Descartan ataque preventivo de EE.UU. a Corea del Norte en el corto plazo

El coordinador del Centro de Estudios Coreanos de la Universidad, Dr. Rodrigo Álvarez, sostiene que la potencia norteamericana no está dispuesta a pagar los costos que su intervención podría provocar, producto de los apoyos con que cuenta el régimen de Kim Jong-Un de parte de países como China y Rusia. En esta línea, puntualiza que EE.UU. mal podría justificar una decisión de esta naturaleza, pues aún no se ha comprobado la capacidad real que tiene el armamento norcoreano. Para el especialista, el conflicto se mantendrá por el momento en el plano retórico.
De acuerdo a la encuesta de The Washington Post y ABC News, tres cuartas partes de los encuestados prefiere presionar a Corea del Norte a través de sanciones económicas, para que abandone su carrera armamentística nuclear.

De acuerdo a una encuesta de The Washington Post y ABC News, el 67% de los ciudadanos estadounidenses se opone a un ataque preventivo por parte de EE. UU. hacia Corea del Norte. Ello, luego de un intenso cruce de declaraciones entre ambos Mandatarios, lo que ha sido acompañado con demostraciones de fuerza como la de este sábado, donde bombarderos del país norteamericano sobrevolaron cerca de la costa este de la nación asiática.

¿Existe la posibilidad real de que Estados Unidos realice un ataque preventivo sobre Corea del Norte en el corto plazo? El analista internacional y académico del Centro de Estudios Coreanos de la Universidad de Santiago, Dr. Rodrigo Álvarez, rechaza esta opción. “Un ataque preventivo es más bien complejo y con poca probabilidad de que ocurra en este momento, sobre todo por los actores involucrados”, afirma.

El especialista alude a los altos costos que implicaría para Estados Unidos enfrentarse a un país que cuenta con el apoyo de China y Rusia, dos de las cinco potencias nucleares reconocidas por el Tratado de No Proliferación y Desarme de la ONU.

Adicional a ello, indica que mal podría argumentarse un ataque preventivo cuando todavía no ha podido comprobarse si el armamento norcoreano tiene la capacidad real de alcanzar territorio estadounidense ni, tampoco, si Corea del Norte terminó o no el proceso de miniaturización del arsenal nuclear como para colocarlo en un misil.

Un conflicto retórico

A juicio del Dr. Álvarez, el objetivo de instalar la idea del ataque preventivo es que Estados Unidos aumente sus ejercicios militares en Corea del Sur. “En cuanto a la relación de protección que Estados Unidos mantiene con Corea del Sur desde 1945 en adelante, esta crisis lo que facilita es que ambos países tengan la posibilidad de practicar y tener ejercicios militares de manera semanal o mensual”, explica.

Así, la potencia norteamericana puede fortalecer su posición en Asia, un continente donde venía perdiendo influencia desde la administración del Presidente Barack Obama, señala el académico.

Sin embargo, insiste en que la disputa se encuentra solo en un plano retórico, donde ambos mandatarios, tanto Donald Trump como Kim Jong-Un, recurren a la ‘teoría del hombre loco’ para amedrentarse mutuamente, bajo la amenaza de que se está dispuesto a tomar la decisión irracional de utilizar arsenal nuclear para resolver una tensión política. “Lo conflictivo es que esas frases pueden tener un mal cálculo en algún minuto”, advierte.

Poca efectividad de las sanciones económicas

De acuerdo a la encuesta de The Washington Post y ABC News, tres cuartas partes de los encuestados prefiere presionar a Corea del Norte a través de sanciones económicas, para que abandone su carrera armamentística nuclear.

Sin embargo, el Dr. Álvarez recuerda que después de nueve resoluciones de la ONU en los últimos años, donde se le han aplicado restricciones económicas, “Corea del Norte todavía sigue desarrollando su programa nuclear”.

“Estas resoluciones tienden a verse como ineficientes o poco efectivas. Por lo tanto, hay que ver cuál es el resultado que tiene la última resolución (la 2375, que prohíbe el 90% de las exportaciones norcoreanas de productos textiles) de aquí a diciembre”, concluye.

Autor: 
Cristóbal Miranda Ríos