes gobiernan el país, impide que sucedan grandes cambios. “Los parlamentarios no van a renunciar a sus cargos, porque la legislación actual no los obliga. Nadie va a tener el acto moralmente desgarrador de irse para la casa”, afirma el Dr. Cesar Ross.

Agrega que, en ese contexto, algunos políticos le bajaran el perfil al tema, haciendo que el desencanto aleje de las urnas a los electores. “Si la gente descontenta se abstiene de votar, y lo hacen los mismos, legitimará a quienes salgan electos”, dice el experto.

Por eso, es posible que el ciclo de descrédito de los políticos siga hacia delante “siempre y cuando nosotros en la próxima elección, podamos ver que el electorado responde y castiga”, cree el Dr. Cesar Ross.

Una respuesta rotunda del electorado

Una reacción, que podría significar un verdadero cambio  dentro del sistema, consistiría en que el lectorado no vote por quienes han estado en el poder, en los últimos 30 o 40 años, sino por un personaje distinto, sin sofisticación ideológica, ni un discurso pero que prometa algo que satisfaga a la mayoría, afirma el Dr. Ross. “Podría haber un aventurero político, que entre en escena y que sea capaz de seducir a la opinión pública. Si la gente votara por él, uno podría decir que hubo reacción”, concluye.

Encuesta refleja el descrédito “del sistema político y de las élites” por los casos de corrupción

Encuesta refleja el descrédito “del sistema político y de las élites” por los casos de corrupción

Los casos Caval, Penta y Soquimich están bastante relacionados, pues ocurren en un contexto de descrédito “del sistema político y de las élites”, afirma el Dr. César Ross, académico del Instituto de Estudios Avanzados, IDEA, de nuestra Institución. La encuesta Barómetro, de Cerc y Mori, marcan un descenso en la credibilidad de la mandataria, los políticos y la iglesia, como síntoma claro de desconfianza social. El experto atribuye el resultado a que la opinión pública maneja información precisa a partir de documentos.

Coletazos por el caso Caval, a los niveles de aprobación de la Presidenta Michelle Bachellet, arrojó la última edición del Barómetro, encuesta realizada por Cerc y Mori. Descenso en la credibilidad de la Mandataria y los políticos, como también en el mundo de la iglesia,  es síntoma claro de desconfianza social según sostiene la medición, la cual indica que la crisis del 2015 es principalmente una crisis de las élites.

Según el Dr. César Ross, académico del Instituto de Estudios Avanzados, IDEA, la información que la opinión pública maneja acerca de los casos de corrupción que han sacudido al país, ha sido fundamental para profundizar el desencanto. “Si uno mira la trayectoria de la mayoría de las encuestas, sin duda alguna lo único que hay entre las cifras anteriores y la actual, es la información pública que hay sobre los casos”, explica el experto.

Los casos Caval, Penta y Soquimich están bastante relacionados, dice el profesor Ross, pues ocurren en un contexto de descrédito “del sistema político y de las élites”. Según el académico, siempre hubo una crítica popular hacia los políticos pero basada en suposiciones o corazonadas; no obstante la información incriminatoria y taxativa que hoy es de dominio público, ha dado forma concreta a las acusaciones.

Lo que ocurrió en las últimas semanas, y meses probablemente,  otorgó a los cuestionamientos al sistema, nombre y apellido; caras y audio. “La gente ha escuchado las audiencias, las grabaciones, tienen detalles, montos y fechas. Entonces esa materialidad de la crítica es lo que no solamente le otorga mayor precisión, sino que le da una veracidad que escapa de la pura especulación”, dice el  Dr. Ross.

La corrupción en que está sumida la sociedad chilena, no es un fenómeno nuevo a juicio del Dr. Ross. “La relación compleja entre poder económico y político, es tan antigua como los seres humanos organizados en sociedad”, afirma. La disonancia entre verdad y expectativa -cree el investigador- viene de la pretensión de que hemos tenido una democracia ejemplar solo manchada por el golpe militar. “Frente a esa perspectiva y anhelo, nos encontramos con la realidad que nos dice, de tanto en tanto, que nosotros no somos ni una democracia ni una sociedad ejemplar”, sentencia.

“Hoy tenemos información muy concreta que nos dicen que son las élites las que han estado fallando”, subraya el Dr. Ross.

Según el sondeo, en las élites está alojada la novedad de esta crisis. Y a juicio del Dr. Ross aquello tiene relación con la red de influencia descubierta, que aquel grupo mantiene sobre las decisiones que afectan a la sociedad en su conjunto.

“Cuando hay información muy concreta, sobre la relación entre dinero y política, en que  parece que no solamente los empresarios, sino los de derecha estuvieron y están vinculados con la dictadura y con el pinochetismo más duro, pareciera que son ellos los que están escribiendo la agenda de la política”. “(…) Son ellos los que financian las campañas,  los que llaman por teléfono a los parlamentarios y los pautean”, dice el profesor Ross.

Sobre la corrupción

Resalta que el problema de la corrupción es grave, porque los estándares éticos se han incrementado. Para el académico, es más flagrante cuando ésta se manifiesta dentro de las  élites que en un individuo normal. “Cuando un padre de familia desempleado roba, uno puede entenderlo. La corrupción está asociada al capital cultural, a una situación desesperada” dice el investigador. Sin embargo, cuando “una persona tiene 22 mil millones y hace fraude por mil millones más, tú puedes entender que esa corrupción y falta de ética, es más agravante sobre todo en una opinión pública que gana 500 mil pesos en promedio al mes”.

Para la sociedad chilena es más delicado, que quien tiene mucho manipule lo que sea necesario para obtener más.  Asimismo, “que tenga la precaución de aparecer frente a la opinión pública como una persona proba e impecable que no ha cometido ninguna falta”, dice el Dr. Ross.

Recuperar la confianza

“La confianza pública se construye en el largo plazo y se rompe rápidamente. Por lo tanto cualquier reconstrucción de la credibilidad es algo que no va a ocurrir con brevedad”, sostiene el Dr. Ross. Según el académico, deben ocurrir gestos que sean simbólicos para recuperarla. Por ejemplo, si cuando se destapó el caso Caval “hubiese aparecido el hijo de la Presidenta diciendo ‘esto ha sido un error, así que  desarmaré el negoció, devolveré la propiedad y el crédito y además renunciaré al cargo público’, habría servido”, explica el académico.

Sin embargo, la inercia en que deambulan quienes gobiernan el país, impide que sucedan grandes cambios. “Los parlamentarios no van a renunciar a sus cargos, porque la legislación actual no los obliga. Nadie va a tener el acto moralmente desgarrador de irse para la casa”, afirma el Dr. Cesar Ross.

Agrega que, en ese contexto, algunos políticos le bajaran el perfil al tema, haciendo que el desencanto aleje de las urnas a los electores. “Si la gente descontenta se abstiene de votar, y lo hacen los mismos, legitimará a quienes salgan electos”, dice el experto.

Por eso, es posible que el ciclo de descrédito de los políticos siga hacia delante “siempre y cuando nosotros en la próxima elección, podamos ver que el electorado responde y castiga”, cree el Dr. Cesar Ross.

Una respuesta rotunda del electorado

Una reacción, que podría significar un verdadero cambio  dentro del sistema, consistiría en que el lectorado no vote por quienes han estado en el poder, en los últimos 30 o 40 años, sino por un personaje distinto, sin sofisticación ideológica, ni un discurso pero que prometa algo que satisfaga a la mayoría, afirma el Dr. Ross. “Podría haber un aventurero político, que entre en escena y que sea capaz de seducir a la opinión pública. Si la gente votara por él, uno podría decir que hubo reacción”, concluye.

Fernando Estenssoro: “Estamos en un momento de incertidumbre frente a la Haya”

Fernando Estenssoro: “Estamos en un momento de incertidumbre frente a la Haya”

  • “La relación con Bolivia no está pasando por un buen momento”, afirma el académico Fernando Estenssoro, Dr. en Estudios Americanos e investigador del Instituto de Estudios Avanzados de nuestra Institución. Añade que el juicio que interpuso el país altiplánico contra Chile en la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de la Haya, estableció una barrera entre ambas naciones. “Mientras  ésta no desaparezca del horizonte, vamos a seguir  un proceso de conversaciones trabadas”, sentencia.

 




El 4 de mayo se iniciarán los alegatos en el marco de la demanda boliviana contra Chile en la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de la Haya, que busca -mediante el derecho expectaticio entre otros argumentos-, que las partes se sienten a conversar con el fin de encontrar una solución al “problema de la mediterraneidad” presentado por el vecino país.

Hace algunos días, el canciller chileno, Heraldo Muñoz, declaró a un periódico boliviano, que mientras se desarrollase el juicio en la CIJ “es inviable pretender una salida concertada”. Para Fernando Estenssoro, resultan absolutamente plausibles las palabras del Ministro de Relaciones Exteriores. “Cómo usted va ir a conversar, cuando su contraparte lo ha llevado a una situación en donde lo demanda. Eso sería una muy mala señal. Significaría dejar de defender los propios intereses”, explica el académico. “A Chile, Bolivia lo puso -en ese sentido- contra la espada y la pared, y no le dejó salida”, añade.

En el año 2006, bajo el primer mandato de Michelle Bachelet, se estableció una agenda con 13 puntos la cual buscaba promover la integración entre ambos países. Sin embargo, según Estenssoro, la relación se tensó producto de que, bajo la presidencia de Sebastián Piñera, se privilegió a Perú en medio de la demanda marítima que ese país interpuso en la misma Corte Internacional de Justicia.

Sobre los cambios que ha experimentado la diplomacia entre los dos países en el último tiempo, Estenssoro estima que Bolivia cometió un error al seguir por la causa judicial su aspiración de una salida al mar (durante el gobierno de Sebastián Piñera). “Con el retorno de Bachelet al Ejecutivo, “no le deja espacio para dialogar”, ni en el caso que “quisiera avanzar en un proceso de negociaciones, porque no tiene espacio”, explica.

Estenssoro cree que el Presidente Evo Morales debió esperar, pues “los gobiernos cambian, y varían sus políticas y tratamientos hacia el problema con Bolivia”.

Sobre la campaña mediática

“Creo que Bolivia ha hecho una campaña importante de dar a conocer sus ideas, sin lugar a dudas”, agrega.

En marzo de este año, Álvaro García Linera, vicepresidente boliviano, expresó: “Nuestra demanda ya se ha convertido en una bandera mundial de justicia porque se sostiene en resolver una injusticia histórica, en el derecho internacional y en la búsqueda de integración. Lo demás es ruido, esto es lo real y esta realidad es la que hoy se impone en el mundo”. Para Fernando Estenssoro estas apreciaciones son apresuradas: “No me queda tan claro que eso sea así, lo que no significa que si pueda tener apoyo de muchos países y sectores”. Sin embargo, el académico cree que tales afirmaciones -o la misma demanda en la CIJ- son para “consumo interno”, es decir “para afirmar la popularidad del gobierno”.

Patricio Walker, presidente del Senado, asistirá la reunión de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), con el fin de enfrentar lo que a su juicio es “un lobby” de Bolivia, que “ha desinformado a otros países del continente”. Según Estenssoro, lo que hace el legislador, es utilizar la misma estrategia mediática de Bolivia. “Chile tenía una política de mantener esto de manera bilateral, pero estas son formas de ir respondiendo a la estrategia que ha ido haciendo Bolivia”, dice el experto.

En general, “Chile ha seguido la estrategia correcta de plantear este tema como un asunto de Estado y no de Gobierno”, afirma Estenssoro.

Añade que a falta definir una política hacia Bolivia que sea de Estado y no de Gobierno, “porque si no cada Gobierno que sale puede cambiar de opinión y así  las relaciones diplomáticas, como sucedió con Bolivia durante el período de Sebastián Piñera”.

Para Estenssoro, nuestro país debería tener una política de Estado con sus vecinos porque  “Hay que dar una respuesta definitiva al tema de Bolivia, si no vamos a estar sujetos todo el tiempo a los cambios de Gobierno en ambos países”.

“El mar es de Bolivia”

Trece mil litros de agua para los damnificados del norte envió Bolivia. Sin embargo, el Ministro de Defensa de aquel país, Jorge Ledezma, y encargado de suministrar la ayuda, coordinó la distribución,  vistiendo una chaqueta con la frase “el mar es de Bolivia” bordada en el pecho. La acción fue considerada una provocación a tal punto, que el mismo Evo Morales pidió disculpas públicas, afirmando que nada político había tras el ofrecimiento, y destituyó de inmediato al funcionario público. 

Para Fernando Estenssoro este episodio es parte de la estrategia política sin duda. Aclara que es lo mismo que sucedió cuando sectores tildaron la acción del Gobierno de Chile como soberbia, tras rechazar en primera instancia el ofrecimiento de Bolivia. “Esto es como un partido de futbol, son jugadas que hacen los entrenadores y los resultados  se verán después de los 90 minutos”, sentencia.

Piensa Estenssoro, que  “vamos a tener una serie de declaraciones y contradeclaraciones hasta que lleguemos al 4 de mayo, porque la ciudadanía y los medios de comunicación van a estar absolutamente pendientes. Entonces, las autoridades no pueden quedar al margen”.  

Posiciones frente a la demanda

El experto afirma que si se analiza jurídicamente el planteamiento de Bolivia, tiene muy poco asidero, pero “políticamente es brillante”. Sin embargo, explica, lo que hay que entender es que la CIJ es una corte política, es decir salomónica. “Cuando usted va al tribunal de la Haya, esta no le puede dar 100 % la razón a uno y 0% al otro, porque eso terminaría en guerra”, detalla.

Afirma que la situación es que, jurídicamente, la postura de Bolivia es muy inconsistente; incluso, “mucho más débil que la que tuvo Perú cuando llevó a Chile a La Haya”. El problema es que la CIJ, al ser un tribunal político,  “ha dado miles de sorpresas, y  por eso, en este minuto, estamos ante una gran incertidumbre”.

Fernando Estenssoro: “Estamos en un momento de incertidumbre frente a la Haya”

Fernando Estenssoro: “Estamos en un momento de incertidumbre frente a la Haya”

El 4 de mayo se iniciarán los alegatos en el marco de la demanda boliviana contra Chile en la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de la Haya, que busca -mediante el derecho expectaticio entre otros argumentos-, que las partes se sienten a conversar con el fin de encontrar una solución al “problema de la mediterraneidad” presentado por el vecino país.

Hace algunos días, el canciller chileno, Heraldo Muñoz, declaró a un periódico boliviano, que mientras se desarrollase el juicio en la CIJ “es inviable pretender una salida concertada”. Para Fernando Estenssoro, resultan absolutamente plausibles las palabras del Ministro de Relaciones Exteriores. “Cómo usted va ir a conversar, cuando su contraparte lo ha llevado a una situación en donde lo demanda. Eso sería una muy mala señal. Significaría dejar de defender los propios intereses”, explica el académico. “A Chile, Bolivia lo puso -en ese sentido- contra la espada y la pared, y no le dejó salida”, añade.

En el año 2006, bajo el primer mandato de Michelle Bachelet, se estableció una agenda con 13 puntos la cual buscaba promover la integración entre ambos países. Sin embargo, según Estenssoro, la relación se tensó producto de que, bajo la presidencia de Sebastián Piñera, se privilegió a Perú en medio de la demanda marítima que ese país interpuso en la misma Corte Internacional de Justicia.

Sobre los cambios que ha experimentado la diplomacia entre los dos países en el último tiempo, Estenssoro estima que Bolivia cometió un error al seguir por la causa judicial su aspiración de una salida al mar (durante el gobierno de Sebastián Piñera). “Con el retorno de Bachelet al Ejecutivo, “no le deja espacio para dialogar”, ni en el caso que “quisiera avanzar en un proceso de negociaciones, porque no tiene espacio”, explica.

Estenssoro cree que el Presidente Evo Morales debió esperar, pues “los gobiernos cambian, y varían sus políticas y tratamientos hacia el problema con Bolivia”.

Sobre la campaña mediática

“Creo que Bolivia ha hecho una campaña importante de dar a conocer sus ideas, sin lugar a dudas”, agrega.

En marzo de este año, Álvaro García Linera, vicepresidente boliviano, expresó: “Nuestra demanda ya se ha convertido en una bandera mundial de justicia porque se sostiene en resolver una injusticia histórica, en el derecho internacional y en la búsqueda de integración. Lo demás es ruido, esto es lo real y esta realidad es la que hoy se impone en el mundo”. Para Fernando Estenssoro estas apreciaciones son apresuradas: “No me queda tan claro que eso sea así, lo que no significa que si pueda tener apoyo de muchos países y sectores”. Sin embargo, el académico cree que tales afirmaciones -o la misma demanda en la CIJ- son para “consumo interno”, es decir “para afirmar la popularidad del gobierno”.

Patricio Walker, presidente del Senado, asistirá la reunión de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), con el fin de enfrentar lo que a su juicio es “un lobby” de Bolivia, que “ha desinformado a otros países del continente”. Según Estenssoro, lo que hace el legislador, es utilizar la misma estrategia mediática de Bolivia. “Chile tenía una política de mantener esto de manera bilateral, pero estas son formas de ir respondiendo a la estrategia que ha ido haciendo Bolivia”, dice el experto.

En general, “Chile ha seguido la estrategia correcta de plantear este tema como un asunto de Estado y no de Gobierno”, afirma Estenssoro.

Añade que a falta definir una política hacia Bolivia que sea de Estado y no de Gobierno, “porque si no cada Gobierno que sale puede cambiar de opinión y así  las relaciones diplomáticas, como sucedió con Bolivia durante el período de Sebastián Piñera”.

Para Estenssoro, nuestro país debería tener una política de Estado con sus vecinos porque  “Hay que dar una respuesta definitiva al tema de Bolivia, si no vamos a estar sujetos todo el tiempo a los cambios de Gobierno en ambos países”.

“El mar es de Bolivia”

Trece mil litros de agua para los damnificados del norte envió Bolivia. Sin embargo, el Ministro de Defensa de aquel país, Jorge Ledezma, y encargado de suministrar la ayuda, coordinó la distribución,  vistiendo una chaqueta con la frase “el mar es de Bolivia” bordada en el pecho. La acción fue considerada una provocación a tal punto, que el mismo Evo Morales pidió disculpas públicas, afirmando que nada político había tras el ofrecimiento, y destituyó de inmediato al funcionario público.

Para Fernando Estenssoro este episodio es parte de la estrategia política sin duda. Aclara que es lo mismo que sucedió cuando sectores tildaron la acción del Gobierno de Chile como soberbia, tras rechazar en primera instancia el ofrecimiento de Bolivia. “Esto es como un partido de futbol, son jugadas que hacen los entrenadores y los resultados  se verán después de los 90 minutos”, sentencia.

Piensa Estenssoro, que  “vamos a tener una serie de declaraciones y contradeclaraciones hasta que lleguemos al 4 de mayo, porque la ciudadanía y los medios de comunicación van a estar absolutamente pendientes. Entonces, las autoridades no pueden quedar al margen”. 

Posiciones frente a la demanda

El experto afirma que si se analiza jurídicamente el planteamiento de Bolivia, tiene muy poco asidero, pero “políticamente es brillante”. Sin embargo, explica, lo que hay que entender es que la CIJ es una corte política, es decir salomónica. “Cuando usted va al tribunal de la Haya, esta no le puede dar 100 % la razón a uno y 0% al otro, porque eso terminaría en guerra”, detalla.

Afirma que la situación es que, jurídicamente, la postura de Bolivia es muy inconsistente; incluso, “mucho más débil que la que tuvo Perú cuando llevó a Chile a La Haya”. El problema es que la CIJ, al ser un tribunal político,  “ha dado miles de sorpresas, y  por eso, en este minuto, estamos ante una gran incertidumbre”.

Crisis por los dineros en la política chilena: Aún no aparecen los “síntomas más escondidos”

Crisis por los dineros en la política chilena: Aún no aparecen los “síntomas más escondidos”

  • Para el sociólogo Alberto Mayol, “hoy día estamos viendo aparecer  la enfermedad y no los síntomas más escondidos”. El académico de la Facultad de Administración y Economía (FAE) de nuestra Institución, cree que tras los escándalos de corrupción que han afectado a la clase política, subyace una crisis dentro de  las élites gobernantes. Agrega que, por lo que se aprecia, los políticos chilenos no están dispuestos a sincerar todo, porque ello conllevaría -incluso- a renunciar a sus cargos y situaciones ventajosas.

 




Alta convulsión se ha vivido durante los últimos meses en nuestro país, producto de una serie de escándalos de corrupción que mezclan el poder político con el económico. Las empresas Penta y Soquimich, suministraron al margen de la ley, recursos a una serie de políticos para financiar sus campañas electorales. Sebastián Dávalos, hijo de la Presidenta de la República Michelle Bachellet, debió renunciar a su cargo como Director Sociocultural de La Moneda debido a que consiguió un préstamo, por más de 6 mil millones de pesos, del vicepresidente del Banco de Chile Andrónico Luksic. Todo, gestionado en el mismo periodo que la hoy Mandataria fue electa por segunda vez. Al caso se le imputa tráfico de influencias e información.

Según el académico Alberto Mayol, de la Facultad de Administración y Economía de la Universidad de Santiago (FAE), la crisis política que se vive en el país responde a un proceso de sanación. “Cuando tienes un proceso de malestar social que logra ser explicitado a través de una crisis como esta, la verdad es que esto se parece más a un proceso de sanación que de enfermedad”, afirma.  Hoy día -cree el sociólogo- estamos viendo aparecer “la enfermedad y no los síntomas más escondidos”.

“Declarada la enfermedad, la posibilidad de tomar decisiones ayuda bastante”, reflexiona el investigador.  A su juicio, la crisis se pudo haber detenido antes, “pero como no se hizo, lo natural era que terminara por explotar. No había mucha opción”, concluye Mayol.

Eva Von Baer y Andrés Velasco, vinculados al “Caso Penta”, argumentaron que su participación había sido más bien circunstancial. Por ejemplo, la senadora esgrimió como “un error involuntario” los recursos que recibió  de parte de empresas Penta. Por su parte el ex candidato presidencial, explicó que como “no es un hombre adinerado” realizó una asesoría por la cual fue remunerado.

Estas respuestas, que parecen inaceptables, son parte -como afirma Alberto Mayor- de la incapacidad que tienen los grupos gobernantes para realizar un proceso genuino, que reconozca sus errores y asuma las consecuencias de aquello. “A las elites les cuesta mucho acostumbrarse a procesos de pérdida de poder,  porque básicamente han estado viviendo en  todas las oportunidades que éste les ofrecía”.

Cree Alberto Mayol que actos como la creación de la  Comisión Asesora para regular la relación entre dinero y política, establecida por la Presidenta Michelle Bachelet, no son suficientes para revertir el panorama convulsionado del país. “Es un asunto que probablemente va a rebotar. Lo están intentando simplemente, pero ya no fue algo que pudiera resolver el asunto”, puntualiza.
Un ejercicio serio -explica el sociólogo- implicaría asumir absolutamente las consecuencias políticas; cambiando autoridades y nombres. Así, “entregas un mensaje de época, diciendo que en el fondo esto fue en conjunto, que lo hicieron todos los partidos, y se llega a un gran acuerdo que no está orientado a uno de partidos sino a pedir disculpas en el fondo y asumir las consecuencias de aquello”. Sin embargo subraya, “evidentemente eso la elite chilena nunca lo ha hecho, ni piensa hacerlo”.

Frente al 31% de aprobación de la Presidenta en la encuesta Adimark de Marzo, Alberto Mayol cree que tal índice no  hay que asociarlo al desempeño de la Mandataria sino que es síntoma del descrédito que la clase política en plenitud posee. “La Presidencia de la República es un desastre, pero evidentemente su aprobación todavía no llega a los niveles más bajos que tuvo Piñera en el Gobierno pasado, y esta aprobación siendo que es muy lamentable, todavía compite bastante bien con la que tienen  las coaliciones políticas. Por lo tanto, hay una crisis de toda la elite”, sentencia.

Crisis por los dineros en la política chilena: Aún no aparecen los “síntomas más escondidos”

Crisis por los dineros en la política chilena: Aún no aparecen los “síntomas más escondidos”

Alta convulsión se ha vivido durante los últimos meses en nuestro país, producto de una serie de escándalos de corrupción que mezclan el poder político con el económico. Las empresas Penta y Soquimich, suministraron al margen de la ley, recursos a una serie de políticos para financiar sus campañas electorales. Sebastián Dávalos, hijo de la Presidenta de la República Michelle Bachellet, debió renunciar a su cargo como Director Sociocultural de La Moneda debido a que consiguió un préstamo, por más de 6 mil millones de pesos, del vicepresidente del Banco de Chile Andrónico Luksic. Todo, gestionado en el mismo periodo que la hoy Mandataria fue electa por segunda vez. Al caso se le imputa tráfico de influencias e información.

Según el académico Alberto Mayol, de la Facultad de Administración y Economía de la Universidad de Santiago (FAE), la crisis política que se vive en el país responde a un proceso de sanación. “Cuando tienes un proceso de malestar social que logra ser explicitado a través de una crisis como esta, la verdad es que esto se parece más a un proceso de sanación que de enfermedad”, afirma.  Hoy día -cree el sociólogo- estamos viendo aparecer “la enfermedad y no los síntomas más escondidos”.

“Declarada la enfermedad, la posibilidad de tomar decisiones ayuda bastante”, reflexiona el investigador.  A su juicio, la crisis se pudo haber detenido antes, “pero como no se hizo, lo natural era que terminara por explotar. No había mucha opción”, concluye Mayol.

Eva Von Baer y Andrés Velasco, vinculados al “Caso Penta”, argumentaron que su participación había sido más bien circunstancial. Por ejemplo, la senadora esgrimió como “un error involuntario” los recursos que recibió  de parte de empresas Penta. Por su parte el ex candidato presidencial, explicó que como “no es un hombre adinerado” realizó una asesoría por la cual fue remunerado.

Estas respuestas, que parecen inaceptables, son parte -como afirma Alberto Mayor- de la incapacidad que tienen los grupos gobernantes para realizar un proceso genuino, que reconozca sus errores y asuma las consecuencias de aquello. “A las elites les cuesta mucho acostumbrarse a procesos de pérdida de poder,  porque básicamente han estado viviendo en  todas las oportunidades que éste les ofrecía”.

Cree Alberto Mayol que actos como la creación de la  Comisión Asesora para regular la relación entre dinero y política, establecida por la Presidenta Michelle Bachelet, no son suficientes para revertir el panorama convulsionado del país. “Es un asunto que probablemente va a rebotar. Lo están intentando simplemente, pero ya no fue algo que pudiera resolver el asunto”, puntualiza.
Un ejercicio serio -explica el sociólogo- implicaría asumir absolutamente las consecuencias políticas; cambiando autoridades y nombres. Así, “entregas un mensaje de época, diciendo que en el fondo esto fue en conjunto, que lo hicieron todos los partidos, y se llega a un gran acuerdo que no está orientado a uno de partidos sino a pedir disculpas en el fondo y asumir las consecuencias de aquello”. Sin embargo subraya, “evidentemente eso la elite chilena nunca lo ha hecho, ni piensa hacerlo”.

Frente al 31% de aprobación de la Presidenta en la encuesta Adimark de Marzo, Alberto Mayol cree que tal índice no  hay que asociarlo al desempeño de la Mandataria sino que es síntoma del descrédito que la clase política en plenitud posee. “La Presidencia de la República es un desastre, pero evidentemente su aprobación todavía no llega a los niveles más bajos que tuvo Piñera en el Gobierno pasado, y esta aprobación siendo que es muy lamentable, todavía compite bastante bien con la que tienen  las coaliciones políticas. Por lo tanto, hay una crisis de toda la elite”, sentencia.
 

Baja aprobación de autoridades se debe a poca credibilidad y mala conducción política

Baja aprobación de autoridades se debe a poca credibilidad y mala conducción política

  • El descenso en la encuesta Adimark de la Presidenta Bachelet es producto del desgaste del capital político de la Mandataría.  Así lo cree Marcelo Mella, cientista político y doctor en estudios americanos por la Universidad de Santiago de Chile. “Si  sumamos una falta de credibilidad transversal y una ausencia de relato o conducción de los partidos políticos, lo que tiene finalmente es un distanciamiento de la opinión pública respecto a la actividad política formal”, precisa.

 



Adimark, empresa dedicada a estudios de mercados y opinión pública, dio a conocer los resultados de su encuesta sobre evaluación de la gestión gubernamental, correspondiente al mes de marzo. En ella la aprobación  de la Presidenta de la República, Michelle Bachelet, registró un mínimo histórico de 31 por ciento y una desaprobación que alcanza los 61 puntos porcentuales. El Gobierno no se queda atrás, pues el  65%  de quienes contestaron el sondeo, reprueba su labor.

Según Marcelo Mella, cientista político y Decano de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Santiago de Chile, hay dos factores que determinan la caída del Ejecutivo en la encuesta. Primero, “sabemos que históricamente los Presidentes bajan en Chile hasta el tercer año, por lo tanto los semestres que tienen mayor desgaste son el primero del segundo y tercer año”, explica.

El segundo componente está marcado, según Marcelo Mella, por los problemas de corrupción o conflicto de interés “que finalmente le han quitado el apoyo blando que ha tenido la Mandataria en sus dos gobiernos”.   Ese respaldo -explica el académico- tiene que ver “con una credibilidad básica que la Presidenta genera, y que pone a su liderazgo en una situación muy distinta del resto de la clase política”, sentencia.

En ese sentido, algunos atributos personales de Bachelet, que siempre fueron bien evaluados por la ciudadanía, hoy inspiran rechazo. “Capacidad para enfrentar situaciones de crisis” y  credibilidad” con 51 % y 54 % respectivamente, son algunos de estos. Además, un 59% de los encuestados declara no confiar en la Presidenta. Significativa caída, pensando que en febrero pasado un 53% de quienes participaron en la medición, afirmaron lo contrario.

“Ese capital se encuentra erosionado seriamente por todos los sucesos que han ocurrido en el último tiempo”, dice Marcelo Mella. Agrega que el desgaste se produjo también, cuando el Gobierno no fue capaz de fijar una postura firme para salir de la crisis. “Hemos podido observar desde febrero hasta ahora, cómo la Presidenta ha oscilado entre apariciones que revelan el impacto personal que ha generado esta situación de crisis para ella, y lo que el país espera que sea una señal política robusta en términos de fortalecer la institucionalidad”, explica.  

Examen a la clase política

La clase política también fue objeto de escrutinio. 63 por ciento de los encuestados, desaprueba el trabajo de la Nueva Mayoría, y 74% el de la Alianza.  Poderes del Estado como el legislativo, también reprobaron. 75 por ciento de rechazo para el Senado y 77 para la Cámara de Diputados.

Los casos de corrupción política, acontecidos en el último tiempo, son de amplio dominio público. Según el sondeo, 97%, de quienes participaron, afirmaron conocer el ‘Caso Caval’ y 94% el ‘Caso Penta’. Asimismo un 74%  califica como “muy grave” al primero, y 86% piensa lo mismo del segundo. “Hoy en día tenemos una ciudadanía, no solamente en Chile sino en América Latina, bastante más sensible frente a estos temas”, dice Marcelo Mella.

La Nueva Mayoría y la Alianza también mantienen un bajo nivel de adhesión. 28 % y 16 % respectivamente grafican -según Marcelo Mella- una fuerte crisis en el relato de los partidos políticos, que repercute en su manejo. “Si usted  suma una falta de credibilidad transversal y una ausencia de relato o conducción de los partidos políticos, lo que tiene finalmente es un distanciamiento de la opinión pública respecto a la actividad política formal” afirma el investigador. Por eso -dice Mella- “no hay democracia fuerte sin partidos políticos fuertes”.

Como salir de la crisis

Frente a la relaciones irregulares entre dinero y política que se han hecho públicas recientemente, Marcelo Mella cree que lo que el país precisa son mecanismos fuertes y transparentes de financiamiento público para la actividad política,  “porque la ciudadanía tiene que entender que la democracia sana que se requiere, también necesita  un financiamiento estatal que equipare la  cancha entre los distintos jugadores, y con niveles superiores de transparencia de los que tenemos hoy en día”.

Baja aprobación de autoridades se debe a poca credibilidad y mala conducción política

Baja aprobación de autoridades se debe a poca credibilidad y mala conducción política

Adimark, empresa dedicada a estudios de mercados y opinión pública, dio a conocer los resultados de su encuesta sobre evaluación de la gestión gubernamental, correspondiente al mes de marzo. En ella la aprobación  de la Presidenta de la República, Michelle Bachelet, registró un mínimo histórico de 31 por ciento y una desaprobación que alcanza los 61 puntos porcentuales. El Gobierno no se queda atrás, pues el  65%  de quienes contestaron el sondeo, reprueba su labor.

Según Marcelo Mella, cientista político y Decano de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Santiago de Chile, hay dos factores que determinan la caída del Ejecutivo en la encuesta. Primero, “sabemos que históricamente los Presidentes bajan en Chile hasta el tercer año, por lo tanto los semestres que tienen mayor desgaste son el primero del segundo y tercer año”, explica.

El segundo componente está marcado, según Marcelo Mella, por los problemas de corrupción o conflicto de interés “que finalmente le han quitado el apoyo blando que ha tenido la Mandataria en sus dos gobiernos”.   Ese respaldo -explica el académico- tiene que ver “con una credibilidad básica que la Presidenta genera, y que pone a su liderazgo en una situación muy distinta del resto de la clase política”, sentencia.

En ese sentido, algunos atributos personales de Bachelet, que siempre fueron bien evaluados por la ciudadanía, hoy inspiran rechazo. “Capacidad para enfrentar situaciones de crisis” y  credibilidad” con 51 % y 54 % respectivamente, son algunos de estos. Además, un 59% de los encuestados declara no confiar en la Presidenta. Significativa caída, pensando que en febrero pasado un 53% de quienes participaron en la medición, afirmaron lo contrario.

“Ese capital se encuentra erosionado seriamente por todos los sucesos que han ocurrido en el último tiempo”, dice Marcelo Mella. Agrega que el desgaste se produjo también, cuando el Gobierno no fue capaz de fijar una postura firme para salir de la crisis. “Hemos podido observar desde febrero hasta ahora, cómo la Presidenta ha oscilado entre apariciones que revelan el impacto personal que ha generado esta situación de crisis para ella, y lo que el país espera que sea una señal política robusta en términos de fortalecer la institucionalidad”, explica. 

Examen a la clase política

La clase política también fue objeto de escrutinio. 63 por ciento de los encuestados, desaprueba el trabajo de la Nueva Mayoría, y 74% el de la Alianza.  Poderes del Estado como el legislativo, también reprobaron. 75 por ciento de rechazo para el Senado y 77 para la Cámara de Diputados.

Los casos de corrupción política, acontecidos en el último tiempo, son de amplio dominio público. Según el sondeo, 97%, de quienes participaron, afirmaron conocer el ‘Caso Caval’ y 94% el ‘Caso Penta’. Asimismo un 74%  califica como “muy grave” al primero, y 86% piensa lo mismo del segundo. “Hoy en día tenemos una ciudadanía, no solamente en Chile sino en América Latina, bastante más sensible frente a estos temas”, dice Marcelo Mella.

La Nueva Mayoría y la Alianza también mantienen un bajo nivel de adhesión. 28 % y 16 % respectivamente grafican -según Marcelo Mella- una fuerte crisis en el relato de los partidos políticos, que repercute en su manejo. “Si usted  suma una falta de credibilidad transversal y una ausencia de relato o conducción de los partidos políticos, lo que tiene finalmente es un distanciamiento de la opinión pública respecto a la actividad política formal” afirma el investigador. Por eso -dice Mella- “no hay democracia fuerte sin partidos políticos fuertes”.

Como salir de la crisis

Frente a la relaciones irregulares entre dinero y política que se han hecho públicas recientemente, Marcelo Mella cree que lo que el país precisa son mecanismos fuertes y transparentes de financiamiento público para la actividad política,  “porque la ciudadanía tiene que entender que la democracia sana que se requiere, también necesita  un financiamiento estatal que equipare la  cancha entre los distintos jugadores, y con niveles superiores de transparencia de los que tenemos hoy en día”.

Empoderamiento de sindicatos ha disminuido la desigualdad social en Argentina

Empoderamiento de sindicatos ha disminuido la desigualdad social en Argentina

  • El director de Estudios de Relaciones de Trabajo de Argentina, el sociólogo Héctor Palomino, expresó que el empoderamiento de las organizaciones sindicales, propiciado por el actual gobierno, ha disminuido la desigualdad social en su país. Así lo expuso en la conferencia ‘El nuevo régimen de relaciones laborales en Argentina’, dirigida a investigadores, docentes y estudiantes de postgrado de la Escuela de Psicología de nuestra Universidad.

 



La conferencia “El nuevo régimen de relaciones laborales en Argentina”, tuvo lugar el lunes 30, en la Sala de Consejo de la Escuela, donde el sociólogo se refirió al proceso ha vivido la nación vecina en relación a los temas laborales, principalmente, como indicadores de una disminución en la desigualdad social.

Este proceso que llamó de “cambio estructural”, también lo reconoce en otros países cercanos, como Uruguay y Brasil; al tiempo que calificó como “transformaciones importantes” lo que sucede en Bolivia y Ecuador. “Toda la Región está en un proceso de cambio singular y diverso, distinto a otras regiones del planeta”, sentenció.

Los cambios de los que habla, están relacionados con tendencias vinculadas a la igualdad social. Entonces, según el índice Gini (medida que relaciona ingresos y PIB entre otros aspectos), la desigualdad en Argentina venía en aumento desde la década de 1970 y se incrementó durante los ’90 con el modelo neoliberal. Pero, después de la crisis de 2001 y “a partir de la implementación del nuevo modelo económico, la desigualdad tendió a disminuir. Y hoy sigue disminuyendo”, indicó.

Con esto, desde el punto de vista de las relaciones laborales, “se trata de una medida económica que nivela la participación del salario en el PIB, es decir, cuánto participan de la distribución de la riqueza los asalariados”, acotó el sociólogo.

“La disminución de la desigualdad en Argentina fue de la mano de un incremento de la participación del salario en el producto (PIB), desde 2003 hasta ahora; y esto ha sido decisivo en la disminución de la desigualdad”, señaló.

El cambio de lo individual a lo colectivo

Para el experto, las causas o factor clave para asentar esta aseveración, tienen relación con el crecimiento de las negociaciones colectivas entre trabajadores y el empresariado del país vecino.

Según sus estadísticas, las negociaciones colectivas registradas durante la década 1990-1999 no eran más de 200 anuales; mientras que en 2014, se registraron entre 1500 y 2 mil convenios colectivos homologados anualmente por el Ministerio del Trabajo de Argentina. “Todos los sindicatos en condiciones de negociar, están negociando”, afirmó.

El académico indicó que si durante los noventa había prevalecido la individualización en la relación laboral, donde los trabajadores negociaban solos, ahora lo que predomina es negociar de manera colectiva, lo que ha fortalecido a los sindicatos. “Actualmente, el modelo vigente para pedir aumento salarial es el sindicato. Hay demanda de sindicatos”, explico.

“Aparecen como actores relevantes de la dinámica política y social en Argentina, y son factores claves de la mejora en la distribución del ingreso”, remarcó, explicando que entre otros, recuperaron parte importante de su influencia política y social, han ampliado la cobertura, se acrecentó la cantidad de afiliados, en cuanto al sistema de administración de pensiones, se pasó del sistema de ahorro y capitalización individuales a un sistema solidario residual, entre otros.

Sistema solidario

En el régimen actual de inclusión colectiva (vía convenios colectivos), el académico explicó que se garantiza en ingreso de trabajadores con menores calificaciones y productividad, en relación a los beneficios que alcanzarían con un salario de mercado; asimismo, este nuevo régimen rearticula el salario con la productividad social, lo que significa retornar a un sistema solidario con ampliación del financiamiento, beneficiando a los sindicatos y, al mismo tiempo, garantizando y aumentando la representación en todos los niveles.

Entre las causas, supone que la catástrofe económica del modelo neoliberal que estalló en 2001 fue determinante. Mientras que para afianzar el nuevo modelo, la legitimación inicial se realizó a través de un impulso estatal del crecimiento económico e inclusión social, mediante instituciones laborales.

Este punto fue destacado por uno de los asistentes, ya que comparado con la tendencia en Chile, la posibilidad de que el escenario propiciara el empoderamiento de los sindicatos aún no se vislumbra cercana. No obstante, Héctor Palomino explicó que durante su visita a nuestro país, se reunió con personeros del gobierno y de la CUT, que estaban muy interesados en el proceso argentino, atendiendo a la tendencia de la Región.  No obstante, el sociólogo acotó que reconoce matices de cambio en Chile, sin embargo, el problema reside en las expectativas de la población y en ese sentido, indicó que la labor de los psicólogos presentes podría orientarse a medir justamente esas expectativas, percepciones y motivaciones.

Páginas

Suscribirse a RSS - Política