El sociólogo de nuestra Universidad, Claudio Avendaño, afirma que el paquete bomba que recibió en su casa Óscar Landerretche presenta una serie de características que separan el actuar de la agrupación autodenominada “eco-terrorista” de otros actos con objetivos similares, como su indefinición política o el hecho de enviar el explosivo por correo. “El elemento que produce la divergencia es cómo se cuenta el suceso. Es muy distinta la forma en que se presentan a la sociedad en comparación al estilo tradicional de otros grupos”, enfatizó.
Un paquete bomba recibió en su casa el Presidente del Directorio de Codelco, Óscar Landerretche, quien resultó con lesiones menores tras la explosión del artefacto. El atentado fue reivindicado por el grupo ‘Individualistas Tendiendo a lo Salvaje’, supuesta organización autodefinida como “eco-terrorista”, que argumentó haber cometido el acto para “vengar” la “devastación de la tierra” en que incurriría la cuprífera por su actividad minera. El hecho fue repudiado por todos los sectores políticos y el Ministerio del Interior ingresó una querella contra quienes resulten responsables “por el delito consumado de envío de cartas o encomiendas explosivas y envío de bombas o artefactos explosivos de carácter terrorista”.De acuerdo al sociólogo de la Universidad de Santiago de Chile, Claudio Avendaño, a partir de los hechos que se han conocido se pueden extraer algunas conclusiones preliminares sobre el actuar de este grupo específico que lo diferencia de otras organizaciones de carácter terrorista.En primer lugar, Avendaño subraya el tipo de registro que utilizan para revindicar el hecho. “Se observa una narrativa adolescente. Su forma de contar el hecho es parte de la jerga o de un tipo de comunicación desde los jóvenes hacia sus pares”.“Sirve para revindicar un tipo de lenguaje y el lugar desde dónde están hablando”, agrega. Respecto a sus características, indica que es “un lenguaje coloquial, muy distinto al que utilizan otros grupos que cometen este tipo de acciones”.En segundo término, el académico de la Escuela de Periodismo explica que movimientos con este tipo de ideologías tienen su origen en el siglo XIX. “Responden a una cierta contracultura de carácter bucólico, anti-civilización, colocándose a renglón seguido de los movimientos anti-industrialización del 1800, contrario a las lógicas industriales de la sociedad moderna en general”, sostiene.“No es algo nuevo. En Chile, probablemente sí, pero siempre ha existido una visión distinta o contraria a la civilización industrial”, indica el especialista.En tercer lugar, indica que no se puede advertir un ideario específico en su actuar. “No hay ningún indicio de cuál es el programa político que tienen. Es un hecho que se puede entender como un acto que nace desde la frustración por aquellas ideas que ellos plantean y defienden”, sostiene.Finalmente, hace hincapié en la “imprecisión” de su actuar. “Si se quiere ser verosímil y creíble, esta distención al utilizar Chilexpress no es menor. Revela una cierta ligereza o poca precisión. Ahí, uno podría prever una organización poco formal”.“Lo que resulta de la suma de todos estos elementos es una narrativa de un grupo distinto que, también, puede llevar a la sospecha de que se trata de algo verdadero o, simplemente, un encubrimiento”, advierte.No obstante, reconoce que el paquete bomba enviado a Landerretche plantea “una convergencia con las formas tradicionales. Es decir, con los actos terroristas conocidos”.“El elemento que produce la divergencia es la narrativa, el cómo se cuenta el hecho. Es muy distinta la forma en que se presentan a la sociedad en comparación al estilo tradicional en que esto se lleva a cabo. Eso hace dudar, genera perplejidad y, finalmente, curiosidad”, precisa.Un acto simbólicoRespecto a cómo comprender el hecho, sostiene que este “se puede ubicar en un plano simbólico-cultural. Este grupo se opone a una matriz de relación con la naturaleza donde el hombre es el centro y tiene derecho a dominarla y utilizarla a su servicio”.Con todo, advierte que “hay que tomar en serio esta situación, por supuesto, porque hay un acto concreto que tiene que ver con un tipo de violencia”.Aunque sostiene que las características del contexto no justifican el hecho, explica que el escenario en que se dan estas situaciones es uno en el que se evidencia “un proceso de distanciamiento de la ciudadanía con las instituciones y una demanda por mayor participación”.“Probablemente, lo que hay en nuestra sociedad son una serie de conflictos entre los puntos de vista de ciertos sectores ciudadanos y la institucionalidad política. Ahí hay una brecha muy importante”, concluye.