“El voto obligatorio me parecía un poco impositivo, pero ahora lo veo francamente como algo positivo. Hay que comprometer a la gente con el país y la sociedad donde vive. En una democracia somos todos políticos. Es verdad, hay ciertos políticos que no nos gustan y eso es normal, pero la desafección política es idiota, en el sentido literal del término (el que vive solo para sí mismo)”.
“La educación es el elemento que logra transformar las sociedades, sin sangre ni violencia. Muy por el contrario, rompe la fatalidad de las sociedades, la que lucha contra esa fatalidad que hace que el hijo del pobre siempre tenga que ser pobre o que el hijo del ignorante deba ser ignorante. La educación es un instrumento para luchar contra esas cosas”.Así de enfático y claro fue el prolífico y reconocido filósofo, activista y escritor español Fernando Savater, en el programa Cultura Viva de Radio U. de Santiago (94.5 FM), entrevistado por los periodistas Óscar Egnen y Muriel Riveros.El intelectual hispano, de visita en Chile en el marco de la presentación de su último libro “Los invitados de la princesa”, en la Feria Internacional del Libro de Santiago (FILSA), sostuvo ante los micrófonos de nuestra radio universitaria que resulta de gran relevancia comprender que la educación no es un asunto meramente privado: del padre, la madre y el hijo o hija.“La financiación de la educación puede ser estatal, privada, concertada; pero debe ser de una preocupación pública. Las consecuencias de la educación son relevantes para toda la sociedad”, aseveró el escritor, Premio Editorial Planeta 2008.En este sentido, añadió que toda Europa está en crisis, pero los países con peor educación probablemente sufrirán la crisis durante mucho más tiempo. “Se están haciendo recortes de recursos para la educación, pero en el sentido que es un gasto, y es una inversión, que es cara (y rentable). Los países que no la hacen, pagan mucho más caro no educar bien”, aseguró.Justamente en el contexto europeo, y en la propia realidad chilena, donde muchos aseguran que hay una desafección hacia la política, Fernando Savater manifestó que tal aversión es una falacia.“La desafección que hay actualmente por la política no es verdad: la gente no se desinteresa de la política. Yo no conozco a gente que se desinterese por si habrá o no trabajo, o si serán atendidos en los hospitales, o si sus hijos serán educados o no. Esas son las cosas políticas y eso le interesa a todo el mundo”, explicó el intelectual español.Consultado por la alta abstención registrada en las recientes elecciones municipales en nuestro país, Savater sostuvo que quienes no votan seguirán protestando y seguirán hablando de política, como si hubiesen sufragado.“El voto obligatorio me parecía un poco impositivo, pero ahora lo veo francamente como algo positivo. Hay que comprometer a la gente con el país donde vive, en la sociedad donde vive. En una democracia somos todos políticos. Es verdad, hay ciertos políticos que no nos gustan y eso es normal, pero la desafección política es idiota, en el sentido literal del término (el que vive solo para sí mismo)”.Sobre la participación de la ciudadanía en la política y el rol de la educación en esta relación, Fernando Savater expresó que en la solución de cada problema siempre hay una dimensión de educación, como es en el terreno de lo cívico, de la intolerancia, de los enfrentamientos étnicos o del maltrato a la mujer. “Y en el plano cívico es evidente, los ciudadanos no son una cosa espontánea, fruto de la evolución. Los ciudadanos son una obra de arte social”, puntualizó.En la extensa conversación de Fernando Savater con los periodistas Óscar Egnen y Muriel Riveros, en Radio Universidad de Santiago, el escritor abordó su faceta literaria, especialmente sobre la diversidad de temas sobre los que escribe.“Hay una visión un poquito sarcástica de estos eventos en los que he estado tantas veces. No es una mera burla, pero procuro también algunas supersticiones modernas, relacionadas con la gastronomía, con la higiene, andar en bicicleta por la acera. Bueno, hay algunas supersticiones de las que me burlo, pero ese es el marco dentro del cual meto historias que son en cierta forma contribuciones a géneros que me gustan mucho. No son historias realistas, me aburre escribir literatura realista, y entonces son historias con un toque un poco fantástico, ciencia ficción, el terror, policial, una aventura. Son géneros que me gustan y hago algunas contribuciones ahí”.Sobre la temática gastronómica, el escritor fustigó que los chef sean considerados al nivel de un Leonardo Da Vinci.“Es que me parece bastante ridículo, primero porque a mi me gusta mucho comer, y entonces me parece que la comida se degrada llevándola al arte. Es absurdo, es como ensalzar o hacer el amor como si fuera un deporte olímpico. Me aburre que los cocineros sean considerados gurús contemporáneos”, concluyó.