Los fanáticos locales ya se están preparando para los shows que la agrupación dará en el Estadio Nacional en el marco del “The Future Past World Tour” los días 27 y 28 de noviembre. El locutor “Lobo” Araneda, el historiador Rolando Álvarez y el fan Mauricio Riveros comentan a Diario Usach el fenómeno que causa “la doncella de hierro”.
¿El rock está muerto? Esa pregunta que se ha repetido en muchas ocasiones debido al éxito global que por varias temporadas vienen teniendo diversos exponentes de géneros del reggaeton, pop latino y urbano (solo por nombrar algunos) queda en entredicho cuando se piensa en el alto interés que concitan bandas de sonidos muchos más pesados y que, literalmente causan furor en Chile, como Metallica, Slayer e Iron Maiden.
Justamente, estos últimos son el tema central de este artículo y la justificación es obvia: los días 27 y 28 de noviembre se presentarán en el Estadio Nacional en el marco del “The Future Past World Tour” , y tal como suele pasar tras un anuncio de sus visitas, las entradas para el primer recital se encuentran totalmente agotadas y solo quedan algunas localidades de cancha para el segundo (disponibles a través del sistema Ticketmaster).
Con esos dos espectáculos en el coliseo de Ñuñoa, la llamada “doncella de hierro” completará 12 recitales en el país: (1996 en el Teatro Monumental (hoy Caupolicán); 2001 en la Pista Atlética; 2004 en la Pista Atlética; 2008 en la Pista Atlética; 2009 en el Club Hípico; 2011 en el Estadio Nacional; 2013 en el Estadio Nacional; 2016 en el Estadio Nacional; 2019 en el Movistar Arena y ese mismo año en el Estadio Nacional).
Y eso no es todo, en una entrevista que Bruce Dickinson, el vocalista del grupo, ofreció a La Tercera en el año 2011, declaró: “en lo que a nosotros respecta, nos encanta ir a Chile, es un lugar que siempre nos da mucho amor, pero sí es un poco atemorizante”. El británico emitió dichas frases tras ser consultado por sus impresiones de tocar en el recinto ñuñoíno, algo que para esa fecha, aún no ocurría.
Pero lo que existía era el fanatismo por la banda, lo que llevó a que el concierto de aquel año se registrara para la publicación de un álbum oficial llamado “En Vivo” en el que incluso se muestran los colores de la bandera chile en su portada.
DE LA PROHIBICIÓN AL ÉXITO
Mauricio Riveros es un ingeniero chileno de 43 años y ha visto a Iron Maiden en 14 oportunidades (la próxima semana, en Santiago, sumara dos veces más). Gracias a una prolongada residencia en Londres, pudo asistir a varios espectáculos del grupo en Inglaterra y, también, viajar a conciertos que la agrupación dio en países como Italia, Dinamarca y Estados Unidos.
Para él, la agrupación liderada por Bruce Dickinson y Steve Harris “es una pasión”. Él se adentró en el sonido del conjunto gracias a una prima que tenía su pieza llena de posters y recuerda con claridad que la primera canción que le causó impresión fue “Alexander the Great”.
¿Por qué su fanatismo? Riveros lo resume en “el sonido, las letras y la estética”. En diálogo con Diario Usach cuenta que “lo primero que le llamó la atención fue 'Eddie' (la mascota icónica de la banda) y la voz de Dickinson. Luego, me fui enamorando de las guitarras, y el hecho de que en esta gira mundial tengan tres, lo hace más único”.
Pero eso no es todo, ya que con el tiempo fue valorando el profesionalismo de sus músicos y su seriedad para su trabajo. “Están como el vino”, reconoce y agrega que siguen “totalmente vigentes, no tocan un repertorio basado solo en éxitos y hoy tienen, además, público de generaciones más jóvenes”.
Otro experto en el “tema Maiden” es Juan Carlos “Lobo” Araneda, una de las voces más reconocidas de la Radio Futuro (88.9 FM en Santiago), emisora en la que conduce los programas “Punto de Vanguardia”, “El Club del Vinilo” y “Carretera al Infierno”.
En conversación con Diario Usach, el conductor sostiene que el gusto por los intérpretes de “The Number of The Beast” en nuestro país se sustenta “en su sonido emblemático, mucho más enérgico y potente que el que se escuchaba hasta antes de su aparición discográfica iniciada con el álbum homónimo de 1980. Estoy hablando de bandas como Led Zeppelin y Deep Purple, que si bien tenían una sonoridad pesada, como se decía en esa época, eran diferentes. Maiden fue una transformación, una evolución. Y eso calzó con un tiempo en que Chile estaba oscurecido, había represión, y esa música era, de alguna forma, liberadora”.
¿Y cómo se prendió la llama de Maiden en el país? Rolando Álvarez, doctor en historia y director del Departamento de Historia de la Universidad de Santiago, explica que uno de los hitos que cimentó la popularidad de la “doncella de hierro” en Chile fue cuando en 1992 la iglesia católica, a través del sacerdote Jorge Medina (antes de que fuera obispo y cardenal) presionó al gobierno de Patricio Aylwin para impedir el debut de los ingleses en suelo nacional (hecho que se iba a concretar con un show en la Estación Mapocho la noche del 23 de junio de ese año).
Para el religioso, las letras del conjunto atetaban contra los valores cristianos, y si bien, el entonces subsecretario del Interior, Belisario Velasco, le explicó que mucho no se podía hacer, finalmente el concierto se calló debido a la presión que Medina ejerció con el municipio y los dueños del local en que se realizaría el espectáculo.
Para Álvarez, ese hecho “de alguna manera consagró el carácter ‘outsider’ de esta música y de sus cultores. La miraban como incorrecta, prohibida, con connotaciones satánicas y fuera del orden establecido. Toda esa sensación de censura provocó un efecto contrario en la gente y generó que, cuando finalmente Iron Maiden comenzó sus sucesivas visitas a Chile se convirtiera en una agrupación cada vez más famosa y reconocida y que incluso tiene la capacidad de llegar más allá de los cultores del heavy metal. Legitimaron una música que no suena por las radios y por los medios de comunicación de masa y rompieron la condena y el prejuicio que los prohibían”.
PASADO, PRESENTE Y FUTURO
La gira que trae el regreso de Iron Maiden a nuestro país lleva por nombre “The Future Past World Tour” y en ella la agrupación británica está interpretando promedio de 15 canciones por show. En ese lapso, el sexteto interpreta cuatro temas de “Senjutsu”, su último disco de estudio y que fue publicado en 2021 (“Days of the Future Past”, “The Time Machine”, “Death of the Celts” y “Hell on Earth”).
¿Qué espera el público nacional para los espectáculos en Santiago? Para “Lobo” Araneda, lo que la gente quiere ver es un show basado en clásicos: “Quizá suene feo, que no haya mucha novedad es la gracia, porque si fueran demasiado revolucionarios en el sentido musical dejarían de ser Iron Maiden y al público no le gustaría".
El locutor de Radio Futuro indica que “obviamente podríamos pensar en un escenario más grande, con más luces para ir de acorde a los tiempos actuales, pero el espacio está perfecto. Podremos ver a Bruce Dickinson cantando y saltando, a “Eddie the head” (la mascota cadavérica del grupo) paseándose frente a la gente, a Steve Harris (el bajista y compositor principal) con toda su energía e interpretando todas las canciones que marcaron la historia de los fanáticos. Y además, veremos la herencia generacional por el gusto de la banda con la presencia de abuelos, padres e hijos”.
Ante la misma pregunta, el académico de la Usach, Rolando Álvarez, destaca la incorporación de las canciones extraídas de los últimos trabajos de los británicos: “Maiden tiene una gran confianza en sus producciones recientes, las defiende mucho, y por eso incorpora ese repertorio a sus giras. Quienes hemos ido a sus conciertos, y conocemos un poco lo que hace la banda, sabemos que tendremos temas tradicionales, pero también, sabemos lo otro. Este es un grupo que no vive solamente de la renta y la nostalgia, sino de la vigencia de su propuesta actual y futura, no es una agrupación de museo. Además que será familiar, con todos reunidos en torno al grupo".
El ingeniero Mauricio Riveros ya ha visto tres veces el concierto que tendremos en Chile y define el setlist como “buenísimo”. “No ve voy a sorprender tanto, pero estoy súper ansioso porque verlo de nuevo es siempre maravilloso”, asevera.
Eso sí, coincide con “Lobo Araneda” y con Rolando Álvarez en que a este tipo de espectáculos se puede ir en familia señalando que “mi hijo tiene cinco años y ya ha visto a Maiden en dos oportunidades. Y se viene una tercera”.
EL AMOR METALERO ENTRE MAIDEN Y CHILE
Tal como contábamos al inicio de esta nota, el tamaño de los escenarios para Iron Maiden en Chile fueron creciendo con los años: del Teatro Monumental, a la Pista Atlética y de ahí, al Estadio Nacional (con una gala que se realizó en el Movistar Arena).
Lo anterior da signos de que el fanatismo por el grupo va creciendo sin signos de flaqueza. De hecho, para esta visita, se tuvo que agregar una segunda fecha en el coliseo de Ñuñoa (28 de noviembre) luego de que los tickets para el 27 se agotaran en cosa de horas.
“Lobo Araneda” se reconoce un fan de Iron Maiden “por todas las experiencias en torno a su música. En los conciertos el público es como una familia. Ahí están mis pares. El metalero es un ser noble, apasionado, respetuoso y preocupado. En los ‘mosh’ (los bailes masivos en giro) si un tipo se cae, lo paran y luego sigue el ruedo. Es como una tribu danzando ante sus dioses. Lo viven con la alegría de ver la música que les gusta y entre amigos”.
Álvarez por su lado indica que todavía hay muchos prejuicios ante esta música, porque hay una mirada que la menosprecia y que la considera bulla. Pero, al igual que el locutor de Radio Futuro, señala que el seguidor de esta vertiente del rock “es un amante de la música y que la vive con intensidad”. Explica que “no es algo que si te gusta un verano, te va a dejar de atraer en la temporada siguiente”. Y de la misma manera, indica que los seguidores de esta música “son afines a explorar nuevos sonidos y sonoridades”.
Mauricio Riveros, el hombre que ha visto a los británicos en varios países del orbe sostiene que los shows de la próxima semana serán una fiesta “porque el público latinoamericano es el más loco del mundo. La audiencia europea es mucho más tranquila”.
Y si hablamos de experiencias “nivel Maiden”, “Lobo” Araneda recuerda una que demuestra el amor de los británicos por Chile. Para el año 2011, el locutor estaba trabajando en la cobertura del show que los ingleses darían en el Estadio Nacional. Y ahí surgió la oportunidad de viajar hasta Buenos Aires para acompañar a la banda en su viaje hacia Santiago. Compartió con ellos en el avión, se tomó unas cervezas junto todo el equipo técnico y fue testigo de los dichos de Bruce Dickinson al ver el paisaje por la ventana de la aeronave: “miren por la ventana porque este es uno de los paisajes más lindos del planeta, la cordillera de los Andes de Chile”.