Daniela Alburquenque Muñoz, Doctora en Ciencias de la Ingeniería: “Advierto más mujeres interesadas por las carreras científicas”

En un alto de sus labores, la profesora de la Usach y profesional del Cedenna, nos cuenta de su investigación entre ciencia básica y aplicada, destinada a mejorar la efectividad y duración de las pilas botón litio y las expectativas que tiene a largo plazo de su exploración.
Su sueño es seguir trabajando en la Universidad de Santiago. “El ambiente de trabajo es muy grato. La Usach es mi refugio (...) En la Usach he pasado un largo periodo de mi vida como estudiante de pregrado, postgrado y postdoctorado. Aquí tengo a mis mejores amigas. Acá soy como soy".

Daniela Alburquenque Muñoz, proviene de una familia de 14 hermanos, pero ella destaca por ser la única que egresó de la Educación Superior y  además siguió un doctorado en la Universidad de Santiago. Reconoce que desde pequeña le gustó la ciencia. Fue en enseñanza media que una profesora del Internado Nacional Femenino, y que con el tiempo se transformaría en una de sus grandes amigas, la instó a estudiar en nuestra Universidad.  El contacto con la Usach se materializaría luego con su participación en las Olimpiadas de Química. “Siempre estuvo en mi mente estudiar en la Usach”, remarca.

Entró a nuestra Casa de Estudios en 2003. De hecho fue parte de la última generación que dio la Prueba de Aptitud Académica. Se tituló como Técnico Universitario en Análisis Químico y Físico de la Facultad de Química y Biología, haciendo su práctica en la Comisión Chilena de Energía Nuclear. Recuerda que su profesor guía, Juan Luis Gautier, trabajaba en materiales catódicos para baterías de ion litio, haciendo estudios de composición química para aplicarlo a una pila botón.  En esa época solo se hacían estudios de ciencia básica. Ella, tiempo más tarde, buscaría sumar la ciencia aplicada.  Por prosecución de estudios  ingresó a la carrera de Química y Licenciatura en Química, hizo su tesis, el 2011 dio su examen y continuó su trayectoria con el doctorado en Ciencias de la Ingeniería mención Ingeniería de Materiales. 

-Entiendo que también el actual decano de la Facultad de Ciencia tiene mucho que ver en su vida académica

-Sí, en mi licenciatura conocí al Dr. en Física, Juan Escrig, que en esa época se había ganado un Fondecyt de Iniciación. Entré a Cedenna, al Laboratorio de Nanomagnetismo que dirigía.  Él me dio la oportunidad de trabajar en energía que era mi especialización del doctorado y con su Fondecyt se pudieron comprar todos los equipos necesarios para hacer mi estudio de materiales catódicos en pilas botón. Así comencé mi carrera académica en paralelo a lo que él se dedicaba que son materiales magnéticos y fuimos contribuyendo en ambas investigaciones. Siempre supe que quería estudiar química y hacer investigación a nivel universitario, por eso cuando tuve que decidir en el último año de licenciatura en química la parte de gestión profesional o académica, opté por la segunda. Haber  continuado el doctorado en materiales fue mi mejor decisión, porque es un campo muy amplio donde trabajo con físicos, ingenieros, matemáticos. Entiendo todos los idiomas en ciencia y eso facilita que podamos diversificar la investigación.

Daniela  hizo una pasantía en el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional, directamente en el laboratorio de energías renovables y sustentables de Saltillo en México, durante tres meses. En 2018 se adjudicó un postdoctorado de Fondecyt.

-En palabras simples, ¿Qué busca con esta investigación de las pilas botón de ion litio?

- Lo que yo hago es preparar químicamente el polo positivo de una pila de ion litio , modificar su estructura química y la forma de las partículas, llevándola a una pila botón comercial, aquella que llevan los dispositivos electrónicos de bajo consumo como una pesa, un reloj, juguetes…esa pila redonda que todos reconocemos.  Tengo todo el equipamiento para preparar el polo positivo y ensamblar pilas botón,  usando como polo negativo el litio metálico. En el Laboratorio de Nanomagnetismo cuento con una cámara de guantes, una especie de incubadora, donde hay una atmósfera de Argón, exento de oxígeno y humedad donde puedo cortar el litio en círculos de 13 milímetros, cortar mi cátodo ya preparado, poner un electrolito que permite la conducción iónica entre electrodos e importar las piezas para armar la pila botón. Finalmente se ensambla la pila al vacío. El litio es un metal muy reactivo, al aire se recubre con una capa de óxido o peróxido y si hay una chispa con cierto grado de humedad puede reaccionar por la presencia de hidrógeno altamente inflamable. Por eso, hay que manejarlo con precaución. Un analizador de baterías me permite saber qué voltaje tiene la pila, su corriente, y hacer testeos de curvas de carga y descargas. 

-Las pilas cilíndricas tradicionales me imagino que actualmente no llevan este material.

-Yo uso litio metálico, porque para ciencia e investigación el litio metálico es mi referencia. En las pilas comerciales no se usa este material porque es peligroso. Recordarás que antes los celulares podían explotar por su uso. Ahora usan grafito litiado u otros compuestos que tienen en su composición litio líquido como ánodo. Esas pilas comerciales además no son recargables. Las que yo hago sí, extendiendo su vida útil  al modificar químicamente su polo positivo.

-¿Qué expectativas tiene de su investigación a mediano plazo?

-A futuro con más investigación y muchas pruebas, podría llegar a ser una patente, pero son tantos los factores, que aún no estoy en una fase en que pueda competir con una pila comercial. Por eso, estoy entre la ciencia básica y la ciencia aplicada, prácticamente tomo el material y lo llevo al aplicado. Estamos en un país rico en litio, aquí nos compran la sal de litio y llega procesado como litio metálico. De hecho, tenemos que importarlo para realizar estos estudios. Si hubiera infraestructura en nuestro país para hacer litio metálico, seguramente se instalarían industrias de baterías de auto.

La Dra. Alburquenque es una apasionada de su trabajo y advierte con entusiasmo un aumento de mujeres en carreras científicas. En plena pandemia comenzó a hacer clases a estudiantes de la carrera de Ingeniería Física de la Facultad de Ciencia, donde hay cinco mujeres y una de ellas es su ayudante, Javiera Vargas Gutiérrez. También hace clases de Química para alumnos de primer año de la Facultad de Química y Biología.

Su sueño es seguir trabajando en la Universidad de Santiago. “El ambiente de trabajo es muy grato. La Usach es mi refugio. A veces la familia no entiende lo que uno hace o a lo que realmente se dedica. Mi papá quería que fuera médica. Fui doctora, pero en Ciencias de la Ingeniería. En la Usach he pasado un largo periodo de mi vida como estudiante de pregrado, postgrado y postdoctorado. Aquí tengo a mis mejores amigas. Acá soy como soy. Es mi zona de confort. He postulado a otras universidades, he perdido oportunidades…lo reconozco. No me quise ir. La calidad de las personas y el ambiente de trabajo me hacen seguir en mi alma máter. Tengo todo para hacer investigación. Ojalá que la Universidad siga incorporando mujeres a cargos académicos en los departamentos”, remarca.

Autor: 
José Flores
Fotografía: 
Manuel Urra