El académico Rodrigo Martin, especialista en transporte urbano de nuestra Universidad, afirma que el 30% de no pago que registra el transporte público capitalino se debe a la “rebeldía” de los usuarios contra un sistema de movilización cada vez más caro y que, hasta el momento, sólo agudiza sus problemas de servicio.
Este lunes, el Directorio de Transporte Público Metropolitano informó que la tasa de evasión del Transantiago alcanzó un 30%, el porcentaje más alto desde la puesta en marcha del sistema en 2007.El experto en transporte urbano de la Universidad de Santiago, Rodrigo Martin, advirte que la cifra de evasión se explica porque “el modelo actual de concesión de la empresa privada hace que tengamos un servicio que ha ido bajando de calidad y ha ido subiendo de precio, haciendo que se produzca una disconformidad. Ya se instaló una perspectiva muy negativa del Transantiago y eso genera rebeldía en la gente. Por eso, no lo paga”.“La cifra de déficit es solo la punta del iceberg del problema”, plantea. “Es algo esperable, no es una sorpresa que la evasión está subiendo cada vez más y que los motivos de esa evasión no se han modificado. El servicio que se está entregando y el costo que tiene no ha tenido ningún cambio que pudiera revertir esa tendencia”, agrega.El experto advierte que “es difícil especular sobre el punto de crisis del Transantiago, todavía se puede soportar, pero durante ese tiempo va a ser un servicio con costos altos, subsidios tremendos y con una calidad del servicio bastante mala”.No obstante, sostiene que mejorar la fiscalización no impactará en menores índices de evasión, ya que es una medida punitiva, por lo que propone “cambiar el modelo de empresa que nos vende algo por uno donde todos asumamos un compromiso y que lo necesitamos para poder funcionar, asumiéndolo como algo que nos afecta a todos, pero sobre lo cual tenemos derecho a opinar y ser escuchados. Eso podría traducirse en un control de la evasión”.Pese a que reconoce que un 0% de evasión es “una utopía”, subraya que “llegar al 30% de la evasión implica una tendencia”.“Es posible que la evasión suba un poco más, pero espero que por el bien de esta ciudad no sobrepase el 50%. No debería pasar sobre ese máximo, pero todavía puede mantenerse en niveles bastante altos”, reconoce.“Yo me pondría una meta: que la gente viaje menos tiempo, que existan múltiples lugares de trabajo, que se generen subcentralidades eficientes dentro de esta la ciudad y que no sea una ciudad con sólo un eje importante, con viajes de 30 kilómetros y con horas arriba de buses. Por eso hay que pelear, por una forma de organización de la ciudad”, concluye.