Ingresó a estudiar Ingeniería de Ejecución en Metalurgia en 1966 a la UTE de Copiapó, donde fue presidente de los estudiantes de esa carrera. Se vino a Santiago el año 70, tras su sueño de transformarse en ingeniero industrial con mención en metalurgia (Ingeniero Civil). A fines del 72 fue elegido presidente de todos los estudiantes de la Universidad Técnica del Estado y es la memoria viva de la UTE, de su tradición, de sus logros y también de la lucha por un Chile mejor.
Escuchar a Osiel Núñez es rememorar con detalle los episodios más duros de las primeras horas de la asonada golpista. Nos encontramos con él en Experticia, donde es orgulloso socio fundador de una empresa dedicada a las tecnologías de control de polvo, pero ya hablaremos de eso. Junto a una taza de café recordamos los duros momentos que marcaron su vida, pero que lo mantienen más fuerte y vivo que nunca. “Sigo detrás de mis objetivos”, remarca.
¿Cómo fue la antesala al Golpe Militar en la Universidad Técnica del Estado?
_La noche del 10 de septiembre se preparaba todo en la UTE para una exposición titulada “Por la vida, siempre”. Me informaron desde La Moneda que asistiría el Presidente Allende y haría un gran anuncio para el país: convocaría a un plebiscito ciudadano. No obstante, antes de las 8 de la mañana del 11 ya había disparos y movimiento de los navales en Quinta Normal. Decidimos convocar a los estudiantes a ocupar el Plantel y a constituir brigadas para turnos y alimentación, además de realizar asambleas. Ahí estábamos con Emilio Daroch. Nos quedamos alrededor de 900 estudiantes, más académicos y funcionarios. Desde la Universidad veíamos el sobrevuelo de los aviones bombardeando La Moneda. Hasta mediodía las puertas de la UTE estuvieron siempre abiertas. Recuerdo que lo primero que hicieron los del destacamento de la Armada fue ametrallar y destruir la radio universitaria.
Esa tarde debió ser extremadamente tensa. Entiendo que hubo momentos en que se quiso deponer la toma y que los estudiantes regresaran a sus hogares, pero las condiciones en las calles ya eran peligrosas.
_Cerca de las 6 de la tarde una patrulla militar exigió mi presencia para negociar la salida de los jóvenes asegurándonos que no habría represalias, pero la cercanía del toque de queda y el peligro de las balaceras en la calle lo hicieron imposible por seguridad de los estudiantes. Entonces se coordinó con el militar a cargo la salida voluntaria para la mañana siguiente en buses que dejarían a los compañeros en puntos cercanos a sus hogares. Nos quedaríamos esa noche en la Universidad, pero no podríamos circular entre Casa Central y la Escuela de Artes. Los militares al atardecer rodeaban la UTE y desde Villa Portales disparaban. Ahí muere Hugo Araya desangrado en la calle al intentar fotografiar lo que pasaba. En Casa Central había un centenar de estudiantes, pero decidimos instalarnos por seguridad en la sala del Consejo Superior.
Estaba claro ya que el acuerdo no lo iban a respetar…
_El mismo oficial que había dado garantías de que el desalojo seria tranquilo nos sorprendió la mañana siguiente asaltando la UTE con ráfagas de metralleta. Luego se le uniría un destacamento del Regimiento de Infantería Nª 21 “Arica”. Los disparos no solo eran de fusilería sino de cañones.
Osiel fue llevado al patio de Las Rosas, frente a Rectoría por quien luego se enteraría que era Marcelo Moren Brito. El uniformado le exigía decir dónde estaban las armas, armas que nunca existieron, y que le contara de un supuesto entrenamiento militar estudiantil, de lo contrario un tirador escogido tenía órdenes de dispararle a las piernas si no respondía una vez; al estómago si se negaba a hablar por segunda ocasión; y a la cabeza si no respondía su requerimiento a la tercera. Dos balas pasaron a centímetros de su cuerpo ante su negación y silencio. El personaje que daba las órdenes era el mismo que se incorporaría luego a la Dina como tercer jefe de la Brigada de Inteligencia Metropolitana, BIM, torturando y haciendo desaparecer a partidarios del gobierno de la Unidad Popular y que luego estaría a cargo de ejecuciones en el norte con la Caravana de la Muerte dirigida por Sergio Arellano Stark.
Marcelo Moren Brito ese 12 de septiembre estaba frente a Osiel Núñez ordenando su fusilamiento, pero otro militar en ese momento llegó al lugar afirmando que las tropas estaban, supuestamente, siendo atacadas desde la Escuela de Artes.
¿Eso lo distrajo me imagino y su atención se centró en ir a ametrallar la Escuela de Artes?
_Si, pretendía por todos los medios atacar la Escuela de Artes. Le grité en reiteradas ocasiones que no dispararan porque esa era la razón por la que los estudiantes no se entregaban. Le pedí ir yo a hablar con los jóvenes. Accedió, pero antes me dijo “esta vez te estás jugando la vida, cabro”. Me identifiqué y pasé entremedio de los militares. Eso pudo haber sido una masacre, pero finalmente Moren Brito me escuchó y detuvo la orden de atacar.
Uno a uno fueron saliendo los estudiantes con las manos en alto, luego en la nuca y subidos a microbuses rumbo al Estadio Chile. Hasta el día de hoy, Núñez no se explica qué hizo entrar en razón a Moren Brito, ni menos la arenga que le dio a sus soldados reconociendo en Osiel a un líder del que debían aprender por su actitud valiente que salvó la vida de centenares de estudiantes; tampoco se explica por qué recomendó un buen trato para él, lo que no se respetó en el Estadio Chile cuando una especie de tribunal militar lo condenó a fusilamiento. Finalmente sería en los pasillos del recinto, donde vería por última vez a Víctor Jara ser apartado de la fila donde después el cantautor fue asesinado.
Osiel fue trasladado al Estadio Nacional donde recibió extremas torturas y comenzó un largo periplo que incluyó luego la Cárcel Pública, Anexo Cárcel, 3 y 4 Álamos y registro domiciliario. Dos años después viajó a Praga. Regresó el 82, fue vocero del PC, fue expulsado a Argentina y Colombia, países donde se negó a ingresar y lo devolvieron a Chile. Rompió con el exilio, lo relegaron a Melinka. Quedó con arraigo nacional. Firmaba una vez al mes, pero la justicia le permitió volver a Praga para ver a su hija gravemente enferma. Ya con el Gobierno de Aylwin instalado regresó a la nación donde las condiciones laborales fueron cuesta arriba.
“Nadie me daba pega. Sentía una profunda pena con aquella frase de “justicia en la medida de lo posible”, pero debía vivir y trabajar. Estudié sobre la contaminación de Santiago e idee el primer purificador de aire en Chile. Apareció el mundo minero en mi horizonte, con sus problemas de gases y partículas. Constituí una sociedad con otro ingeniero de la UTE y después de 3 empresas soy socio fundador de Experticia, que es parte de Grupo Air, con contratos de mantenimiento en tres mineras con 70 trabajadores allí y 28 en Santiago. Somos una de las empresas más importantes en el control de polvo en plantas mineras. Ha sido un aliciente. Los torturadores trataron de destruirme, pero todo lo que he construido son triunfos contra ellos: mis estudios, mi familia, este emprendimiento, y un postitulo de gestión y ordenamiento ambiental en la Usach, el último vagón para reciclarme en el mundo de la Ingeniería”, destaca.
Siempre se dice que la Usach es la heredera de la tradición de la UTE. ¿Qué piensas a un día de conmemorar otro 11 de septiembre?
_Hay elementos mágicos que están presentes y que posibilitan que la Usach sea esa heredera, hasta el hecho de que esté allí el Campus. La UTE llegó a hacer la reforma universitaria. El poder reformista de la Universidad profundamente democrática generó una nueva institucionalidad. La gran mayoría de los jóvenes estudiaba de manera gratuita. Estaban los recursos, estaba todo. Yo sigo vinculado a la Usach porque hay una parte del alma de la UTE que esta allá. Ojala la Universidad de Santiago marqué nuevos hitos en su movimiento estudiantil y en su conjunto como Plantel. Las romerías que realizan cada año son extraordinarias. Ha habido sensibilidades importantes, tales como el monumento a Víctor; la calle que honra a nuestro rector Enrique Kirberg; la plazoleta de Víctor; el recordatorio a Gregorio Mimica, son gestos que te hablan que siguen en nuestra memoria los 88 caídos de nuestra Universidad que sellaron con su vida el compromiso con el gobierno popular.
¿Y se agrega un nuevo hito como dices tú…el cambio de nombre de calle Ecuador a Avenida Víctor Jara?
_Es una alegría inmensa. Un acto de extraordinaria justicia para Víctor, para su familia, para los compañeros y al mismo tiempo un enriquecimiento enorme para nosotros como sociedad chilena. Es un orgullo que una avenida chilena lleve el nombre de Víctor y además-imagínate- va a estar ahí al lado de la Universidad de Santiago, de esa UTE donde él fue a reconocer filas para defender al gobierno popular. ¡Qué maravilla será ver la intersección de Víctor Jara con Enrique Kirberg! (concluye emocionado).