La infectóloga doctora Ingrid Heitmann, Subdirectora de Docencia de la Escuela de Medicina, considera imprescindible que las personas se vacunen, siguiendo los programas oficiales dirigidos a proteger la salud de ancianos, niños y personas con enfermedades graves. Agrega que los llamados de algunas agrupaciones a no vacunarse constituye una irresponsabilidad. “Habría que tener cuidado de no volver a esos tiempos donde la gente se moría de sarampión o de tos convulsiva”, afirma
El 25 de marzo comenzó la campaña del Ministerio de Salud que promueve la vacunación para prevenir la influenza. El público objetivo son: niños y niñas, entre los seis meses y cinco años; adultos mayores, desde los 65 años; enfermos crónicos, de dos a 64 años y embarazadas a partir de la decimotercera semana de gestación.En el marco de la discusión sobre la efectividad del procedimiento, “lo que está absolutamente probado es que en todos los grupos de riesgo, la vacuna anti-influeza disminuye la mortalidad”, afirma la Dra. Ingrid Heitmann frente a las críticas de algunos grupos anti-vacunas. Agrega que las personas que tienen problemas cardíacos, respiratorios y renales cuando tienen influenza y no han recibido tratamiento “se mueren en un porcentaje bastante alto”.La profesional enfatiza que es necesario vacunarse porque “el virus de la influenza varia de año en año; a veces un poco más, a veces un poco menos. Entonces, las vacunas son siempre diseñadas para ese año en particular”.Según la especialista, hay todo un sistema de vigilancia mundial que registra cuáles son las cepas del virus de influenza que andan circulando por el mundo y, sobre la basd de esos datos, se producen las vacunas.Explica la especialista que es importante que los niños se inoculen, porque son la principal causa de trasmisión para los grupos más vulnerables. “Son la fuente de contagio del grupo que si les da influenza mueren”, afirma. Ademásk, hay que hacerlo todos los años porque “el virus muta con gran facilidad. Todas estas pequeñas variaciones van haciendo que la vacuna del año anterior sea ineficiente”, explica la Dra. Heitmann.¿Hay que vacunarse?Frente a los grupos activistas anti-vacunas, que asocian efectos nocivos a su aplicación, la Dra. Heitmann lo define como “un problema de ignorancia muy grande”.Según la experta, el rechazo se basa en un estudio que se publicó hace muchísimos años, donde el científico causante de ese desacierto reconoció después que había falsificado los datos. “Pero desgraciadamente esto ya había salido a la luz y mucha gente no leyó lo que siguió después”, se lamenta la infectóloga.Asimismo, profundiza la Dra. Heitmann, “se han hecho muchísimos estudios tratando de probar, o refutar su uso, y se ha visto que no hay ninguna relación ni problema secundario”. Lo preocupante es que -por esa negativa de padres y madres- “están surgiendo grupos de niños que no están vacunados, lo que hace que se produzcan brotes virales en muchas partes”, comenta la experta.“Ahora, en Estados Unidos tuvieron un brote de dos mil 500 chicos que les dio sarampión y hubo algunas muertes también. En Alemania acaba de haber un brote de sarampión de más de mil 500 niños, también con alta morbilidad asociada”, ejemplifica.Cuando hay una alta cobertura de vacuna, alrededor del 95% (o sea, muchas personas inoculadas), entonces el 5% que no está inmune se ve protegido por quienes sí lo están. Ello, porque el virus de una determinada enfermedad deja de circular en esa población.Es “lo que se llama inmunidad de rebaño”, dice la Dra. Heitmann. Sin embargo, cuando el porcentaje de cobertura es menor, hay que tener cuidado. “Más bajo de 90%, estamos frente a un problema grande”, explica la especialista.Por eso advierte, finalmente, que de persistir los intentos de algunos grupos por frenar la vacunación, “hay que tener cuidado, porque vamos a volver a esos tiempos donde la gente se moría de sarampión o de tos convulsiva”, sentencia mientras agrega que inocularse es “absolutamente necesario”.