Desde el colegio estuvo ligada a la química y a la biología, por ende no fue extraño que su vocación se dirigiera en un primer momento hacia la nutrición o las carreras de áreas de la salud. Sin embargo, un reportaje en la prensa sobre una ingeniera en alimentos que trabajaba en el desarrollo de productos nuevos le llamó la atención. Ingeniería de Alimentos, de la Facultad Tecnológica era una carrera poco conocida en esa época, pero integraba todas las disciplinas que a ella le gustaban.
-Di la PSU y fue como tincada. Probé como me iba. El primer año fue un tanto frustrante porque estaba frente a ingeniería dura, con ramos de álgebra, cálculo, física, pero ya en segundo y tercer año me encanté con la carrera.
¿Antes de ingresar a la Educación Superior, que sabías de la Usach?
-La verdad poco. Soy la mayor de cuatro hermanos, así que no tenía la experiencia de los mayores que pudieran inculcarme el cariño por un Plantel. Como había solo dos universidades que ofrecían la carrera, (la Universidad de Santiago y la Universidad de Chile) me quedé en la Usach. Me gustó cuando la visité durante una Feria del Postulante. La infraestructura, el campus gigante con todas las carreras juntas, todo me llamó la atención, además los propios estudiantes de Ingeniería de Alimentos nos hicieron un recorrido por las instalaciones y ahí me enamoré de la Universidad.
¿Cómo recibieron tus padres la noticia de que habías quedado en la Universidad de Santiago?
-Estudié en un colegio emblemático de la Región Metropolitana, el Liceo 1 de Niñas. Yo soy primera generación de mi familia que ingresó a la Educación Superior. Mi papá terminó sus estudios cuando sus hijos habían crecido. Mi familia estaba orgullosa de ver a su hija mayor ingresar a la Universidad. Somos una familia de clase media que optó por tener una educación mejor. La Usach era inmensa, gigante, nos perdíamos al interior del Campus. Era entretenido, tenías clases de cálculo en la EAO y después química en la Facultad; caminábamos harto. Yo me perdía todo el primer mes, pero eso era lo rico, el ambiente. El primer año fue como el colador. El 30% desertó. En la carrera predominaban las mujeres. De los 40 no había más de 15 hombres. Y en el mundo laboral también se observa ese fenómeno. No tuve Beca Bicentenario. Opté a 100% crédito.
¿Te llamó la atención la diversidad al interior del Campus?
-Eso es un plus de la Universidad. Yo tenía compañeras del colegio con quienes me juntaba a almorzar y me decían que eso les gustaba mucho de la Usach, porque compartías con estudiantes de todas las carreras. Si uno se inscribía en un taller conocía a los de química, de eléctrica, de medicina. En el mundo laboral uno los identifica. Tengo muchos colegas que son ex alumnos de la Usach, muchos ingenieros químicos y mecánicos en la industria donde me muevo reconocen el prestigio de los profesionales de la ingeniería más dura que egresan del Plantel. Incluso en Watt’s, muchos ingenieros de la Usach tienen cargos de responsabilidad y yo creo que las empresas buscan ese perfil que es súper marcado.
¿Cuál fue la importancia de tu formación académica para transformarte en Jefa de Desarrollo de Envases?
-La formación de la Usach es muy potente. La calidad de sus laboratorios, de los informes que teníamos que hacer para asignaturas más específicas, es una enseñanza que he aplicado. Son muchos los conocimientos técnicos que me enseñó la Universidad. Hice un ramo específico de envases de alimentos. La Universidad cuenta con el único laboratorio de envases a nivel nacional súper reconocido que es el Laben. Yo llego a Watt`s porque el jefe de envases de la empresa en esa época , necesitaba un ingeniero de desarrollo de envases y ante ese tipo de requerimientos siempre llamaba a la Usach y en especial a la profesora María José Galotto, para pedirle currículo de tesistas que estuviesen terminando la carrera. Hasta el día de hoy si necesito hacer alguna analítica para mi trabajo o requiero algún consejo técnico yo también recurro a la Universidad, porque el Laben es el único laboratorio reconocido en el país dedicado a envases de alimentos.
La Usach me dio la capacidad de ser metódica, estricta. El trabajo riguroso y el pensamiento analítico. Recuerdo los laboratorios de intercambio de calor; la Universidad tiene una planta piloto que simula procesos de la industria de alimentos. Había ramos fuertes, difíciles y con informes a entregar sumamente analíticos. En el área técnica tengo muchos colegas que provienen de la Usach y eso te indica que hay un prestigio bien ganado. Han tenido una buena experiencia con quienes salen de nuestra Universidad. Mi desafío pendiente es hacer un Magíster, especializarme en algo relacionado a la ingeniería industrial o a la innovación, siempre en la Universidad de Santiago.
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Estudió Ingeniería de Alimentos en la Facultad Tecnológica y pese a ser Watt´s la primera y única empresa en la que ha trabajado, agradece que hayan reconocido su profesionalismo y dedicación, por la que actualmente es Jefa de Desarrollo de Envases de las cuatro plantas que tiene en el país. Jessica Sáez, protagonista de este Soy Usach de hoy viernes destaca la importancia del Centro de Innovación en Envases y Embalajes de la Universidad de Santiago, LABEN-CHILE en su arribo a la empresa.
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