El Dr. Patricio Rojas Montecinos, investigador del Departamento de Biología, con el deberá dirigir por el período 2016-2019 esta agrupación. Asume con el desafío de generar mecanismos de participación ciudadana para que la comunidad conozca la labor de los neurocientíficos del país. En su caso, investiga el origen de alteraciones en enfermedades psiquiátricas que no permiten tratamiento medicamentoso.
Durante la reunión anual de la Sociedad Chilena de Neurociencia (SCN) realizada en Buenos Aires, el investigador perteneciente a la Facultad de Química y Biología, Dr. Patricio Rojas Montecinos se convirtió en el primer académico de la Universidad de Santiago de Chile en asumir como Presidente de esta sociedad.El Dr. Rojas se incorporó al plantel hace 6 años y tras obtener su postítulo en Estados Unidos ha especializado su investigación en entender fenómenos patológicos que alteran el funcionamiento de ciertas regiones del cerebro. Respecto a su nombramiento manifiesta que “para mí esto constituye un reconocimiento a los neurocientíficos de la Universidad de Santiago, quienes han jugado un rol en el posicionamiento de este campo a nivel nacional”.Para los 3 años que dura el cargo, el académico se propone como desafío “mostrar a la ciudadanía que nosotros también somos parte de esta sociedad, que nos importa, que estamos trabajando con nuestros socios para generar diversos mecanismos de participación en la ciudadanía ya sea por redes sociales, por radio, por entrevistas, etc.”.El investigador asegura que su labor como presidente estará enfocada a la promoción de la investigación en neurociencia en el contexto académico como por ejemplo, la realización de eventos científicos, la investigación científica, la divulgación y concientización sobre la importancia del desarrollo científico en Chile.Resistencia al tratamiento de epilepsiaTeniendo en cuenta que cerca de un 5% de la población mundial ha sido diagnosticada con un trastorno psiquiátrico, junto a su equipo compuesto por tres tesistas de pregrado y doctorado, el doctor Rojas busca entender cuáles son las alteraciones en los circuitos sinápticos en epilepsia que inhiben el tratamiento de convulsiones mediante fármacos, que tiene un 1% de prevalencia en humanos y un 4% de prevalencia en perros, siendo una de las enfermedades con mayor predominio psiquiátrico en el mundo.“Nos interesa la epilepsia de tipo lóbulo temporal, que es la más común. Lo que estamos tratando de entender es como el funcionamiento anómalo de ciertos circuitos en el cerebro puede generar esta patología, y como si nosotros eliminamos esa parte anómala podemos restaurar el funcionamiento normal del cerebro, ya que un 70% de estos pacientes no tienen tratamiento con las terapias actuales”, explica.El proyecto que comenzó hace cuatro años ya tiene algunas formulaciones candidatas que provocan la disminución de las crisis convulsivas en animales de experimentación y también generan efectos in vitro disminuyendo las crisis.Según explica el investigador, “estas formulaciones buscan inhibir la actividad específica de una proteína, que tiene que ver con las concentraciones de iones en las células, particularmente el ion cloruro. Tenemos bastante evidencia, que en pacientes epilépticos la concentración de este ion está alterada. Entonces, haciendo que deje de funcionar esta proteína nosotros podemos hacer que el circuito se reestablezca, y los pacientes podrán responder al tratamiento”, asegura.Las pruebas de laboratorio en animales de experimentación se encuentran en su fase final para obtener conclusiones y comenzar la transferencia tecnológica a empresas o centros de salud interesados en utilizar las formulaciones como posibles tratamientos.Resistencia de invertebrados a temperaturas mínimasEn su fase final se encuentra otra investigación liderada por el doctor Patricio Rojas, la que busca responder cómo el sistema nervioso de animales que se encuentran a bajas temperaturas continúa funcionando con normalidad, como es el caso de los invertebrados marinos de la Antártica que se encuentran entre 2° sobre cero y 2° bajo cero.La indagatoria surge teniendo en cuenta que el sistema nervioso humano deja de funcionar a 3° de temperatura, y en el caso de animales invertebrados terrestres o marinos de la zona central suelen morir cuando son expuestos a 5° de temperatura, por lo que el académico busca responder cuál es la diferencia en los sistemas nerviosos de los invertebrados expuestos a bajas temperaturas, específicamente lapas antárticas ubicadas en las Islas Shetland del Sur.Entre las principales conclusiones el académico sostiene que “aquí hemos podido identificar algunos genes involucrados con estas adaptaciones que sufre este animal, y hemos podido ver que sus genes son diferentes y menos sensible a la temperatura que los que viven a temperaturas más elevadas”.