Cada 22 de marzo, el Día Mundial del Agua nos recuerda la importancia de este recurso vital. Sin embargo, en el contexto actual de variabilidad climática y sequías cada vez más recurrentes, el llamado a la acción es más urgente que nunca. La investigación en el tratamiento y reúso de aguas grises se presenta como una alternativa clave para garantizar la sostenibilidad del agua, reduciendo la presión sobre las fuentes naturales y promoviendo un uso más eficiente.
Las aguas grises —provenientes de duchas, lavamanos y lavandería— representan una fuente de agua que, con el tratamiento adecuado, puede ser reutilizada en diversas aplicaciones. Su aprovechamiento no solo disminuye el desperdicio, sino que también reduce la demanda de agua potable para usos no esenciales, como el riego de jardines, la limpieza de espacios o la recarga de sanitarios.
En este contexto, el proyecto de aguas grises GWR (Usach-UNAB-U. Bío-Bío) ha impulsado el desarrollo de una plataforma de pruebas para evaluar tecnologías emergentes en el tratamiento y reúso de estas aguas. Al combinarse con sistemas consolidados, estas innovaciones pueden generar soluciones adaptadas a distintos escenarios, brindando lineamientos claros para la implementación de estrategias de recuperación de aguas grises a nivel domiciliario.
No obstante, el potencial del reúso de aguas grises trasciende las aplicaciones domésticas, dado que sus beneficios pueden extenderse a múltiples sectores productivos. Entre las industrias que podrían verse favorecidas se cuenta la agricultura, donde la irrigación con aguas tratadas puede reducir la dependencia de fuentes hídricas convencionales, favoreciendo cultivos en zonas áridas o con restricciones de agua. También son un aporte potencial a la construcción, dado que las obras pueden utilizar aguas grises para la fabricación de cemento, la compactación de suelos o la limpieza de equipos y áreas de trabajo.
En el caso de los servicios turísticos, hoteles y resorts pueden optimizar su consumo hídrico mediante sistemas de tratamiento de aguas grises para riego de jardines, recarga de inodoros y limpieza de instalaciones.
Otra aplicación interesante es la destinada a la industria textil, donde el lavado de telas y procesos de teñido requieren grandes volúmenes de agua, por lo que la reutilización de aguas tratadas podría disminuir significativamente el impacto ambiental.
Asimismo, y como tuvimos la oportunidad de ver en Brasil, la integración de estos sistemas en grandes infraestructuras de centros comerciales y edificios corporativos permite reducir el consumo de agua potable en baños, mantenimiento y climatización.
A pesar de todas estas y otras aplicaciones posibles para un uso más sostenible del agua, la adopción masiva de tecnologías para el tratamiento de aguas grises aún enfrenta desafíos normativos, económicos y culturales. Es fundamental que los gobiernos desarrollen regulaciones claras y estímulos para la instalación de estos sistemas, tanto en nuevas construcciones como en edificaciones existentes. La concienciación y educación también juegan un rol clave para que la población y las empresas comprendan los beneficios de reutilizar el agua de manera segura y eficiente.
En un mundo donde la crisis hídrica es cada vez más evidente, el reúso de aguas grises no es solo una alternativa, es una necesidad. Apostar por la innovación y la integración de nuevas tecnologías en este ámbito, permitirá optimizar los recursos hídricos y marcará el camino hacia un futuro más sostenible y resiliente.
Sobre el Proyecto GWR
El proyecto Greywater Reuse propone reusar aguas grises domiciliarias (que representan cerca del 65% de las aguas eliminadas desde los hogares) en el riego de muros y techos verdes, entre otros fines, mejorando la gestión del agua y obteniendo beneficios en aislación térmica y acústica de las viviendas. La iniciativa es financiada por el Proyecto Anillo de ANID ATE220224.
Para probar la tecnología del proyecto, se construyó una casa piloto de 60 m2 en el Parque Tecnológico CTEC, de Corfo, ubicado en Laguna Carén.
El equipo científico es interuniversitario y transdisciplinario, y está compuesto por siete investigadores de las universidades de Santiago (5), Andrés Bello (1) y del Bío-Bío (1).
Más información en www.proyectoaguasgrises.usach.cl