Antonia Garcés, Directora RM de la Fundación para la Superación de la Pobreza, Servicio País:

"Descubrí la Usach, me conquistó y marcó mi trayectoria social"

Antonia Garcés es egresada de Licenciatura en Historia de nuestra Facultad de Humanidades. Entregó dos años de su vida al Servicio País en Alhué y Estación Central. Hizo un Magister en Sociología de la Universidad de Chile. Trabajó en un proyecto anillo para jóvenes, hasta que se abrió un cargo en el área de investigación de la Fundación para la Superación de la Pobreza. Dos años después le ofrecieron la Dirección Regional Metropolitana, donde hoy pone en práctica los valores que recibió de nuestro Plantel. En esta nota nos habla de su proyección profesional y del sello que la Usach le entregó en el plano social.
"Esta Casa de Estudios es representativa de un país. Hay gente de todos los estilos, lugares y valores. Reconozco que, en un principio, no tenía muy claro querer estudiar en la Usach… la fui descubriendo, y me fue conquistando".
 
El tema social está en su ADN, pero se encauzó cuando ingresó a estudiar Historia en la Facultad de Humanidades de nuestra Casa de Estudios. La protagonista del #Soy Usach de esta semana es Antonia Garcés, actualmente Directora Metropolitana de la Fundación para la Superación de la Pobreza, Servicio País, institución privada, sin fines de lucro, que trabaja con fondos del Estado. La entidad cuenta con cuatro grandes programas, de los cuales el principal es Servicio País que envía, por un año, a jóvenes universitarios a vivir a comunas aisladas territorialmente y/o con altos índices de vulnerabilidad social, para prestar apoyo a sus habitantes.
 
Servicio País también tiene como objetivo descentralizar el capital humano. “De hecho el 1 de octubre se abrió la campaña de postulación para seleccionar a 300 profesionales, que partirán a distintos puntos del país. Siempre la Usach está presente en estas convocatorias y muchas veces los estudiantes viajan, por ejemplo, a Colchane o a Guaitecas, que son localidades donde no existe un capital humano específico, y que marca una diferencia profesional significativa”, explicó.
 
La egresada de Licenciatura en Historia de la Usach puede hablar con propiedad sobre el tema, ya que hizo Servicio País en la comuna de Alhué. “Tengo amigos arrieros, una abuelita de 80 años que fue toda su vida profesora normalista… uno llega a personas que jamás pensó conocer. Entonces, ese cambio biográfico es realmente impactante. Nosotros tenemos un slogan que resume esta percepción: un año que puede durar toda tu vida”. 
 
Tras ese año de voluntariado, los jóvenes manifiestan un cambio notable en sus vidas. “Muchos ingenieros o jóvenes que postularon desde el área técnica vuelven con una mirada distinta de la importancia de trabajar en el servicio público”. 
 
La Fundación entrega un aporte de 530 mil pesos mensuales y con eso los seleccionados costean su permanencia en los lugares a los que son enviados. En zonas más extremas reciben un aporte un poco mayor.
 
La Usach y la historia
 
Fue durante su periodo como alumna de enseñanza media que se forjó el horizonte laboral de Antonia Garcés. Tras dar la PSU su idea fue estudiar Historia, posiblemente porque desde el seno familiar esta profesión estaba asentada hace mucho tiempo. Su padre, Mario Garcés, es historiador y académico de nuestra Universidad. Durante los dos primeros años que ella cursó esta carrera, su padre aún no dictaba cátedra en nuestro Plantel y llegaron a un acuerdo para que nunca compartieran aulas. “Podía ser contraproducente”, reconoce. La Directora Metropolitana de la Fundación para la Superación de la Pobreza, recuerda con cariño a grandes docentes de nuestra Casa de Estudios. “Me hicieron clases los doctores Julio Pinto e Igor Goicovic. También la doctora Cristina Moyano, entre otros. Era una Escuela de Historia tremendamente llamativa el 2006“, recuerda.
 
¿Cuál fue la primera impresión al ingresar a la Usach? 
 
 -La Usach es una Universidad grande, donde llega gente muy distinta. Yo venía de un colegio privado, donde éramos todos parecidos socialmente, pero aquí había un mundo mucho más abierto… Esta Casa de Estudios es representativa de un país. Hay gente de todos los estilos, lugares y valores. Reconozco que, en un principio, no tenía muy claro querer estudiar en la Usach… la fui descubriendo, y me fue conquistando.
 
¿Qué importancia le asignas a nuestra Universidad, en el compromiso social que hoy te tiene en un cargo tan importante en la Fundación para la Superación de la Pobreza?
 
-Mi familia es bien diversa socialmente y por ende este tema estuvo siempre muy instalado. Cuando pequeña iba con mis papás a las poblaciones, pero la Usach me dio un espacio que me permitió escuchar historias distintas. Recuerdo a compañeros de regiones que venían con mucho esfuerzo a Santiago o aquellos que eran primera generación de sus familias en ingresar a un Plantel de Educación Superior. A mí me pagaban la Universidad. Éramos pocas y eso abrió mi mente. La Usach fue formativa en ese sentido, pero siento que fue algo más coherente, fue parte de mi trayectoria de vida. Lo social se profundizó en esas salas de clases y eso hizo que quisiera trabajar en una institución como la Fundación, donde la descentralización y la justicia social, son valores que la U. de Santiago me ayudó a profundizar.
 
La conversación y un café
 
Antonia regresó a la Usach hace algunas semanas invitada a participar de un desayuno de egresados destacados con nuestro Rector Dr. Juan Manuel Zolezzi Cid.
 
Me imagino que, al transitar por estos espacios, los recuerdos volvieron a tu mente.
 
-Si, en particular mi mirada se quedó en los quioscos. Siento que es una particularidad de la Usach ese espacio tan democrático donde te encontrabas con el profesor tomando un café o con mis dos grandes amigas que aún conservo. La clase tenía una extensión con lo que pasaba después en el quiosco, en la conversación cotidiana, pasar horas bajo los árboles. No fui muy del carrete, pero si del cafecito y el diálogo fraterno.  Estaba la tía del quiosco, el profe y el estudiante, hablando de igual a igual en ese espacio, debajo de aquel árbol o en torno a un café…era algo como muy igualitario. Fueron cinco años en que esos lugares formaron parte de mi vida estudiantil.
 
Si fueras periodista y tuvieras la oportunidad de titular esta nota indicando que representa para ti la Universidad de Santiago de Chile, ¿qué escribirías?
 
-Yo creo que es un lugar comprometido con la política y la sociedad. Esos dos componentes me marcaron de la Usach… sentí que estaba en un espacio que estaba comprometido con lo que pasaba realmente pasaba en Chile.
 
¿Cómo influyó la Usach en tu formación?
 
-Influyó muchísimo. Me dio la posibilidad de conocer realidades distintas que es lo que hoy hago desde este cargo. A los chicos hoy se les ofrece, por decir así, la posibilidad de abrir la mente a que no estemos tan segregados, a que no seamos islas; aunque provengamos de realidades distintas, que generemos espacios de conversación con un horizonte compartido. Creo que la Usach me ayudó a entender que hay un objetivo y que hay que sentarse a dialogar. Es lo que propongo en la Fundación. La Universidad marcó mi trayectoria laboral, que después tuvo otro giro importante al estudiar el Magister en Sociología.
 
¿Cuáles son las perspectivas que ves para aquellos jóvenes que hoy estudian Historia y que seguramente analizan ya sus perspectivas laborales futuras?
 
-Historia es una carrera que requiere seguir estudiando constantemente. Yo soy un caso particular. En Historia podías elegir distintas menciones, la mayoría se iba a pedagogía, yo me fui a la Licenciatura donde es más difícil el campo laboral, pero creo que la Usach te da más que contenidos… te abre una mirada para entender el mundo, que después que uno sale, es súper valorada.  El mundo está avanzando hacia quienes tienen habilidades blandas. Son mejores trabajadores. Son cosas que nadie te enseña con un pizarrón y un plumón…te lo entrega el día a día y la Usach tiene esa particularidad de hacerlo de manera cotidiana. Es una cátedra que quizás para mi duró seis años, cinco de la carrera y un año de adquirir estas otras habilidades. Hay que atreverse a poner la historia al servicio del presente.
Autor: 
José Flores