A propósito de la promulgación de una Ley para la creación de un Ministerio del Deporte en Chile, conversamos con el profesor y ex atleta Marcos Bustamante, quien es crítico al respecto. “El nuevo ministerio puede resultar, siempre y cuando no se haga a la chilena. Porque los chilenos hacemos las cosas a medias; nunca terminamos lo que empezamos. Eso me da miedo”, remarca.
“Perdonen la demora”, se excusa Marcos Bustamante (64) al llegar a su oficina ubicada en las dependencias del Estadio de la Universidad de Santiago de Chile.Atleta por gusto y profesor de Educación Física por vocación, dice estar pronto para el retiro, aunque confiesa que “sin esto me voy a ir abajo”. Confía, no obstante, que su legado perdurará por mucho tiempo en esta Universidad, donde presta servicios profesionales desde el año 72’, como entrenador de atletas de alto rendimiento y profesor de acondicionamiento físico.Cuando llega el momento de hablar de su carrera como atleta, pareciera que su voz adquiere más fuerza y se torna aún más ronca. “El ambiente del atletismo es muy selecto, muy cerrado. Cuando representé a Chile en un Sudamericano me sentí como el rey del mundo. Nada puede hacer más feliz a un deportista que representar a su país afuera”. Aunque advierte que se dedicó al atletismo “por cuestiones que sólo la vida entiende”.Estudió pedagogía en Educación Física en la Universidad de Chile. Posteriormente fue parte del “Stade Francés” (actual “Club Atlético Francés), organización que se dedica exclusivamente a la preparación de los atletas en todas sus áreas. “No cualquiera pertenecía al Stade Francés; había que tener habilidades especiales y mucha pasión y cariño por el Atletismo”, sentencia con orgullo al tiempo que agrega otro detalle: “Yo era especialista en salto largo y en velocidad”.Santiaguino toda la vida -“por desgracia” según sus palabras- dice haber tenido talento para otras disciplinas deportivas. “Era bueno para el fútbol. Era zurdo y rápido, pero no me producía tanta adrenalina como correr en un estadio o saltar metros para alcanzar un nuevo récord”, precisa.Una vida de compromiso“Yo tomé la rama de Atletismo de la USACH el año 72’. Fuimos los impulsores de las becas deportivas a nivel universitario, porque los chiquillos con talentos tienen que ser premiados”. Así rememora sus inicios en esta Universidad, dejando en claro que ser entrenador implica no sólo apoyar técnicamente a los deportistas, sino que involucra, además, un componente emocional, sicológico. En este contexto, agrega que “la USACH es una escuela de deportistas y eso nos enorgullece enormemente”.Su visión crítica no la oculta, pues quisiera más apoyo para los jóvenes: “Aquí, hay excelentes elementos, pero la Universidad sólo pone el 50%, el otro lo ponen ellos. Los chicos entrenan con materiales antiguos. La infraestructura es muy básica, pero con poco, logran bastante. Es su mérito y de nadie más. Incluso, tenemos varios estudiantes que han jugado en el extranjero y les ha ido bastante bien”.En el marco de su extensa carrera, recuerda un hito no menor y que lo enorgullece: “Nosotros llegamos a tener 50 atletas de la Villa Portales, acá en Estación Central. Les comprábamos pan con jamón y una bebida después de los entrenamientos. Eran buenos elementos, chicos muy esforzados y con talento”.Hace una breve pausa, mira el suelo, como hurgando en sus propios recuerdos y luego señala: “Eso le falta a Chile; financiamiento y cultura deportiva. Financiamiento para motivar a los jóvenes que no tienen cómo salir adelante, y cultura deportiva que forme personas conscientes del deporte y la vida sana”.Juegos olímpicosA la hora de hablar de los próximos Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016, también es tajante y crítico: “Nuestro país tiene excelentes talentos, es cosa de ver a Tomás González para darse cuenta de que material hay. El problema es el financiamiento; la mayoría de los que llegan más lejos tienen que prepararse en el extranjero, como Kristel Kobrich. Por lo mismo, me parece lamentable que nuestro país no tenga la capacidad de sostener proyectos deportivos”.Pero su crítica no termina ahí y continúa: “Si en el país no se ponen las pilas creando más organizaciones como ADO Chile, no vamos a poder competir jamás con deportistas de altos niveles internacionales”.Ministerio del DeporteCuando llega la hora de hablar del nuevo Ministerio del Deporte, se toma un respiro, sostiene con fuerza el lápiz azul que tiene en su mano derecha; fija su mirada en el cuaderno con extensas anotaciones en color negro y responde con voz firme: “Hace rato dejé de creer en el viejo pascuero. Quiero ver para creer; eso me pasa con el nuevo ministerio. Sí, es un avance sustancial, pero aspiro a que realmente ayude a los deportistas de este país”.Algo incrédulo agrega que “el nuevo ministerio puede resultar, siempre y cuando no se haga a la chilena. Porque los chilenos hacemos las cosas a medias; nunca terminamos lo que empezamos. Eso me da miedo”.El tema apasiona a Marcos Bustamante; se detiene un instante para servirse un café, luego continúa: “El Estado debe crear políticas públicas que normen las ayudas, no sólo monetarias, sino también sociales. No puede ser que se termine creando un ministerio, para decirle al mundo que en Chile, sí se apoya al deportista”. Toma un sorbo de café, hace un gesto de impaciencia y remata: “De todo corazón, espero que sirva. Lo necesitamos mucho, como Nación, como país”.La soluciónMás allá de criticar, propone una solución para revertir el problema deportivo en Chile. “Los grandes empresarios deberían invertir en materia deportiva... si se quiere, verlo como un negocio a largo plazo, para que sea más atractivo para ellos mismos. Invertir en implementos e indumentaria para los deportistas. ¿Y el rédito? bueno, ellos retribuyen triunfando en el extranjero y haciendo conocido a nuestro país”.“Hay países que son tremendos potenciadores del deporte. Es el caso de Brasil o EE.UU. Claro que EE.UU no sólo apoya con financiamiento sino que, además, tiene interés y ganas de apoyar e incentivar la actividad física”, dice antes de tomar otro sorbo de café y a modo de reflexión, remarca: “Es interesante la forma en la que Chile maneja estos temas; si supieran todo el potencial que hay… otro gallo cantaría, ¿no?”.Mira su reloj con cara de sorpresa: “Huy, ha pasado rápido el tiempo, parece que he hablado mucho”. Ordena los papeles que tiene repartidos sobre la mesa, que son varios, y guarda su celular en la chaqueta.Pone término a la entrevista señalando: “Me siento orgulloso de la calidad de los deportistas chilenos. Porque si algo tienen, es aguante y empuje. Eso no se compra con nada”. Se levanta de su silla, mostrando su imponente estatura. Nos despedimos y se va con destino incierto y no tan veloz como en sus tiempos de atleta.Por Belén Merino, Camila Muñoz y Jeannette Valencia, estudiantes de la Escuela de Periodismo, Universidad de Santiago de Chile.