Pilar Peterson afirma que producto del crecimiento inorgánico del gran Santiago, el imperativo de hoy es planificar una ciudad más amable para sus habitantes.
Pilar Peterson se interesó en la Arquitectura cuando comenzó a cuestionarse porqué la ciudad tenía la forma que tenía. Aún estaba en el colegio, pero a medida que comenzaba a interesarse en el diseño de las calles y a conocer la historia de la capital, se fue dando cuenta que el urbanismo es un reflejo de la forma en que las personas viven su ciudad.Hoy, como estudiante de 4º año de la carrera, comprende la importancia de una planificación urbana pensada en las personas, sobre todo para Santiago. “El gran problema de esta ciudad es que no fue programada, sino que se extendió espontáneamente por el crecimiento explosivo de la población”, sostiene y explica que por eso, la construcción de sectores residenciales se acerca cada vez más a las plantas de tratamientos de aguas, o cómo los sectores industriales quedaron insertos en las áreas habitables.Pilar Peterson lamenta que pocos candidatos presidenciales hayan hablado de sus proyectos de desarrollo urbano para implementar en el país, ya que “no entienden que la ciudad es un problema social, porque le recuerda permanentemente a las personas los problemas que los rodean”, como el desplazamiento del transporte, el acceso a los servicios, la reducción de los espacios peatonales en favor de los automóviles y la poca disponibilidad de espacios públicos de calidad, “el problema no es construir más plazas razas, sino implementarlas con árboles o infraestructura para que sea ameno caminar, estar ahí y disfrutarlas”.Pilar afirma que la ciudad es el reflejo de las personas que la habitan, por eso “Santiago evidencia que somos una sociedad divida entre la clase alta, que vive en el sector oriente, mientras que los sectores más pobres se ubican en el poniente y en la periferia”. También se nota la sensación de inseguridad de las personas en el encierro permanente: “Vivimos enrejados, con miedo de los espacios públicos abiertos, pasando de un espacio cerrado a otro. Por eso, el símbolo actual social es el mall”.Querer SantiagoMañana es el día del Urbanismo y Pilar estará presente en las actividades que su Escuela ha preparado. Gracias a su formación con un fuerte sello social le preocupa encontrar soluciones para hacer la ciudad más amigable, “vemos la arquitectura como un bienestar social”, sostiene.“Para cambiar la ciudad hay que cambiar de mentalidad y mirar más allá de lo que tenemos, porque siento que la gente de Santiago no quiere a su ciudad, no le tienen cariño y por eso la descuidan”, dice.Agrega que las ciudades deberían programarse para hacer partícipes a los ciudadanos y no ofrecer sólo plazas de paso. “La ciudad debería ser amigable con todos los usuarios, entretenida de recorrer, con lugares amenos que gusten a las personas y las influyan positivamente, donde las distancias se vuelvan más cortas y los trayectos sean más agradables para la vista, una ciudad para los ciudadanos, no para los automóviles”.Finalmente, Pilar valora la inserción del campus de nuestra Universidad en el corazón de una de las comunas más transitadas. El espacio, que comprende 32 hectáreas, integra todos sus organismos y componentes, rodeados de importantes sitios dedicados a la vegetación. “En el campus hay muchas áreas verdes que lo hacen muy bonito y agradable para la convivencia”, concluye.