La comunidad escolar del Colegio Araucarias de Chile, de Conchalí, participó en la Segunda Cátedra de Ergonomía “Sistemas de trabajo en ambientes escolares: Mejoramiento de la convivencia escolar”, organizada por estudiantes del Departamento de Ingeniería Industrial.
Testigos de un conmovedor relato fueron los estudiantes del Laboratorio de Ergonomía y Desarrollo Humano (LEDH) del Departamento de Ingeniería Industrial, quienes conocieron este miércoles (20) la experiencia de una escuela de Conchalí, que logró reducir casi a cero sus índices de violencia escolar.Se trata del Colegio Araucarias de Chile, establecimiento municipal que implementó el programa “Recreo Entretenido”, iniciativa que reformuló la forma de emplear el tiempo libre de los niños durante el horario de clases.En el marco de la Segunda Cátedra de Ergonomía “Sistemas de trabajo en ambientes escolares: Mejoramiento de la convivencia escolar”, organizada por los estudiantes del LEDH, la directora del colegio y gestora del proyecto, María Isabel Carmona, explicó cómo enfrentaron el problema de la violencia escolar. “Partimos por transformarnos en una escuela que eduque para vivir en comunidad. Empezamos abordando los problemas de violencia en los recreos”, sostuvo esta profesora con más de cuarenta años de experiencia en establecimientos educacionales que atienden a niños socialmente vulnerables.Inédita experienciaEn el Colegio Araucarias de Chile se hizo una delimitación del patio con diversos tipos de juegos, a los que los niños pueden acceder libremente. De esta forma se crearon los “rincones” de ajedrez, arte, deporte, juegos tradicionales, ciclismo y revistas, donde los escolares, guiados por profesores o personal no docente, desarrollan actividades que los mantienen entretenidos y alejados de situaciones que pueden derivar en bullying.“El juego es eminentemente educativo”, precisó la directora María Isabel Carmona, advirtiendo de esta forma que su proyecto “Recreo Entretenido” está lejos de evadir las responsabilidades y exigencias escolares del currículo escolar, que fue uno de los reparos de padres y apoderados cuando se comenzó a implementar.Los resultados han sido positivos. Los índices de violencia física en este establecimiento de Conchalí bajaron de 30 por ciento, en 2007, a 0 por ciento, en 2011. Del mismo modo cayeron los índices de violencia psicológica, el matonaje, acoso, y los conflictos de barrio. “La sociedad actual educa en los antivalores. Los niños imitan el individualismo y la competencia, y creemos que a través del juego estamos haciendo un aporte (…) el juego tiene un carácter social y debe ser el motor principal del aprendizaje en nuestros niños”, manifestó María Isabel Carmona a los estudiantes de Ingeniería de Ejecución Industrial.“No bastan leyes”Seguidamente, expuso en la Cátedra la profesora y ex ministra de Educación, Mariana Aylwin, quien dio a conocer el trabajo en convivencia escolar de la Corporación Aprender en establecimientos educacionales de sectores vulnerables de Santiago.La ex secretaria de Estado aseveró que para abordar la violencia escolar no bastan las leyes ni las normas. “Se debe pasar de una cultura autoritaria a una cultura de derechos (…) se debe aprender a convivir”, puntualizó, junto con enfatizar sobre las sanciones que deben recibir los estudiantes que maltratan física y sicológicamente a sus compañeros, deben ser formativas, no obstante -precisó- que los actos graves, como portar armas en los colegios, deben tener consecuencias como la expulsión.Finalmente, la ex ministra de Educación hizo un llamado de atención a la forma en que actualmente los profesores enfrentar situaciones de violencia escolar. “Los docentes carecen de herramientas para manejar los conflictos, las universidades no se las están entregando en su formación”, concluyó.