El cientista político del Plantel Rodrigo Osorio, subraya que uno de los principales problemas de la restricción de espacios para instalar propaganda, es que impacta en una menor visibilidad para los candidatos nuevos. “Sin esta normativa, probablemente los nuevos postulantes habrían tenido mayor posibilidad de competir en igualdad de condiciones. La norma es perfectible”, asegura.
El viernes pasado comenzó el periodo de propaganda electoral con miras a las próximas elecciones municipales, el cual se extenderá hasta el 20 de octubre. Una de las principales novedades de este proceso es la nueva legislación del Servicio Electoral (Servel) que restringe los espacios para colocar propaganda a lugares determinados por el propio organismo. En concreto, se habilitaron 2.896 espacios públicos, excluyendo lugares emblemáticos como la Plaza Italia, por razones de seguridad vial y de tránsito.El cientista político de nuestra Universidad, Rodrigo Osorio, reconoce los avances que implican las modificaciones introducidas a la Ley 18.700, pero advierte que “dado que los candidatos no van a poder poner propaganda en todas las calles, esto favorece al candidato incumbente. Es decir, los alcaldes que quieren la reelección, que tienen mucha más visibilidad por el hecho de ser alcaldes anteriormente y no necesitan tanta propaganda electoral, como los candidatos desafiantes”.El académico de la Facultad de Humanidades del plantel explica que “los candidatos nuevos tienen un periodo mucho más corto para darse a conocer”, mientras que “los candidatos que ya eran alcaldes partieron su carrera por la elección mucho antes”.En ese sentido, afirma que “sin esta normativa, probablemente los candidatos desafiantes habrían tenido mayor posibilidad de competir en igualdad de condiciones. La norma es perfectible”.“Es la primera vez que se implementa algo así, por lo que no se sabe qué puede pasar. Algunos apuntan a que puede fortalecer a los partidos políticos y otros, aportar a disminuir notablemente la participación electoral. La verdad es que lo único que tenemos claro hoy es que la norma favorece a la transparencia. Ahora, podremos saber cuánto gastan los candidatos”, continúa.Menos propaganda electoral: el desafío de informarseDe acuerdo a Osorio, la propaganda electoral se dirige, principalmente, a quienes cambian sus preferencias en todas las elecciones y que, por lo mismo, tienen un comportamiento electoral que responde a variables de corto plazo. “Es precisamente para este grupo de votantes que es importante la propaganda electoral, para informarles quienes son los candidatos y de qué partidos”.Sin embargo, reconoce que “en los últimos años, hemos visto un fenómeno relativamente interesante, que es el que las palomas no llevan los logos de los partidos. Se informa quiénes son los candidatos, pero no donde militan, y eso tiene que ver con un proceso de personalización de la política y debilitamiento de los partidos políticos”.Por eso, proyecta que “probablemente, el hecho de que los candidatos no hagan tanta propaganda respecto a en qué partido militan hará que los partidos se esfuercen mucho más en visibilizar sus programas más que el de los candidatos”.