La estudiante de nuestra Escuela de Periodismo, Nicole Castillo, coautora de la publicación junto al escritor Andrés Montero, sostiene que la obra se estructuró bajo la modalidad de relatos personales y comunitarios -algunas alegres y otros dolorosos- que describen episodios del pasado reciente de nuestro país.
“Yo voy a contar una historia. Una historia personal. Corría marzo de 1988 y eran los últimos golpes de la dictadura de Pinochet. Ya habían detenido a muchos de mis compañeros del PC, y anduve mucho tiempo arrancando. Pero hubo un momento en que dije: se acabó. Los que van a morir te saludan”.
Relatos como el anterior, contiene el libro auspiciado por el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, a través de su línea de conservación y difusión del patrimonio cultural.
“Los científicos dicen que estamos hechos de átomos, pero a mí un pajarito me contó que estamos hechos de historias”. Con esta frase de Eduardo Galeano se inicia el libro “Narrando nuestra memoria. Cuentacuentos de Yungay y La Victoria”, obra en la que la estudiante de Periodismo de nuestro Plantel, Nicole Castillo, y el escritor Andrés Montero, recopilan narraciones personales, familiares y comunitarias de las y los pobladores.La publicación patrocinada por el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes y editada por “Al Aire Libro”, es el resultado de meses de trabajo realizado por los autores a través de la compañía de cuentacuentos “La Matrioska”, de la cual son fundadores.Durante 2013, los jóvenes desarrollaron una serie de talleres de narración oral y memoria junto a vecinos de las emblemáticas poblaciones Yungay y La Victoria, en el marco del “Proyecto Narrando Nuestra Memoria”. Así, recopilaron 13 relatos en que los pobladores reviven historias, leyendas, anécdotas y experiencias colectivas.Un fragmento de una de las historias presentes en el libro, el relato “Mirar la libertad” de la dueña de casa, Myriam Araos, dice: “Yo voy a contar una historia. Una historia personal. Corría marzo de 1988 y eran los últimos golpes de la dictadura de Pinochet. Ya habían detenido a muchos de mis compañeros del Partido Comunista, y anduve mucho tiempo arrancando. Pero hubo un momento en que dije: se acabó. Los que van a morir te saludan”.Para Nicole Castillo, “al principio fue difícil que la gente participara en los talleres. Esto porque sus tiempos laborales o familiares no les permitían asistir. Pero una vez que se integraron, todos demostraron mucho entusiasmo y ganas de contar sus vivencias, por ejemplo, durante momentos difíciles como las tomas de terreno o la dictadura militar”.La estudiante de quinto año de Periodismo se muestra orgullosa por haber contribuido a develar “historias que por no aparecer en los libros oficiales, muchas veces son olvidadas pero que son de gran relevancia para entender la sociedad actual”.Historias y ejemplos de vidaNicole Castillo, quien además conduce el espacio de cuentos “Historias para despertar los sueños”, minutos antes de las 20 horas, en la Radio de la Universidad, mantiene un fuerte vínculo con el rescate de historias. Su bisabuelo, Luis González, fue cantor a lo divino en sus tiempos libres y ella, por su parte, tras siete años de participar en un grupo de risoterapia hospitalaria, decidió buscar nuevas formas para entretener a niñas y niños.Fue entonces cuando empezó a interiorizarse en la técnica de los cuentacuentos, fundando la compañía “La Matrioska” junto a Andrés Montero en 2012.Al concluir la etapa de trabajo en las poblaciones Yungay y La Victoria, y tras haber publicado el libro “Narrando nuestra Memoria”, la futura periodista de nuestra Casa de Estudios dice haber obtenido muchas enseñanzas gracias a las experiencias con los pobladores.“Yo nunca me sentí tan ‘maestra’ durante los talleres porque fui yo quien aprendió mucho de ellos”, asegura.“Gracias a este trabajo pudimos activar recuerdos de los que surgieron historias maravillosas y ejemplos de lucha y de vida que hoy han quedado plasmados en una publicación”, agrega la estudiante.“Al ver a los pobladores, trabajadores, dueñas de casa e incluso niños, contando sus cuentos en el escenario o recibiendo sus libros para después entregarlos en las municipalidades, solo pude sentir orgullo porque finalmente se están valorando sus historias de vida y dándolas a conocer al resto de la comunidad”, concluyó Nicole Castillo, estudiante de la Escuela de Periodismo de nuestra Universidad.