Así lo plantea la Dra. Adriana Ducos, académica de la Escuela de Medicina de nuestra Universidad, quien recomienda evitar la exposición a cambios de temperatura, dado que el organismo no es capaz de reaccionar fisiológicamente. “Como consecuencia bajan las defensas y aparecen de manera masiva las enfermedades respiratorias virales”, según explica.
Los meses de otoño e invierno suelen concentrar las atenciones de enfermedades respiratorias en el país, sobre todo en el centro y sur del país, las que muchas veces generan un colapso de las urgencias de los hospitales y centros de salud de atención primaria.
Una situación que se complica aún más si se considera que desde hace algunos años las temperaturas experimentan variaciones notorias, sin importar de qué época del año se trate.
“Eso se ha ido acentuando, en el sentido de que antes las cuatro estaciones estaban muy bien marcadas. Ahora eso es muy errático, lo que de alguna manera impide tomar las medidas preventivas necesarias con anticipación”, plantea la Dra. Adriana Ducos Sánchez, académica de la Escuela de Medicina del Plantel.
Dada su larga experiencia como médico internista, no solo apunta a las consecuencias de la inestabilidad climática, sino que también a la preocupación por la escasez de lluvias y la disminución de las temperaturas, que influye en los altos niveles de contaminación atmosférica que afecta a varias ciudades del país.
“Lamentablemente, es difícil evitar que las empresas contaminen, por lo que hay que seguir las recomendaciones de las autoridades ministeriales, como evitar el uso de la leña en la calefacción”, expresa.
En su rol de coordinadora de Medicina Interna del Hospital San José, se detiene en las repentinas variaciones de la temperatura ambiental. “Esto genera que las personas se abriguen y desabriguen en exceso, lo que conlleva a que el organismo no sea capaz de reaccionar fisiológicamente ante los cambios de temperatura. Como consecuencia, bajan las defensas del cuerpo y aparecen de manera masiva las enfermedades respiratorias virales”.
Enfermedades más recurrentes
Frente a la incontrolable circulación de virus, la doctora advierte que se trata de situaciones atenuadas por el uso de las vacunas antiinfluenza y antineumocócica, como una estrategia para prevenir las enfermedades respiratorias.
Explica que entre las más recurrentes durante el periodo invernal aparecen el resfrío común, la gripe y las complicaciones que ésta implica, como bronquitis, sinusitis y otitis, además de la neumonia. “Ésta es una complicación bacteriana de una enfermedad viral, porque el resfrío común y la gripe son virales”, aclara la académica.
De hecho, agrega que las más habituales son las enfermedades respiratorias virales, que se transmiten de manera masiva. “En términos generales, la enfermedad bacteriana es más selectiva y suele aparecer después de la viral. Si ésta es bien tratada, la bacteriana no aparece”, explica.
En consecuencia, para evitar que un cuadro viral empeore, la doctora Adriana Ducos recomienda el reposo, aislamiento, líquido y vitamina C, es decir, cuidados generales. “Además, no tomar antibióticos, a los que se debe recurrir solo cuando se ha comprobado la enfermedad es bacteriana”.
Reconoce que uno de los errores que cometen las personas ante un resfrío común es recurrir a los antibióticos. “Con eso creen que no pasarán a la complicación. La enfermedad viral debe tratarse con medidas generales. Y si aparece la enfermedad bacteriana, recién ahí utilizar antibióticos”.
Como parte de sus recomendaciones se centra esencialmente en evitar exponerse a cambios de temperatura. “Una solución es portar distintos tipos de vestuario, según las temperaturas exteriores y aquellas interiores de los lugares de trabajo”, propone la académica.
Además, apunta a la necesidad de aislar en algún grado a aquellas personas que presenten un cuadro viral, con el objetivo de evitar una mayor complicación de la enfermedad respiratoria, así como para no contagiar a los demás.
En ese contexto, destaca la importancia de mantener una alimentación balanceada, lo que podría contribuir a estar mejor preparados ante posibles afecciones. “Calorías, hidratos de carbono, proteínas y grasas en cantidades que no sean bajas ni excesivas. De esta manera, no se requiere reforzar la alimentación como una medida preventiva”.
Junto con las medidas indicadas, reitera la importancia de no realizar ejercicios al aire libre en periodos en los que la contaminación ambiental alcanza niveles demasiado elevados.