Jeannette Jara Román atiende nuestro llamado desde la Contraloría de la Universidad de Humanismo Cristiano donde están sus oficinas labor que, como abogada, alterna con las clases que realiza como profesora por hora en nuestra Casa de Estudios y su candidatura a magister de Gerencia Pública en la FAE.
Jeannette forma parte de la primera generación de administradores públicos de la Usach, egresó el año 1996 y un año más tarde se tituló. En esa etapa de su vida fue electa presidenta de la Federación de Estudiantes. Destaca que siempre le gustó trabajar en políticas públicas orientadas al bien común.
¿Por qué eligió la Universidad de Santiago para cursar esta carrera?
-Mi padre había hecho un curso de perfeccionamiento a través del convenio CUT- UTE y para él había sido motivo de mucho orgullo estar en esas aulas. Por eso siempre me llamó la atención la historia de la Universidad. Estudié una carrera que tiene diversidad en la composición de sus alumnos, pero que nos transformamos en un núcleo de amigos y compañeros bien potentes. De hecho, hasta el día, de hoy todos los egresados de la carrera estamos en una red y nos comunicamos permanentemente; además, nos divertimos, hacemos asados. Humanamente esta carrera es muy rica, pero tiene una formación muy rigurosa. A veces como egresado, en un principio uno se siente medio inseguro, pero al ejercer te das cuenta de la formación sólida de la Usach.
¿Fueron años difíciles en lo político durante su permanencia en la Universidad, aunque ya hace un tiempo había retornado la democracia?
-Sí, fueron difíciles porque el neoliberalismo se había afianzado durante la transición y había una amenaza de algunos por radicalizar la subordinación al mercado en las universidades estatales. Desde el movimiento estudiantil logramos resistir a esa idea y nos movilizamos con el Confech para detener un proyecto de ley que se llamaba Modernización de las Universidades Estatales, pero en su matriz consideraba la privatización de las mismas.
¿Cómo fue su experiencia de un año dirigiendo la Feusach?
Fui elegida al final del periodo que egresé, el año 96, entonces el 97 ejercí en el tiempo que hacía mi tesis. Mi experiencia fue muy enriquecedora porque tuvimos la posibilidad de reconstruir la Federación de Estudiantes, refundarla. A partir de la lucha contra la dictadura, las federaciones tuvieron una potencialidad importante, pero en los 90 varias se fueron quebrando, entre esas la Feusach que estuvo desaparecida entre tres y cuatro años, porque los movimientos estudiantiles debieron reenfocar su lógica de representación. A mí me correspondió refundar la Federación con propuestas alternativas: primero el arancel diferenciado y luego la gratuidad; el claustro universitario que pretendía abrir espacios para la democratización del Plantel y además el Plan Estratégico Institucional, que la vincularía con el desarrollo del país, en una matriz de justicia social. En lo cultural, además, la semana cachorra del 97 constituyó un gran hito de nuestra gestión, porque en la Escuela de Artes y Oficios pudimos ofrecer La Negra Ester, en forma gratuita y con Andrés Pérez encabezando el elenco, lanzando a la multitud un ramo de crisantemos al finalizar la obra. Eso aún me emociona.
Volviendo a los tiempos actuales, ¿cómo ve la actual Universidad de Santiago y qué ha significado en su vida profesional?
La Usach es mi casa. Siento un gran afecto por la comunidad universitaria, por sus trabajadores, estudiantes y académicos, pero además por su historia, por haber estado siempre al servicio de la educación pública y del desarrollo del país. Nuestra Casa de Estudios enfrenta enormes desafíos que la harán avanzar aún más en su carácter de Universidad nacional y en el aporte a la comunidad, pero sin duda hechos como su labor en la Consulta Municipal, donde la Usach ocupó un rol tremendamente importante, me hacen sentir mucho orgullo de haber estado en sus aulas. Concuerdo plenamente con aquella frase: “El profesional no nace. El profesional se hace” y eso te lo da el Plantel, no solo su formación académica, sus relaciones interpersonales, su formación cultural y propedéutica más allá del ámbito de los ramos que haces. El hecho de que todos estemos en un mismo campus te hace conocer compañeros de otras carreras, la organización triestamental también. Es un bello ejercicio de vida pertenecer a la Universidad de Santiago.
Pensiones y crisis social
Es inevitable consultarle como exsubsecretaria de Previsión Social sobre el manejo del Gobierno frente a las demandas sociales y en particular del tema pensiones.
"El tema de las pensiones grafica el tema de la dignidad en la crisis sistemática, porque tienes en esa demanda, muy sentida, muy necesaria e indispensable, no solo a los pensionados luchando por ella, sino que también tienes al conjunto de la sociedad pidiendo dotar de dignidad a las personas mayores. Por eso, este despertar de Chile es más integral y sistémico que lo que vimos antes, pero además nos desafía a encauzar un camino de soluciones para el futuro, con bases de igualdad y justicia social. Hay que leer lo que la ciudadanía está diciendo. No puede pasar que se tape el sol con un dedo y con pequeñas medidas de agenda, no sustantivas, nos quedemos conformes porque si eso ocurre en un tiempo mediano va a volver a estallar".
Desde su experiencia, ¿qué debería hacer el Gobierno para mejorar las pensiones de los chilenos?
Déjame darte un dato. De los últimos pensionados del mes de noviembre, la mitad eran mujeres y la mitad de ellas tuvo una pensión inferior a 1 UF. La tasa mediana de pensiones en Chile está en 25.500 pesos. No podemos pensar que un pequeño reajuste solucione este drama. Se requiere una reforma tributaria progresiva, que aporte mayores recursos al Estado de quienes más ganan e incorporar solidaridad a través de mecanismos de reparto, que hagan de Chile un país con sistema mixto.