La Doctora en Microbiología, Verónica García, del Centro de Estudios en Ciencia y Tecnología de los Alimentos (Cecta), indaga en el ADN de este patógeno, con el fin de determinar su virulencia, así como desarrollar métodos de detección y tratamiento.
Según estudios del Instituto Nacional de Estadística (INE), la carne preferida por los chilenos es la de ave, llegando al 42,2 por ciento del consumo nacional de carnes. Esta situación también se ve replicada en las exportaciones de la misma, donde su crecimiento en la última década ha sido sostenido, llegando a las 168 mil toneladas el pasado año, siendo su destino principal la Unión Europea y Estados Unidos.La composición de los mercados externos ha impuesto grandes desafíos a la industria, debido a su constante búsqueda de mejores estándares de calidad. Lo anterior no es gratuito, ya que este tipo de carne almacena bacterias que producen infecciones intestinales, es el caso de la Campylobacterjejuni, muy común en Chile.Al observar dicha situación, la investigadora del Centro de Estudios en Ciencia y Tecnología de los Alimentos (Cecta) de la Universidad, Dra. Verónica García, decidió estudiar este patógeno a través de un proyecto Fondecyt de Iniciación titulado “Study of themechanisms of action of theeffectors proteins of Campylobacterjejuni”.“Buscamos estudiar los factores de virulencia de esta bacteria que, habitualmente, se encuentra en aves y que estamos en riesgo de contraer en forma constante. En Europa están haciendo análisis a los pollos de exportación y eso podría cerrar mercados. Necesitamos anteponernos a esta situación desarrollando tratamientos y métodos de detección”, advierte la Doctora en Microbiología.Este trabajo se plantea como exploratorio, a través de dos aspectos que la investigadora ha desarrollado a lo largo de su trayectoria: levaduras vínicas y patógenos. A través de la levadura, buscará entender cuáles son los determinantes y las proteínas efectoras que ayudan a que la bacteria infecte a los pollos.“La idea es detectar factores de virulencia, es decir el grado de patogenicidad que tiene la bacteria. Lo bueno de estudiarlo con un modelo sencillo como la levadura, es que para ella existen muchas herramientas genéticas cuantitativas, la secuencia de muchas cepas, colección de mutantes completos comercialmente disponibles, etc. Entonces se puedenutilizar todas estas herramientas para estudiar cómo funcionan las proteínas efectoras”, explica la especialista.Para esto, a diferencia de las investigaciones actuales que intentan detectar cepas o el comportamiento de la bacteria, la especialista analizará el ADN del microorganismo con el fin de conocer su virulencia y llegar a un resultado más generalizado.Esta investigación comenzó en noviembre de 2013, donde la primera etapa estuvo dirigida a la búsqueda de las proteínas a estudiar. La segunda parte consistirá en probarla en un modelo más cercano al humano, específicamente, en células in vitro.La especialista espera a largo plazo, y con un proyecto de continuación, desarrollar una vacuna para pollos contra esta bacteria, de modo de no tener que recurrir a los medicamentos que hoy se utilizan. En la actualidad, los animales se tratan con antibióticos y su uso excesivo termina afectando a la población, ya que estas bacterias se vuelven resistentes a los medicamentos más recetados. “Es mejor evitar, siempre se puede prevenir con una vacuna en lugar de tratar con antibióticos”, expresa la Dra. García.