Es una de las primeras obras de Diego Velázquez (1599-1660). Fue pintada alrededor de 1617 y 1618, cuando su autor era solo un joven artista en su natal Sevilla y todavía no viajaba a Madrid, para convertirse en el pintor oficial del rey Felipe IV. Sus protagonistas son un trío de hombres con instrumentos musicales, alrededor de una mesa con pan, vino y queso, y su título es sencillo y directo: Tres músicos.
Es una de las escasas referencias musicales explícitas en toda la obra de uno de los mayores referentes del arte occidental, pero no es el único vínculo entre ambos mundos. Así se podrá ver y escuchar en Música en tiempos de Velázquez, el concierto que Syntagma Musicum Usach realizará el próximo miércoles 8 de mayo, a las 19:30 horas, en el Teatro Aula Magna Usach. Las entradas son gratuitas y están disponibles en Portaltickets.
“En general, nuestros conciertos tienen temáticas musicales, pero en este caso quisimos tomar a este titán de la pintura para mostrar este repertorio importantísimo que es el Barroco español del siglo XVII”, explica Jaime Carter, director del grupo de música antigua. “Las artes siempre se han desarrollado a la par y en esta época no fue distinto, especialmente porque estaban relacionadas con instituciones poderosas, como la monarquía y la Iglesia. Velázquez siempre estuvo bajo el alero de la monarquía, al igual que muchos músicos. Eran parte de un mismo mundo y se alimentaban mutuamente”.
Para graficar ese vínculo, Syntagma Musicum Usach abordará 13 piezas, la mayoría compuestas por José Marín (1628-1699) y Andrea Falconieri (1585-1656). En el caso del primero, se trata sobre todo de canciones acompañadas de guitarra o bajo continuo. En cuanto a Falconieri, serán piezas instrumentales que circulaban a través de todo el Imperio Español, incluso en las colonias americanas. También habrá obras que Gaspar Sanz (1640-1710) concibió para guitarra, un instrumento que en la época ya se alzaba como símbolo de música española; y creaciones para teclado, de autores que apenas dejaron rastros sobre su biografía, como el clavecinista y organista Bernardo Clavijo del Castillo (1545-1626).
“Es una parte de la música española que no ha sido tan difundida como el periodo anterior, de los grandes polifonistas del siglo XVI, que fue muy brillante”, apunta Carter, quien además destaca que dos invitadas se sumarán a la formación habitual del grupo: la violinista Natalia Cantillano y la percusionista Pilar Martín, quien incluso incorporará las tradicionales castañuelas.
¿Cómo se relaciona toda esa música con Diego Velázquez? “Una de las características de su pintura es que estuvo en el ambiente de la corte y la nobleza, pero nunca olvidó el mundo natural y las personas sencillas. Incluso cuando le tocó pintar reyes y señores, sus obras tienen ese toque natural. Las canciones que vamos a mostrar, por ejemplo, se llamaban tonos humanos porque eran cantos sobre personas sencillas y sus problemas, especialmente de amor. Ahí hay una unión de estos mundos pictóricos y musicales, en la simplicidad de la vida diaria”, responde el director de Syntagma Musicum.
Para que la relación entre música y pintura sea aún más evidente, durante el concierto se podrán ver diez obras que abarcan distintos periodos de la vida del pintor. La “Venus del espejo”, “La rendición de Breda” y “El bufón llamado don Juan de Austria”, por ejemplo, serán proyectadas en el escenario del Teatro Aula Magna.
Al mismo tiempo, Syntagma Musicum Usach abordará un repertorio cuya repercusión se puede percibir incluso en la actualidad: “El estilo que se generó en España durante este siglo se irradió hacia todas partes. Todo el repertorio de raíz folclórica latinoamericana tiene sus fuentes en aquella música, que nació en España y fue reinterpretada en nuestro continente. Aunque no los conozcamos, por ejemplo, estos tonos humanos y las canciones de esta época nos suenan cercanas”, concluye Jaime Carter.