Josefa Reyes Morales, periodista: “En la Usach aprendí sobre la responsabilidad social”

Volver a recorrer los pasillos de la Escuela de Periodismo de nuestra Universidad fue todo un bálsamo de amor y energía para Josefa Reyes Morales. Aquí - relata - aprendí a tener conciencia social. Pepi como cariñosamente la llaman, fue nominada a recibir el premio Egresada de Excelencia en la categoría Impacto Territorial Comunitario y les contaremos por qué.

Josefa Reyes Morales es primera generación de su familia en egresar de la Educación Superior. Recuerda que antes de estudiar Periodismo recorrió las ferias del postulante de varios planteles, pero llegó a la Usach y sintió que la acogieron de inmediato sin preguntarle antes su puntaje en la PSU. Hoy es la encargada de comunicaciones del Colegio Marista Marcelino Champagnat de la Población El Castillo, en La Pintana, y los alumnos agradecen el ímpetu con que llegó a revolucionar su día a día.  
Caminamos junto a Pepi, como la conocen sus más cercanos, por los pasillos de la Escuela de Periodismo y reconoce cambios en la infraestructura. Cruzamos el primer umbral y de inmediato, con una sonrisa, me invita a conocer a Jesús. Se trata del joven que, por años, ha estado a cargo del quiosco de la fotocopiadora. Se estrecha en un abrazo apretado con él y le promete regresar a conversar. Luego, bajamos por la escala que nos lleva a las salas de radio y audiovisual y se reencuentra con Rodrigo Robledo con quien se pone al día de las novedades.
Recuerda su defensa de tesis con emoción porque fue un momento que la marcó en lo que sería su futuro profesional. “Se trató de representaciones sociales del cuerpo gordo en preadolescentes. Es decir, cómo este grupo identificaba ciertos rasgos corporales y hacía una construcción en torno a la belleza y al reconocimiento de sus cuerpos. Ocupé unos capítulos de Los Simpson para forzar el estereotipo corporal y lo evaluamos con un grupo de niños en estado de vulnerabilidad en Puente Alto. Mi nota fue un “Glorioso 7” dijo el profe, y en ese momento entendí que debía enfocarme en los medios de comunicación y la mediación con los pequeños y los adolescentes”.
La estigmatización de la Población El Castillo
Pepi recuerda que estaba tan agobiada antes de la defensa de tesis que apenas dormía y rezaba para que terminara pronto ese proceso. “Le pedía a Dios que me ayudara y me mandara después donde quisiera”. Pasaron tres días y la llamaron del colegio donde actualmente trabaja para informarle que habían recibido su curriculum. “Yo no lo mandé. No se cómo lo recibieron. Me dijeron que tenía el perfil del profesional que buscaban para comunicaciones. Ahí me calzó todo”, expresa.
Este establecimiento educacional de la Población El Castillo pertenece a los Hermanos Maristas. Tenía un déficit de vinculación con la comunidad y necesitaban un profesional que mediara en esa área a través de redes sociales. “No me cuestioné nada. Solo sabía que tenía que hacer un buen trabajo”, relata.
Y así fue, mejoró el uso de las Redes Sociales y con el tiempo armó una academia de audiovisual para que los niños se expresaran en un espacio que no tenían. “Ellos usan celular y hacen videos todo el día. No era difícil que se sumaran al proyecto. El primer año fueron 6; luego 40. Así comenzamos a generar contenidos para la página web del colegio que cuenta con 2.370 alumnos”.
 ¿En plena pandemia armaste un proyecto de radio también, y por eso entre otras cosas fuiste nominada al premio de Egresada de Excelencia en nuestra Universidad, ¿no?
_ Si, quise vincular a los niños con la comunidad. La iniciativa surgió de la necesidad de conectar a las/os estudiantes que tienen un acceso limitado a Internet, porque El Castillo esta estigmatizado como una zona roja y así entregar clases durante la emergencia sanitaria a través de la radio. Ahora estamos con una academia de periodismo. La población tiende aislarse de todo y siento que tienen que salir de eso. Para ello, deben darse cuenta de todas las cosas buenas que hay en esta comunidad. El tema es cómo lo entregas, y la respuesta es a través de las comunicaciones. Los rectores creyeron en mi y en mi idea, y hoy Periodismo es clase obligatoria en el colegio. Todas y todos los estudiantes son periodistas por un día, hacen noticias, reportean, transmiten el contenido que ven en las salas transformándolos a las distintas plataformas… Es una traducción del aprendizaje del aula simplificada a la comunidad. Este es mi gran proyecto, que lo quiero como a un hijo.  Ya a cuatro años, veo el resultado en los jóvenes que van saliendo del taller, conversan sin miedo con las personas que no son del territorio, antes no era así, costaba mucho; tienen iniciativas sociales de apoyar causas a través de las comunicaciones, con sus habilidades adquiridas… Siento orgullo de ellos. 
Nos comenta también del proyecto de integración comunicacional con familias haitianas en el colegio, que busca traducir toda la información escolar a Creole y así puedan usar las plataformas. Los mismos estudiantes con familias haitianas colaboran con esta traducción y los hace ser más partícipe de la información y referentes dentro de su comunidad.
Sin embargo, es enfática en señalar que “no podemos normalizar lo que nos pasa en La Pintana. Hay toda una población que no tiene Internet, elemento básico para lograr conectarse con el mundo, porque algunos piensan que son malos o se roban las cosas. ¿Dónde está la integración?, se pregunta.
¿Algunas/os estudiantes ya han seguido tus pasos hacia la Educación Superior?
_Llevamos dos generaciones de egresados y tenemos casos de jóvenes que siguieron las comunicaciones en la Universidad. Uno estudia periodismo y una ex alumna Publicidad; otros se decidieron por otras carreras, pero siempre llevan el lenguaje audiovisual a sus clases, al desarrollo de sus trabajos. Es un plus de formación que les entregamos conjuntamente con las habilidades blandas.
Junto a Pepi seguimos caminando por la Escuela de Periodismo y recuerda los periodos de paralización estudiantil que vivió. “Habían causas que valían la pena”, remarca. De pronto se detiene, golpea la puerta e ingresa a una oficina. Saluda cariñosamente a Vanessa Ferrada, secretaria de la Dirección de Carrera y sus ojos buscan rápidamente a Marisol Campos, secretaria de la jefatura de carrera, a quien abraza con emoción. “Es que ella nos solucionaba todos los problemas que teníamos”, afirma. Luego subimos al segundo piso y se reencuentra con su profesor de Metodología de la Investigación, Pedro Reyes y con Iris Colil, profesora de fotografía, quienes le comentan que una de las demandas estudiantiles de antaño se hizo realidad y su rostro se ilumina de alegría y orgullo.
 ¿Qué sientes cuando caminas por estos pasillos y te reencuentras con tanto afecto académico y de las funcionarias?
_La Usach fue muy importante para mí. Aprendí mucho de lo técnico, pero también de habilidades humanas que sirven para mi trabajo: ser receptivo, amable, tener un buen trato para las/os otras/os, es un sello que me entregó mi Universidad. Vuelvo a vivir la solidaridad de mis compañeros, la amabilidad de los académicos y la preocupación de las secretarias y tías/os del aseo por saber cómo me sentía. Pienso en Jesús, Sergio, en la Mary (a quienes abrazó antes) y se me llena el corazón de amor, son emblemáticos para mí en esta Escuela. Tengo que mencionarlos. Te reitero, aquí aprendí a tener responsabilidad social. Uno se transforma en un profesional que debe a ocupar sus habilidades para hacer de esta una mejor sociedad. Lo que hago es porque lo aprendí aquí en la Usach y hoy, le doy continuidad en el colegio en el que felizmente trabajo.

Redacción