Este miércoles se llevó adelante el Censo 2017, jornada que movilizó a miles de personas en todas las regiones del país. Pese a problemas puntuales, las autoridades de Gobierno destacaron la jornada y señalaron haber saldado una deuda, en alusión a la fracasada experiencia de 2012. No obstante, desde la oposición hubo críticas respecto a la gran cantidad de recursos invertidos para recabar, a su juicio, poca información.Para el sociólogo y académico del Instituto de Estudios Avanzados (IDEA) de la Universidad de Santiago de Chile, Dr. Cristián Parker, no existía otra posibilidad. “No podíamos darnos el lujo de hacer un nuevo Censo completo con el riesgo de que volviera a fracasar”, afirma. “Aquí, se apostó por hacer uno que no fracasara y la opción fue hacer una medición que, aunque abreviada, no es de menor valor”.Aunque reconoce que la encuesta no recoge información respecto a discapacidad, nacionalidad, religión o electrodomésticos, destaca que “técnicamente, el Censo está muy bien hecho y preparado. Las informaciones que recaba son realmente valiosas y necesarias”.Frente a la crítica de sectores que señalan que el cuestionario no permite reflejar las necesidades de la clase media, sostiene que “no hay que confundir lo que es un Censo, que tiene una funcionalidad y objetivos distintos a los de una Encuesta de Caracterización Socioeconómica”.“Estrictamente hablando, el Censo no se hace para fundamentar la distribución de bonos o beneficios sociales, no obstante que puede contribuir a orientar políticas similares de transferencia de recursos”, explica.“Este Censo revelará una suma de datos que son súper importantes para la comprensión de quiénes y cómo somos los chilenos, y como marco de referencia para la elaboración de las políticas públicas”, indica.Sobre este punto, enfatiza que “este es un censo intermedio, y debe considerarse con esas características. Siendo así, se entiende que las autoridades hayan optado por esto, y que en vez de hacer 30 o 40 preguntas, se hicieran 21”. Problemas Durante la jornada, hubo críticas en sectores de La Florida y Ñuñoa que no fueron censados. En Conchalí, el alcalde estuvo hasta última hora intentando reclutar voluntarios. Fuera de Santiago, la comunidad indígena de Temucuicui rechazó someterse a la medición.Al respecto, el sociólogo recuerda que el INE aun cuenta con facultades para recoger la información que no se pudo obtener en un día y, aunque reconoce que “no hay ningún Censo perfecto” y que “todos tienen un porcentaje de omisión que oscila en el 2%”, indica que “las posibilidades de que el actual tenga una cobertura máxima son muy altas”.“Los reclamos de algunas comunidades no van a afectar ni invalidar el Censo. Van a entrar en ese porcentaje de omisión”, indica.Además, el sociólogo subraya que que “lo que se planteó en Temucuicui no es un problema del Censo, sino con el conflicto no resuelto de la población mapuche. Hay reivindicaciones y derechos que no han sido escuchados”.
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Frente a las críticas por el carácter acotado de la encuesta, por el volumen de recursos que moviliza y la pertinencia de los datos recabados, el sociólogo y académico de la Universidad de Santiago de Chile, enfatiza que el objetivo de la medición es constituir un marco de referencia poblacional y no un instrumento “para fundamentar la distribución de bonos o beneficios sociales”. Además, afirma que “no podíamos darnos el lujo de hacer otro Censo completo con el riesgo de que volviera a fracasar”.
Redacción