Ante la aparente dispersión generada por el hecho de que la reforma laboral y la educacional se lleven en paralelo, el académico del Departamento de Gestión y Políticas Públicas de nuestra Universidad, sociólogo Alberto Mayol, manifiesta que “no es ningún problema que vayan juntas, lo que me parece mal es que las reformas hayan llegado sin haber estado bien trabajadas previamente, para ser presentada con un material más consolidado ante el Congreso. (…) Es mucho mejor hacerlas juntas para eliminar todas las incertidumbres”.
“El interés es evitar que se lleven a cabo estas reformas. Todo lo traumático que se le ha impuesto al gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet está asociado a lo mismo. Es decir, que las reformas son impensables”, expresa el académico del Departamento de Gestión y Políticas Públicas de nuestra Universidad, sociólogo Alberto Mayol.Complementa que el aparente problema no es que ambas iniciativas del Gobierno vayan al mismo tiempo, prácticamente, sino que ‘los contrarios’ o detractores simplemente no las quieren.Agrega que “si la Presidenta dejara atrás la posibilidad de reformar, entonces recién la dejarían tranquila, sin ninguna duda. Por lo mismo, han aprendido la lección de que no hay que dejar pasar nada. Por el contrario, quienes supuestamente quieren llevarlas adelante han entendido que es mejor no entrar en conflicto con los que no están a favor”.Eliminar incertidumbresEnfatiza en que no se vio un trabajo previo de las propuestas legislativas, lo que atentó en contra de algo más elaborado que permitiera hacer frente a los ruidos generados en el último tiempo.“No es ningún problema que vayan juntas, lo que me parece mal es que las reformas hayan llegado sin haber estado bien trabajadas previamente, para ser presentada con un material más consolidado ante el Congreso”, resume. “Por lo demás no debería ser problemático que vayan juntas varias de ellas, se supone que es un país que tiene institucionalidad y es capaz de funcionar haciendo estas reformas”, agrega el experto.El sociólogo subraya que “es mucho mejor hacerlas juntas para eliminar todas las incertidumbres. El esfuerzo de esos meses es mayor, pero después se logra que este todo hecho”.DimensionesRespecto de los miedos de los detractores, el experto establece que “todo proceso de reforma tiene dos dimensiones: uno es el temor por las posibles reformas posteriores, aprendida de la visión histórica de la reforma agraria de Alessandri, y entender de que una reforma que quede legitimada como tal tiene que ser legitimada después. Entonces el temor es básicamente ese. Tiene que ver con la posibilidad que se abran modificaciones mucho más relevantes”. “La otra tiene que ver con la pro-igualdad, ya que esto suena bonito, pero eso hace quitarle plata a los que más tiene, y por lo tanto de modo natural los que tienen más se molestan y se hace una fuerte estrategia comunicacional para hacer sentir que la reforma le hace mal a prácticamente todo el mundo. En ese debate, cuando al frente hay fuerzas políticas incompetentes para poder sostener el ciclo de reformas, obviamente les va bien a los que se oponen”, concluye.