En una emotiva ceremonia, cincuenta estudiantes de la comunidad haitiana residente en nuestro país recibieron sus licencias de tercero y cuarto medio. La actividad está enmarcada en el Programa de Regularización de Estudios Migrantes, el cual es llevado a cabo por la Universidad de Santiago, a través del Instituto Comercial Eliodoro Domínguez Domínguez (Incoed), cuya administración delegada está a cargo del Plantel, acompañado por el Centro de Estudios Migratorios (CEM), de la Facultad de Humanidades.
La actividad, desarrollada en el Aula Magna, fue presidida, en representación del rector de nuestra Casa de Estudios, Dr. Rodrigo Vidal Rojas, por la vicerrectora de Vinculación con el Medio, Dra. Patricia Pallavicini Magnere, quien fue acompañada por la encargada de la modalidad regular de Educación para Adultos y Jóvenes del Ministerio de Educación, Verónica Vergara Escalona.
Asistieron además la profesora emérita de la Corporación, Dra. Carmen Norambuena Carrasco; representantes de las autoridades de la Institución como también de la FAHU; académicas/os y funcionarias/os de la Usach y del CEM; el director de Incoed, Manuel Villegas Gómez; integrantes de la comunidad del Instituto; y familiares de las/os graduadas/os.
Esta es la cuarta generación que egresa de este programa, el cual tiene objetivo central ser un motor de movilidad social para aquellas personas que quieren avanzar en sus vidas a través de la educación y el crecimiento personal. Se han graduado alrededor de 200 estudiantes desde 2019 hasta la fecha, la mayoría de ellas/os migrantes haitianos.
En la ocasión, la Dra. Pallavicini, felicitó a las/os profesores, egresadas/os y a las familias, quienes son fundamentales en este logro, asegurando que como “Universidad de Santiago de Chile nos sentimos orgullosas y orgullosos de ser parte de estos sueños”.
Por su parte, la directora ejecutiva del CEM, Dra. Adriana Palomera Valenzuela, señaló que es significativo que el programa siga activo después de cuatros años, ya que “no es fácil mantener a 50 personas inmigrantes que trabajan y estudian. Creo que es muy importante para ellas y ellos, pero también para Chile. Ojalá que programas de este tipo se repliquen”, remarcó.
En esa línea, agregó que la Universidad de Santiago tiene un rol social que se vincula “con lo que está pasando en estos momentos. En el caso de la inmigración, es una labor que se nos ha encomendado ser parte y acompañar en este proceso, pensando en una sociedad más justa, que, al mismo tiempo, considere la inmigración no como un peligro, sino como un elemento más de esta nueva sociedad, que es intercultural, más amigable… más colorida incluso”, concluyó.
Con respecto a la etapa en la que se encuentra el programa luego de cuatro versiones, el director del Instituto, Manuel Villegas, dijo que la iniciativa está “madura”, puesto que se ha logrado “una sincronía entre las/os profesoras/es y las/os estudiantes, también una propuesta curricular súper rica en relación a lo que ellas/os necesitan en el contexto de migración”.
Añadió que se ha desarrollado una educación multicultural que apunta no solo a formar en áreas que nos exige el currículum del Mineduc, sino que a “entregar una formación multicultural, una integración hacia nuestro país y un acercamiento idiomático a nuestra nación”, aseguró.
Graduadas y graduados
Las clases del Programa de Regularización de Estudios Migrantes comenzaron en marzo de y se extendieron hasta noviembre de este año. Fueron impartidas por profesoras/es del Instituto Comercial Eliodoro Domínguez Domínguez, más un facilitador del idioma creole y un coordinador pedagógico.
Además, de las materias tradicionales (lenguaje, matemáticas, inglés, entre otras), las/os estudiantes recibieron talleres de español, formación para el ejercicio de la ciudadanía y habilidades digitales, cuyos objetivos fueron permitirles contar con herramientas para insertarse en la sociedad chilena.
Entre la cincuentena de ciudadanas/os haitianas/os que se graduaron, se encontraba Budiona Redonice, quien leyó un discurso en nombre de sus compañeras/os de generación, en el cual agradeció a quienes contribuyeron en esta iniciativa, en especial a las/os docentes.
Terminada la ceremonia, dijo sentirse feliz por cerrar esta etapa, ya que significó mucho esfuerzo mental y físico, incluso durante este proceso perdió un trabajo luego que su jefe, de la época, la hiciera elegir entre los estudios y el empleo. Ella optó por la primera opción. “Más adelante quiero seguir estudiando. Quiero ser enfermera. Por eso para mí es un privilegio terminar este año así. Estoy muy contenta”, aseguró.
Al igual que Redonice, Jean Adlet Mathieu llegó hace seis años a Chile. Pensaba entrar directamente a la Universidad, pero el nivel de estudios conseguido en Haití no se lo permitió. Por este motivo, decidió entrar al programa de nivelación.
Entre su trabajo y las clases, logró hacer una rutina que contribuyó a ser reconocido como el mejor estudiante de la cohorte 2022. “Es un gran honor y no esperaba ser el mejor alumno, pero cuando uno trabaja mucho se logra. Es un premio muy grande y me siento feliz. Estoy esperando más para mi vida, para el futuro y para optar a otra cosa. Ir a la Universidad, estudiar y hacer más”, enfatizó.