Analista Usach asegura que eventual caída de Gadafi genera más dudas que certezas

A juicio de la investigadora y analista internacional  de la Usach Olga Ulianova, la gran interrogante es cómo se va a organizar un país tremendamente dividido.
 
Según la especialista, debido a la crisis financiera de Europa y Estados Unidos, la OTAN no está en condiciones de colocar un contingente militar permanente que asegure la estabilidad del nuevo gobierno.
Ante la inminente caída del dictador libio Muamar el Gadafi, con la ocupación de parte de las fuerzas rebeldes del principal reducto oficialista, Trípoli, se creará un nuevo foco de tensión a partir de la instalación de un nuevo gobierno en este país del norte de África.
Así lo aseguró la Dra. Olga Ulianova, analista internacional del Instituto de Estudios Avanzados (IDEA) de la Universidad de Santiago de Chile, quien cree que a diferencia de los otros países de la región donde ha habido revueltas contra gobiernos autoritarios, en Libia hay un grupo importante de la sociedad que apoya al carismático líder árabe.    
“En ninguno de los otros países árabes donde comenzaron movimientos contra los gobiernos autoritarios, aparte de Libia, ha habido una guerra civil de tan larga duración. En ningún otro país ha habido tanto apoyo de la población a este gobernante dictador. Eso demuestra que la sociedad Libia está profundamente dividida y lo sigue estando”, afirmó Ulianova.
A juicio de la académica de la Usach, la gran interrogante es cómo se va a organizar un país tremendamente dividido. Ulianova explicó que  Libia es un país con una historia tribal, “de profundas diferencias entre la zona de Trípoli y la zona de Benghasi, donde desde el primer momento se han establecido los rebeldes”, precisó.
La  analista agregó que “cabe preguntarse si los habitantes de Trípoli van a considerar la llegada de los rebeldes como la liberación de un dictador opresor, o como la llegada de otros intereses y poderes locales”.  
La mayor dificultad, indicó la investigadora de la Usach, radica en la heterogeneidad de las fuerzas rebeldes. “Nadie sabe a ciencia cierta cuáles son las fuerzas que predominan allá.   Hay diferencias muy profundas en su seno”, aseveró Ulianova.
 
Los intereses de la OTAN
Para Olga Ulianova, el papel de la OTAN en la caída de Gadafi es relevante, aunque duda de su efectividad a la hora de entregar estabilidad a un nuevo régimen para Libia.
“Hay un tremendo problema. La OTAN hoy día no está en condiciones de colocar un contingente militar permanente en tierra, que asegure la estabilidad del nuevo gobierno. Hay demasiados problemas. Esta operación fue liderada por Gran Bretaña y Francia, que tienen más problemas económicos que cuando se inició su intervención. Los contribuyentes europeos están bastante escépticos y reacios a financiar una operación de esta naturaleza. Ni hablar de Estados Unidos, con sus problemas de deuda pública”, sentenció Ulianova. 
Pese a ello, la experta no descarta que en los países miembros de la OTAN se abran los “apetitos” por los recursos naturales de Libia, unos de los países más ricos del norte de África.
“Los gobiernos tendrán un escaso margen para intervenir en la estabilización del nuevo gobierno, pero van a estar muy interesados en conseguir con las nuevas autoridades de Libia concesiones de exploración y explotación petrolera; ese va a ser su interés prioritario. Van a aprovechar los contactos que ya tienen con unas u otras fuerzas al interior del cuerpo de los rebeldes”, concluyó.