La oficina salitrera Victoria se ubicaba a 115 kms al sureste de la ciudad de Iquique. En su periodo de apogeo producía 150 mil toneladas métricas de nitrato, además de contar con más de dos mil trabajadores. Junto a sus familias, habitantes ocasionales, funcionarios públicos, profesionales y comerciantes, conformaban una pequeña ciudad de nueve mil habitantes que contaba con diversos servicios para su población: un hospital, una piscina pública, un teatro, un retén de Carabineros, una estación de radio, escuelas, como también organizaciones sociales, clubes deportivos, entre otras agrupaciones.
Victoria comenzó a funcionar en 1945. Dos años después, en el centro hospitalario de la oficina, nació Gumercindo Vilca Cáceres (75). Hijo de pampino y de una dueña casa, a los siete años ingreso a la escuela de la salitrera, lugar donde se destacaría por su aptitud y actitud para los estudios. Por aquella época, el nivel educacional de las personas nacidas y criadas en la oficina se detenía en el ciclo básico. Sin embargo, un profesor de la primaria invitó a Gumercindo, y a un grupo de compañeros, a viajar a Iquique para continuar sus estudios en el industrial de esa ciudad. “Actualmente, es como si una persona de bajos recursos fuera a estudiar a Harvard”, explica Vilca.
En la capital regional nortina estuvo internado 5 años. En los últimos dos, un profesor extendió una invitación a él y a un par de compañeros para preparar el bachillerato en ciencias, que era el instrumento para ingresar a la Universidad de la época. Fueron 24 meses de intensas jornadas de estudios los sábados y los domingos en las dependencias donde estaba internado.
El reforzamiento rindió sus frutos, puesto que en 1961 el joven Vilca ingresó a la carrera de Ingeniería de Ejecución mención Plantas de Fuerza en la UTE-Antofagasta, la que finaliza en 1966. En aquello años en las sedes regionales se estudiaba la ejecución y en Santiago la civil. La capital sería el siguiente paso.
Fue en 1971 cuando Gumercindo Vilca ingresa al estamento académico mientras realizaba los cursos para convertirse en Ingeniero Civil Mecánico Área de Sólidos Mención Diseño UTE-Santiago del Plantel como ayudante de cátedra, documento obligatorio para ejercer dicha función en esa época, hecho que marca el comienzo de medio siglo ligado a nuestra Casa de Estudios estatal y pública.
“Cuando vi el aviso que se necesitaban docentes para la Escuela Tecnológica (instalaciones de la Universidad ubicadas en la comuna de Recoleta, las que se utilizaron hasta mediado de los años noventa, momento en que toda la parte administrativa y el equipamiento se incorporan a la recientemente creada Facultad Tecnológica), yo me estaba preparando para volver al norte para trabajar en minería que era lo natural, pero vi el cartel y me quedé. Nacieron los hijos, me fue gustando y me quedé”, detalla el ingeniero.
En estos 51 años ha ocupado diferentes cargos y funciones, entre los que se pueden nombrar: jefe de área mecánica del Departamento de Tecnologías Industriales, Escuela Tecnología Usach (1974); jefe de subárea mecánica del mismo departamento. (1977-1978); coordinador de carrera de Ingeniería de Ejecución en Estructuras (1979-1980); director del Departamento de Tecnologías Industriales en cuatro periodos (1990-1992/ 2004-2005/ 2008-2011/ 2019-2021); consejero del Departamento de Tecnologías Industriales (1998-2004); vicedecano de docencia de la Facultad Tecnológica (2005-2007); decano de la Facultad Tecnológica en dos periodos seguidos (2011-2014/2014-2017) ; y académico, su pasión.
De estos, destaca el primer ciclo como director de departamento, ya que “en el año noventa termina del periodo de rectores militares en la Usach y en Tecnologías Industriales hicimos la primera elección para elegir quién iba dirigir toda la unidad. Entonces me convertí en el primer director tras el retorno a la democracia y ese momento lo recuerdo con mucha satisfacción”, resaltó.
Para el actual académico del área de Mantenimiento Industrial, del Departamento de Tecnologías Industriales, trabajar en la Usach le ha permitido “crecer como persona, profesional, además, he podido darle a mi grupo familiar una estabilidad. A parte de mi familia, creo que la Universidad es y ha sido todo”, sentenció.
Por este motivo, su quehacer en la Universidad nunca la ha visto como una obligación. “Nunca he sentido que vengo a un espacio de trabajo cuando me levanto. El día que sienta que voy a la Universidad porque es un trabajo, voy a pensar en retirarme… espero que no llegué ese día. Por lo tanto, me siento un privilegiado de estar trabajando en una institución con estas características, ya que es distinto trabajar solo con máquinas que hacerlo con estudiantes, igualmente, tener la oportunidad de generar conocimiento… es un privilegio la verdad”, remarca.
Vida como académico
Estudiante: “Mi papá le mandó muchos saludos, profesor”
Profesor Vilca: “Muchas gracias. ¿Y cómo se llama tu papá?”
Estudiante: “Guillermo Arenas”
Profesor Vilca: ¡Me acuerdo! Mándale saludos.
Esta conversación se ha repetido un par de veces en el medio siglo que Gumercindo Vilca lleva ligado a la Universidad. Son estos pequeños episodios los que han forjado su pasión por hacer clases, los cuales nunca se han interrumpido, pese a los diferentes roles que ha tenido que ocupar en el Plantel. “Nunca dejé de hacer mis 12 horas de clases, ni cuando fui decano ni director. Para mí el sentido de estar acá es compartir con los estudiantes. La Universidad son las/os profesoras/es, las/os estudiantes y las personas que la conforman. Lo demás son edificios, son máquinas, pero la Universidad somos nosotras/os y no será más de lo que seamos nosotras/os”, asegura.
La historia del académico, ex director de departamento, ex jefe de unidad y ex decano Vilca comienza en una salitrera. ¿Qué pasó con ella? Malas administraciones, cambios de propietarios y, finalmente, el aumento progresivo de los costos de operación obligó a Soquimich el cierre de la actividad minera en Victoria el año 1979, siendo la última oficina de la Región de Tarapacá. Aunque hoy es un pueblo fantasma, es posible recorrerla, conocer su historia y recordar sus tiempos de apogeo a través de tours que realizan empresas del rubro turístico.