El académico de la Escuela de Arquitectura del Plantel y experto en urbanismo, señala que los constantes movimientos telúricos en el país, “deben enseñarnos a mejorar nuestros planes de ordenamiento territorial, impidiendo la construcción de grandes edificios en el borde costero y generando zonas para acoger a la población en momentos de desastres naturales”.
El académico de la Universidad de Santiago de Chile, arquitecto Jonás Figueroa, se refirió a los últimos movimientos telúricos en el norte de Chile y llamó a “aprender de estos hechos y verlos como una oportunidad más que como catástrofes”.“No puede ser que zonas altamente sísmicas como el norte de Chile tengan enormes edificios en el borde costero, considerando que en cualquier momento puede producirse un terremoto o tsunami de gran magnitud. Tenemos que aprender de esta situación”, señaló el experto en urbanismo y ordenación del territorio.Jonás Figueroa calificó de “llamativo” que en las imágenes del último sismo en Iquique “se vieran personas escapando por la playa y, a metros de ellos, unas torres de 20 o 25 pisos que no sabemos cómo se comportarían frente a un tsunami”.“Por mucho que respondan a las estrictas normas establecidas en Chile, ante un terremoto de mayor magnitud, estos edificios y asentamientos construidos en la misma orilla no podrían resistir de manera óptima”, consideró Figueroa.Para el académico, Chile, “un país de orilla”, debería establecer zonas de seguridad en el borde costero, donde no existan viviendas o grandes edificios, dado que sería imposible contener el avance del agua ante un maremoto.“Durante el último gran terremoto de Japón, los muros que estaban dispuestos para contener la salida del mar fueron sobrepasados. Por lo tanto, lo recomendable en nuestro país es dejar de construir grandes asentamientos, ubicados prácticamente en la playa como ocurre en Iquique, en Viña del Mar y en otras grandes ciudades”, agregó. Del mismo modo, el especialista señaló la importancia de construir espacios públicos donde las personas puedan dirigirse luego de un sismo u otro fenómeno natural.“Es necesario que en nuestro país se construyan plazas y lugares que atiendan las primeras necesidades de la población después de un sismo. En Iquique, por ejemplo, la gente subió a los cerros porque no existía un lugar dispuesto, con iluminación segura o una instalación que proteja en caso de que la situación se hubiese producido en la noche o durante el invierno”, puntualizó Jonás Figueroa.El arquitecto concluyó, además, que se debe reforzar el control de la autoridad ante la calidad de las construcciones y asentamientos urbanos.“En nuestro país no estamos poniendo atención al riesgo que significa un eventual terremoto. La naturaleza siempre nos sorprende pero lo que debemos entender es que en Chile, los desastres naturales son regulares. Somos nosotros, desde la arquitectura, la planificación urbana, el diseño e incluso el paisajismo, quienes debemos tomar las precauciones y aprender de nuestros errores para que situaciones catastróficas como las vistas el 27-F no vuelvan a ocurrir”, puntualizó Jonás Figueroa, arquitecto y académico de la Universidad de Santiago de Chile.