A raíz del informe OCDE, que ubica a Chile entre los países con más horas trabajadas, el especialista en recursos humanos y finanzas de la Universidad, Aurelio Butelmann, alude a la gran carga laboral en nuestro país en contraste con su baja productividad: “Deben mejorarse las tecnologías de producción y la cultura del trabajo”.
Chile es uno de los países de la OCDE con mayor cantidad de horas trabajadas al año. Esa es una de las conclusiones del informe elaborado por la Organización para el Desarrollo y Cooperación Económicos, que ubica a nuestro país en el quinto lugar, con 1.988 horas trabajadas anualmente, solo superado por México, Costa Rica, Corea del Sur y Grecia. Sin embargo, esto no redunda en una mayor productividad: en 2015, solo creció un 1% según un estudio de The Conference Board (asociación de empresas e investigación).El experto en recursos humanos y finanzas de la Universidad de Santiago, Aurelio Butelmann, sostuvo que la principal causa de esta dicotomía se debe a que “no estamos usando las tecnologías que permitan una mayor felicidad en el trabajo”.Según el Director del Departamento de Administración del plantel estatal, este cruce de variables indica que el problema es de “gran ineficiencia en las acciones productivas de nuestras empresas” y afirma que esto se explica, principalmente, por dos factores: una baja calificación de los trabajadores y la poca renovación de tecnologías para apoyar el trabajo.“Si nos comparamos con países del primer mundo, como Francia o Alemania que tienen 37 horas semanales de trabajo y no 45 como nosotros, vemos que su nivel de productividad es más alto. Indudablemente que podemos encontrar ahí algunas razones de esto: una de ellas, que la renovación tecnológica de nuestras empresas es insuficiente”, indica.No obstante, el ingeniero comercial sostiene que además de la tecnología, también se debe atacar “un acervo cultural que hace que se trabaje lento”.Para modificar esto último, el magíster en ciencias sostiene que la receta es más aprendizaje y capacitación.“Deben mejorarse las tecnologías de producción y la cultura del trabajo, no solo del trabajador dependiente sino de los independientes y de quienes toman decisiones. Es decir, cambiar la cultura desde los altos mandos hasta el último operario del eslabón, a través de una mayor capacitación y una mayor conciencia de los beneficios de la modernización”, subraya.El experto recalca que no están dadas las condiciones para establecer una recomendación respecto a cuántas horas de trabajo son las idóneas para que un trabajador produzca más. “Es un tema cultural, que tiene relación con la responsabilidad sobre el trabajo, lo que hace que se opere distinto en distintos países”, sostuvo.Además, advierte que reducir horas laborales mediante una ley “significa inmediatamente aumentar los costos de producción, lo que obliga a reducir horas sin que se pueda exigir un cambio en la remuneración ganada por las personas”, lo que no solucionaría el problema de la productividad.Con todo, el especialista advierte que “a mayor cantidad de horas trabajadas, la productividad puede descender fuertemente producto del cansancio que produce en los trabajadores”.