De acuerdo con Bernardo Navarrete, cientista político de la Universidad de Santiago, “la democracia no sólo implica derechos para la ciudadanía, sino también obligaciones, y votar es una de ellas”.
El académico concuerda con que se trata de un cambio cosmético, sin modificar las cuestiones de fondo, que han alejado a la ciudadanía de las instancias de representación política.
Importantes cuestionamientos a la nueva Ley de Inscripción Automática y Voto Voluntario, recientemente aprobada en el Parlamento, esgrime el cientista político de la Universidad de Santiago, Bernardo Navarrete.De acuerdo con el académico, la nueva medida no sólo “es poco efectiva y dudosamente vaya a cumplir con el objetivo de aumentar de manera significativa la participación electoral, sino que, además, se implementa sin haber sostenido un debate como sociedad, respecto a lo que constituye el acto de votar en una democracia como la nuestra, que está aún en proceso de construcción”.Navarrete es enfático en recalcar que a su juicio, “el sufragio constituye una obligación ciudadana, en la medida que es la forma en que se delega la representación”. Sobre el mismo punto, concuerda en que la falta de participación del electorado, sobre todo joven, tiene que ver con “un sistema político que no representa, o que escasamente es heterogéneo, donde se perpetúa la presencia de dos conglomerados, la derecha y la centro izquierda, más los comunistas, que sólo logran presencia gracias a acuerdos por omisión”. La nueva ley fue aprobada en la Cámara Alta con unanimidad de votos, excepto en el punto referido a la educación cívica en los programas de estudio. Por otra parte, se espera que la medida incorpore a cerca de 5 millones de personas que hoy no están inscritas en los registros electorales, según ha dicho el gobierno. Ahora sólo resta la aprobación de la Cámara de Diputados.Consultado sobre la supuesta “obligación” de atraer al electorado con nuevas propuestas, a la que se verían enfrentados los candidatos y candidatas, ante la voluntariedad del sufragar, Bernardo Navarrete es escéptico: “Más que propuestas interesantes, podríamos vernos enfrentados a ofrecimientos populistas”, advierte.Asimismo, el académico Usach asegura que “la experiencia internacional, donde el voto ha sido liberalizado, muestra que hay menor tasa de participación. Se parte del supuesto que por ser voluntario, los jóvenes (segmento que ha mostrado mayor desapego a la representatividad política) van a concurrir a sufragar, pero parece olvidarse que si no lo hacen, es porque no creen en la institucionalidad vigente”, asegura el analista.El académico de la Facultad de Humanidades del plantel estatal, afirma que el desafío de fondo está en los cambios estructurales al sistema político. De acuerdo con su visión “se nos está diciendo, le damos la libertad para votar o no, pero libertad para seguir votando en el mismo sistema. No se están haciendo cambios al fondo, al sistema binominal o a la imposibilidad de voto de chilenos en el extranjero, que son los temas que hoy la ciudadanía reclama”, concluye.