¿Se acaba el reinado del litio chileno?: El hallazgo en Alemania y el momento decisivo para la política nacional

En la imagen aparecen dos camiones mineros transportando litio desde una montaña del mineral- De fondo, la cordillera de los andes.

Columna de opinión del Dr. Marcelo Caverlotti

El anuncio reciente del descubrimiento de una de las reservas de litio más importantes del mundo con cerca de 43 millones de toneladas de carbonato de litio en la región de Altmark, Sajonia-Anhalt, anunciado por Neptune Energy y validado por Sproule ERCE, marca un punto de inflexión en la geopolítica del litio. Europa, tradicionalmente dependiente de las importaciones del llamado “triangulo del litio” (Chile, Bolivia y Argentina) parece haber encontrado una vía para su tan anhelada autonomía estratégica en la transición energética. Por lo tanto, la pregunta inevitable que debemos hacernos es ¿esta preparado Chile para este nuevo escenario?

Chile ha sido, durante décadas uno de los principales productores y exportadores de litio del planeta, con vastas reservas en el Salar de Atacama. Sin embargo, solo estamos extrayendo materia prima sin ningún valor agregado dentro de la cadena refinación-fabricación de celdas o desarrollo de baterías.  

Pese a esfuerzos como la propuesta de la estrategia nacional del litio, el país aun enfrenta tensiones estructurales como: una institucionalidad dispersa, conflictos con comunidades una débil inversión en I +D y una resistencia burocrática a la instalación de capacidades de mayor complejidad.  

El hallazgo en Alemania no representa una amenaza inmediata para la industria chilena, ya que la explotación del litio en Europa enfrentara desafíos técnicos ambientales y sociales, como toda gran minería en países desarrollados. No obstante, la señal es clara, los grandes centros industriales del mundo están dejando de conformarse con importar recursos y comienzan a competir directamente en su extracción. Esto ultimo puede hacer disminuir la demanda por el litio chileno en el mediano plazo, sino que también pondrá presión sobre los precios internacionales desplazando la lógica de venta comparativa que por años ha favorecido a nuestro país. 

No obstante, la verdadera amenaza no es Alemania ni Estados Unidos ni China, la amenaza esta en nuestra falta de visión compartida de futuro, mientras que otros países avanzan con políticas industriales activas Chile sigue debatiendo el rol del estado, la creación de una empresa nacional del litio o el modelo de concesiones sin que estas discusiones se traduzcan en una ejecución clara y oportuna.

El litio puede ser para Chile lo que fue el cobre en el siglo XX, pero con valor agregado desde el origen: ciencia, tecnología, manufactura y sostenibilidad y aún estamos a tiempo, pero el reloj avanza. Frente al nuevo escenario Chile necesita una política de Estado robusta, consensuada y de largo plazo, teniendo al menos 4 urgencias:

  • Establecer una gobernanza clara y estable para desarrollar el litio.
  • Invertir decididamente en investigación, desarrollo e innovación, articulando con universidades centro tecnológicos y empresas.
  • Asegurar estándares ambientales y de participación social no como freno, sino que como parte de la ventaja competitiva chilena.
  • Diversificar los destinos comerciales y construir alianzas internacionales estratégicas más allá de ser proveedores de insumos.

La revolución del litio es en esencia una revolución tecnológica e industrial; por lo tanto, si Chile no logra insertarse en ella como un actor complejo diversificado y moderno quedara una vez más relegado al rol de “país minero” condenado a exportar recursos naturales sin transformación. 

 Por ultimo Chile todavía tiene ventajas, pero estas se erosionan si no hay voluntad política, coordinación institucional y visión estratégica. Como reflexión hay que decir que las oportunidades no se pierden, alguien más las toma.

 

Categoría