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Nano Stern presenta su nuevo álbum dedicado a Víctor Jara en el Teatro Aula Magna Usach

Nano Stern presenta su nuevo álbum dedicado a Víctor Jara en el Teatro Aula Magna Usach

Luego de una exitosa gira por Europa y Latinoamérica, el cantautor nacional vuelve al Teatro Aula Magna Usach, el lugar donde grabó su más reciente proyecto discográfico: “Nano Stern canta a Víctor Jara” (2023).

El disco, austero en su propuesta, aborda el repertorio desde la desnudez de la guitarra y fue grabado en vivo en el centenario teatro de nuestra universidad, escenario que tantas veces pisó el mismo Jara como artista estable de la UTE.

“A 50 años de su asesinato, sus canciones nos hablan con fuerza y claridad desde un Chile que se fue, pero a la vez nos permiten vislumbrar el alma de esta tierra que habitamos. Víctor Jara fue un creador, de una sensibilidad extraordinaria y su poesía nunca deja de conmovernos. Este disco es una búsqueda por descubrir al Víctor vivo a través de una lectura intimista de su obra”, comenta el músico en el comunicado de su álbum.

Las 12 canciones que integran este material también fueron registradas audiovisualmente durante el 2023 por la productora de Pedro Lorca, y actualmente están siendo transmitidas en la programación de STGO.TV. El tracklist está compuesto por: “Paloma quiero contarte”, “Luchín”, “El pimiento”, “Lo único que tengo”, “El cigarrito”, “Ventolera”, “El lazo”, “Te recuerdo Amanda”, “El Arado”, “Angelita Huenumán”, “La partida” y “Manifiesto”. Mira aquí estos videos: Link a los videos.

Nano Stern agotó en dos días los tickets de su primera fecha fijada para el miércoles 22 de noviembre, y abrió un nuevo show para este martes 21 a las 19:30 en el mismo Teatro Aula Magna. Ambos conciertos, gratuitos, son organizados por el Departamento de Extensión y forman parte de las actividades conmemorativas por los 50 años del golpe de Estado de la Universidad de Santiago de Chile.

Entradas gratuitas en el sistema Portaltickets

 

Nano Stern canta a Víctor Jara: estreno exclusivo por las pantallas de STGO TV

Nano Stern canta a Víctor Jara: estreno exclusivo por las pantallas de STGO TV

A partir de hoy 7 de agosto y hasta el mes de octubre, STGO TV comenzará a transmitir un trabajo audiovisual en el que se vieron involucrados el artista nacional Nano Stern, la Dirección General de Comunicaciones y Medios y el Departamento de Extensión Usach, en colaboración con la Fundación Víctor Jara, que busca valorar y difundir la obra del artista.

Las sesiones fueron grabadas en el Teatro Aula Magna de nuestra Universidad y serán emitidas en pauta libre, iniciando con los videos de las canciones El Cigarrito y El Pimiento, para proseguir la semana del 14 de agosto con Angelita Huenuman y Luchín.

“Para nosotros, como universidad que recibe el legado de Víctor Jara, es muy significativo el poder divulgar la obra de nuestro artista ícono por las pantallas de nuestra emisora televisiva. El hecho de haber sumado al cantante Nano Stern, muestra la relevancia que ha logrado mantener nuestro Víctor a pesar del paso de varias generaciones”, afirmó Esteban Estay Rosales, jefe del área de TV-Usach.

En la segunda semana de septiembre se emitirán estas piezas audiovisuales en el espacio Conciertos Usach, que además contará con un relato de la vida de Víctor.

“Víctor Jara ocupa un lugar inconmensurable en el espacio de la música chilena. Su cruel asesinato truncó una discografía de estudio que es más bien breve: 8 discos oficiales en vida y 1 póstumo, Manifiesto, por eso escuchar estas canciones desde el homenaje, desde la resignificación y, por qué no, desde la osadía de abordar un repertorio tan querido y venerado, nos hace pensar en lo que nos quitaron: cómo sonarían las canciones que Víctor Jara seguiría creando”, aseguró el Andrés Zúñiga Mella, director del Departamento de Extensión.

De cantor a cantor

El artista nacional Nano Stern, protagonista de este especial de STGO TV, manifestó sentir una enorme gratitud por haber podido colaborar con estas dos instituciones que son parte tan importante de la historia de nuestra música. 

“Poder grabar las canciones de Víctor Jara en un escenario tan emblemático y con tanta carga simbólica como el Aula Magna fue realmente soñado. Además, hay una calidad humana en ambos equipos, los de Usach y de Fundación, que hizo que el trabajo fluyera con mucho cariño y con un sentido colectivo. Además, la acústica del Aula es insuperable para registrar un trabajo acústico como este”, indicó.

En cuanto a esta fecha tan importante para el país en el que se conmemoran 50 años del golpe de Estado, Stern señaló que la memoria conecta de una forma muy particular con la música porque ambas nos conmueven y emocionan de formas que van más allá de lo racional.

“Es importante que, a 50 años del golpe, toquemos esas canciones que fueron la voz de un pueblo en tiempos de esperanza, vida y creatividad. Es muy fácil quedarse en la nostalgia y en la conmemoración sombría, por la tragedia que terminó desarrollándose en Chile. Pero creo que es nuestra responsabilidad también recordar celebrando la alegría y el espíritu entusiasta que caracterizó la época previa al golpe”, enfatizó el artista.

Además, el cantante nacional agregó que: “Para mí ha sido un honor el poder hacer este registro para STGO TV, porque siento que es un medio con el que comparto valores. Yo en mi casa no tengo tele, pero cuando estoy en algún lado donde hay, siempre termino sintonizando STGO TV, y no lo digo por quedar bien”.

Universidad de Santiago celebra cambio de nombre de Avenida Ecuador por Avenida Víctor Jara

Universidad de Santiago celebra cambio de nombre de Avenida Ecuador por Avenida Víctor Jara


Por siete votos a favor y uno en contra, el Concejo Municipal de Estación Central decidió la mañana de este martes 7 de septiembre renombrar un tramo de Avenida Ecuador, que va desde Avenida Libertador Bernardo O’Higgins al oriente hasta Avenida General Velásquez al poniente, como Avenida Víctor Jara.

El Concejo se realizó en presencia de simpatizantes del proyecto, quienes celebraron la decisión enarbolando banderas, desplegando un lienzo y entonando “El Derecho de Vivir en Paz”. La sesión contó con la participación del rector de nuestra Universidad, Dr. Juan Manuel Zolezzi Cid, quien se refirió a la importancia del cantautor nacional para el Plantel.

“Es un momento histórico, de mucha emoción al haber estado presente en esta votación. Hemos conversado con el alcalde de que no se trata solo de cambiar la placa, sino de hacer una muy bonita avenida Víctor Jara, con buena iluminación y buen pavimento. Ellos están de acuerdo con eso. Tenemos muchas esperanzas de que se vayan juntando en Estación Central el esfuerzo de la Universidad, la Municipalidad y los grupos sociales, para que Víctor Jara tenga un lugar público para recordarlo”, sostuvo el rector tras la reunión.

Respecto al rol de la Usach, destacó que nuestra Institución ya venía expresando la necesidad de este cambio. “La Universidad planteó hace mucho tiempo el hecho de que hubiese una calle. Después, se centró más en que fuese la Avenida Ecuador, pero son 7 a 8 años. Lo que se quería era hacer más viva la imagen de Víctor Jara, que trabajó en la Universidad Técnica del Estado. Entonces, es muy simbólico que se haga un reconocimiento a un artista de mucha capacidad y por todo lo que significa para Estación Central”, explicó la máxima autoridad de nuestra Casa de Estudios.

Por su parte, el alcalde de la comuna, Felipe Muñoz, se refirió a la relevancia de este proyecto. “Es un homenaje tan merecido y tan justo, no sólo para nuestra comuna, sino para Chile. Estábamos al debe como país y, hoy, hacerlo desde esta alcaldía, que propone un espacio más justo y democrático, y poder valorar profundamente la memoria, nos llena de mucho orgullo, haciendo esta contribución para la reparación de la memoria en el país”, afirmó.

El edil sostuvo que la determinación significa un reconocimiento tanto para el artista como para la Institución de Educación Superior. “La Universidad de Santiago es un vecino que queremos mucho. Por lo mismo, la idea es tener una relación que sea de confianza, respeto mutuo, colaboración y cooperación. Hoy, se pone al servicio de nuestros vecinos y vecinas”, resaltó.

Finalmente, Pedro Tapia, vocero de la Coordinadora “Una avenida para Víctor Jara” y actual concejal de Estación Central, explicó que el proyecto para lograr denominar una Avenida con el nombre del músico comenzó a fines de 2012.

“No teníamos definida cuál calle, por lo cual se hizo un plebiscito popular, donde participaron más de 11 mil personas. En ese momento, había cinco calles y se escogió Las Rejas. Sin embargo, ese empeño y fuerza, por la poca voluntad política de la época, se le fue restando fuerza. Luego, retomamos con más convicción y trabajando muy de la mano con la Fundación y con la Usach, con sus diferentes estamentos, pero ya por la Avenida Ecuador”, señaló.

“Es un tema más simbólico: fue la última calle y lugar donde Víctor estuvo vivo, donde fue libre. Entonces, tomó mucha mayor importancia trabajar en este cambio”, sostuvo.

Víctor Jara trabajó en el Departamento de Comunicaciones de la Universidad Técnica del Estado (UTE), institución sucesora de la Escuela de Artes y Oficios (EAO), antecesora de la Usach y en la que el destacado músico y director de teatro chileno fue detenido tras el Golpe Militar de 1973, tras lo cual fue asesinado.

En mayo de 2011, la calle Schachtebeck -donde se ubica la Biblioteca Central- pasó a llamarse Enrique Kirberg, ex rector de la UTE que lideró la Reforma Universitaria y que tras el Golpe fue detenido y hecho prisionero político. El 16 de septiembre, cuando se inaugure la nueva arteria, se concretará la intersección Kirberg con Jara.


Te invitamos a ver el siguiente video:
 

 

Opinión del académico Jorge Brower Beltramin: La canción infinita de Víctor Jara

Opinión del académico Jorge Brower Beltramin: La canción infinita de Víctor Jara

La memoria de los pueblos debe mantenerse viva, eso lo sabemos, para soñar el futuro desde nuestros aciertos y errores. En ese ejercicio necesario, siempre es saludable recorrer los caminos más acertados de nuestra historia y también los laberintos más oscuros, por donde han transitado seres humanos deleznables y perversos.

Precisamente, por ese respeto a la memoria siempre viva de una sociedad, volvemos la mirada al pasado reciente de Chile, al trauma irreparable del golpe de estado, ejecutado por una dictadura cívico-militar que, con el tiempo, demostró ser de una crueldad sólo comparable a las grandes tiranías de la historia.

El 11 de septiembre de 1973, con el golpe dado por las Fuerzas Armadas, se desplomó la trabajosa construcción de la República y el estado de derecho que la sustentaba. Más de 160 años de vocación republicana terminaban con el bombardeo de la casa de gobierno, llevado a cabo por pilotos de la Fuerza Aérea de Chile. Y un presidente de la República muerto, dentro de ese edificio emblemático. Con este quiebre profundo e insondable de nuestra democracia, comenzó una ola de terror, crueldad y muerte, puesta en marcha por un totalitarismo delirante y sanguinario, que consideraba a compatriotas como enemigos que debían ser eliminados. Muchas historias de dolor, persecución, tortura y asesinato, cubrieron la patria con la sangre de hombres y mujeres que se unieron al sueño de Salvador Allende, por hacer de Chile un país más justo, en el que la dignidad del pueblo fuera respetada por encima de todo el interés económico de las clases dominantes, herederas de un pasado conservador, oligárquico y latifundista, que tenían sumido al país en un profundo subdesarrollo.

Una de esas historias de dolor y muerte es la de Víctor Jara, un artista sobresaliente en el contexto nacional e internacional. Más que un cantautor o director de teatro, se trata de un hombre lleno de sensibilidad artística, que se expresaba en diversas materialidades musicales, discursivas, plásticas o visuales. Su talento genuino y múltiple, como el de Violeta Parra, lo convirtió en un regalo, una buena noticia para Chile, América Latina y el mundo. Su amor por la vida, expresado en la familia, el pueblo y su arte, lo hacía brillar como un símbolo de paz y de alegría desde estas tierras australes.

Agonía y muerte del artista

Una de las miles de víctimas de la represión, torturados, vejados y asesinados, fue Víctor Jara. El 11 de septiembre del 73 escuchó el último discurso del presidente Allende, desde La Moneda, se despidió de su esposa Joan y emprendió el camino recorrido a su lugar de trabajo; la Universidad Técnica del Estado, hoy Universidad de Santiago de Chile. Iba premunido de la única arma que conocía, su guitarra, para seguir cantando y convocando a sus estudiantes y compañeros profesores, en la resistencia pacífica y activa a la dictadura, que enfrentaba con extrema violencia sus primeras horas en el poder.

Fue una noche de acecho y terror, en la que las patrullas militares cercaron el recinto universitario, para atacarlo finalmente la mañana del miércoles 12 de septiembre. Víctor Jara era una de las casi 600 personas que estaban en el recinto. Detenidos con violencia, fueron trasladados al Estadio Chile, convertido en centro de detención, tortura y muerte. Ahí comenzó la agonía del artista, entre culatazos, patadas e insultos, intuyó el desplome de lo que habían tratado de construir, en pos de un Chile mejor para los más oprimidos. A la llegada al Estadio Chile, es reconocido por un oficial que comienza con un castigo físico brutal. Patadas en su cabeza y cuerpo, repetidas con una bestialidad indescriptible, terminan por romperle la cabeza, de la cual emana sangre de manera profusa, cubriendo su rostro hasta la hora final, que no tardaría en llegar.

La tortura continúa durante los días 13 y 14 de septiembre. Se producen algunos “descansos”, en los que otros presos lo ven muy mal herido y tratan de darle algo de comer para que resista. Con la esperanza de que algunos puedan salir libres, Víctor escribe un último poema, un mensaje al mundo, a su querido pueblo, mujer e hijas. Se trata de un puñado de versos, atravesados por el dolor que dan cuenta de la agonía y la muerte próxima:

“Canto que mal que sales cuando tengo que cantar espanto / Espanto como el que vivo, espanto como el que muero”

El sábado 15 de septiembre de 1973 todo termina. Al anochecer, emerge la imagen fantasmagórica de 30 o 40 cadáveres, apilados en un recinto cercano a la salida del estadio. Uno de esos cadáveres es el de Víctor Jara. Las últimas torturas sobre su cuerpo moribundo le quebraron las manos junto a más golpes e insultos.
Testigos presenciales señalan que el artista dejó de existir finalmente, producto de una bala en la cabeza, disparada por uno de los militares que, junto a sus compañeros, jugaba a la ruleta rusa para eliminar a este prisionero.

La madrugada del 16 de septiembre de 1973, dos pobladoras que vivían cerca del Cementerio Metropolitano de Santiago, encuentran en un sitio eriazo seis cuerpos sin vida. Uno de ellos era el de Víctor Jara. Posteriormente, en el Instituto Médico Legal, se constató que el cuerpo tenía 44 impactos de bala, 2 de ellos en la cabeza, 6 en las piernas, 14 en los brazos y 22 en la espalda. Somos cinco mil, se titula el último poema de Jara, escrito en esos últimos días de horror y agonía y en él nos termina diciendo con angustia: “Cuánta humanidad con hambre, frío, pánico, dolor, presión moral, terror y locura”.

El artista notable, extremadamente sensible y amante de su pueblo, de su mujer e hijas, tenía 40 años. Estaba en una etapa de plena madurez y compromiso con la vida y con su arte. Los agentes del Estado, militares defensores de la patria, le dispararon casi un proyectil por año de vida. En total, 44 tiros para 40 años de trabajo, superación, creación y amor. La muerte triunfó esos días de fría primavera, pero la luz de la vida volvió rápidamente, porque la partida del hombre, músico, poeta, actor, nos dejó su obra inmortal, que reafirma día a día la presencia insustituible de Víctor Jara en comunión con su amado pueblo.

Lo que no entendió la dictadura

Antes de referirnos al crimen de lesa humanidad que consumó la dictadura sobre el artista y que se repitió en miles de compatriotas, tanto en Chile como en el extranjero, es necesario decir que la breve e inconclusa cronología de hechos que hemos expuesto, siempre es necesaria. Ha sido escrita cientos de veces y debe ser escrita otras tantas más, como la repetición de una oración, como un mantra litúrgico sanador y liberador. La memoria histórica lo exige y debemos ser disciplinados en el recuerdo de esta hora trágica que tan fuerte golpeó el alma de Chile. Además, la herida y el daño permanecen, no sólo en las víctimas sobrevivientes y sus seres más queridos, sino también en el corazón de un pueblo que, desde el desgarro más profundo nos dice: ¡nunca más!

En nuestra narración/exposición no hemos mencionado nombres, identidades de quienes llevaron a cabo este crimen alevoso. Éstos ya han sido identificados hace mucho tiempo. Oficiales como el teniente Pedro Barrientos; el teniente Edwin Winter, apodado “El Príncipe”, figuran como quienes torturaron directamente a Víctor Jara y le dieron muerte, por mano propia o por una orden a un subalterno. También sabemos que el comandante Cesar Manríquez Bravo, jefe del campo de prisioneros instalado en el Estadio Chile, fue el primer procesado por el asesinato del artista. Todo esto, en el marco de la sanguinaria dictadura encabezada por Augusto Pinochet.

Sin embargo y más allá de la condición criminal de estos sujetos, nos interesa detenernos un momento en la lógica del exterminio puesta en marcha por la dictadura, respecto de un enemigo construido desde una óptica ideológica aberrante. La evidencia más concreta y dolorosa al mismo tiempo, es el propio cuerpo de Jara, mancillado y destruido más allá de toda posibilidad para infringir dolor, agonía y muerte. El odio, la ira y bestialidad con la que se actuó, está en cada uno de los 44 balazos acertados, en las manos quebradas (manos con las que ejecutaba su música en su querida guitarra) y su cabeza destrozada, con la que soñaba un Chile mejor para los que menos tenían. La lógica del exterminio, en su expresión más delirante, pensaba en este enemigo como si fuese una plaga a la que había que aplicar una dosis mayor de pesticidas, para que no volviera a aparecer.

Lo que no entendió la dictadura, es que la obra del artista potencia su nombre y el de su trabajo en un grado exponencial, siendo la tortura y la muerte violenta, los hechos desde los que arranca la presencia inabarcable del artista y su legado. Razón tenía el poeta nicaragüense Ernesto Cardenal cuando escribió:

“Creyeron que te / mataban con una orden / de ¡fuego! / Creyeron que te enterraban / Y lo que hacían / era enterrar una semilla”

Los incriminados en el asesinato de Víctor Jara, Barrientos, Winter y otros, podrán negar toda su vida el haber estado en el lugar en que se cometió este y otros crímenes, o podrán decir que eran parte de una estructura jerárquica y que sólo obedecían órdenes. En tal caso, como señala Arendt, respecto al criminal de guerra nazi Adolf Eichmann, estaríamos frente a una explicación que banaliza el mal, ocultándolo en protocolos burocráticos, para finalmente aceptar que estos agentes del estado sólo cumplieron órdenes. No obstante, sabemos en nuestra condición de seres humanos, que crímenes como el de Jara, tanto en su concepción como en su ejecución, obedecen a la movilización de los instintos más viles y destructivos que es posible imaginar. Estos sólo pueden ser expresados desde fanatismos y radicalismos, donde la existencia de un otro que piensa distinto, es una amenaza inminente.

Víctor Jara murió durante los tormentosos días posteriores al golpe de estado, ocurrido en Chile el 11 de septiembre de 1973. Su voz y su guitarra se callaron sólo un momento. Después, miles de voces y de guitarras lo traen de regreso al presente y al futuro de nuestra patria y del mundo. De este modo, el artista nos regala una canción infinita, para que todos los seres humanos amantes de la paz la sigan cantando en cualquier tiempo y lugar.

U. de Santiago refuerza campaña por una avenida para Víctor Jara

U. de Santiago refuerza campaña por una avenida para Víctor Jara

El proyecto se impulsó por primera vez en 2013, pero fracasó. ‘Una avenida para Víctor Jara’ era el nombre de la moción para que Las Rejas, en Estación Central, cambiara su nombre al del destacado músico, cantautor, profesor y director de teatro chileno. En aquella oportunidad, no hubo consenso respecto al lugar.

Sin embargo, el pasado 13 de septiembre y a 45 años de la muerte del autor de ‘Te recuerdo Amanda’, la iniciativa fue llevada nuevamente hasta la Municipalidad de Estación Central para reiniciar este proceso. ¿La diferencia? Ya no se intentará cambiar el nombre de avenida Las Rejas, sino el tramo de Ecuador que pasa por la Universidad de Santiago.

“Nuestra institución debe participar en su totalidad en esta iniciativa, a través de sus centros de estudiantes, asociaciones de funcionarios y de profesionales”, consideró el Rector de la U. de Santiago, Dr. Juan Manuel Zolezzi Cid, quien asistió hasta el edificio de la municipalidad junto a representantes de otras asociaciones para entregar la solicitud formal.

“Debemos cooperar en recolectar firmas y asistir a los actos asociados a esto a fin de que se concrete porque, si no nos movemos, no conseguiremos nada. Acá se requiere mucha participación y organización”, enfatizó la máxima autoridad del plantel estatal.

Tras la entrega del documento, el Dr. Zolezzi calificó la moción como un acto reparatorio y de justicia para con el artista que trabajó en el Departamento de Comunicaciones de la Universidad Técnica del Estado (UTE), institución sucesora de la Escuela de Artes y Oficios (EAO), antecesora de la Universidad de Santiago de Chile y en la que el compositor de ‘El derecho de vivir en paz’ fue detenido tras el Golpe Militar de 1973, tras lo cual fue asesinado.

“Víctor Jara fue un hombre que tuvo mucha importancia en la extensión universitaria”, destaca la Vicerrectora de Vinculación con el Medio (VIME) de la Universidad de Santiago, Dra. Karina Arias Yurisch.

Enrique Kirberg con Víctor Jara

En mayo de 2011, la calle Schachtebeck -donde se ubica la Biblioteca Central- pasó a llamarse Enrique Kirberg, ex Rector de la UTE que lideró la Reforma Universitaria y que, tras el Golpe de Estado, fue detenido y hecho prisionero político durante dos años en la Isla Dawson. El cambio de nombre de la arteria fue celebrado en su momento por la Universidad de Santiago.

De prosperar la actual iniciativa, se concretaría “el anhelo de tener la intersección Enrique Kirberg con Víctor Jara”, advierte el Presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Santiago (Feusach), Juan Pablo de la Torre.

“Es un acto de homenaje a quienes dieron su vida por un país diferente y una universidad al servicio del pueblo. Apoyamos esta iniciativa y nos ponemos desde ya a disposición, para hacer campaña y dejar los pies en la calle”, se comprometió el representante estudiantil. “Esta es una deuda que tiene Chile y Estación Central con su historia. Necesitamos calles con sentido y razón”, insistió, parafraseando el ‘Manifiesto’ del músico nacional.

Iniciativa

La Coordinadora ‘Una avenida para Víctor Jara’ es la encargada de llevar adelante esta campaña en conjunto con el concejal Felipe Muñoz, de la Municipalidad de Estación Central. De acuerdo a la VIME, fue este último quien llegó a solicitar el apoyo del Rector Zolezzi a la Universidad de Santiago, respaldado por una gran cantidad de firmas.

Según explica Muñoz, el interés de que una arteria lleve el nombre del cantautor radica en el lazo que creó con la comuna durante toda su vida: aparte de trabajar en la UTE, vivió en el barrio Los Nogales y estudió en el Liceo Ruiz-Tagle. “Hoy, hay cierta transversalidad en el concejo municipal respecto a los derechos humanos y tengo la convicción de que, esta vez, será una decisión unánime”, afirma. “Esperamos de aquí a fin de año contar con una avenida Víctor Jara”, agrega.

De acuerdo a Pedro Tapia, representante de la Coordinadora, son alrededor de 30 las agrupaciones que se han plegado a la iniciativa, entre las que se cuentan el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, el Sindicato de Folkloristas y Guitarristas de Chile y la Fundación Víctor Jara.

“No es solo un acto de reparación para su familia y los que murieron. También, lo es para la universidad que, aledaña a esta avenida, ve todos los días pasar a sus alumnos y profesores por esta vía. Juntarse en una esquina como la de Enrique Kirberg con Víctor Jara será siempre un acto de reparación, de homenaje y de memoria”, concluye el Director Ejecutivo de la Fundación, Cristián Galaz.

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